4. ❝Pero por el amor de Dios, a ella no la toques.❞

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Primero que nada, PERDOOOOOOOOON por todo el intervalo de tiempo que estuve sin publicar, pero aqui esta, el último capítulo de don't touch her. ¡Disfrutenlo! No olviden votar & comentar que les parecio y si quieren un epílogo. 


Al terminar la primera pelea, la sala donde todos se encontraban estaba ardiendo, lanzando un humo asfixiante.

Natasha, la más débil en esos momentos, le costaba respirar, todo le daba vueltas, y tenía un dolor punzante en un costado de su cabeza. Le lanzó una mirada a los demás, todos tenían golpes, pero no estaban tan heridos como ella.

Sintieron una explosión, la segunda pelea ya comenzaba.

― ¡Es tan bello que la estén protegiendo! ― la rubia movió su cabeza de lado a lado, mientras una sonrisa casi psicótica. ― Los veré morir a todos juntos.

Por mientras que Yelena daba su discurso de como todos los vengadores morirán, Wanda se tomó el tiempo de entrar en su mente.

Vio a una Natasha con mirada aterrada, mientras todos ellos estaban muertos. Yelena se acercaba a ella, mientras susurraba palabras que hicieron que la pelirroja cayera sobre sus rodillas y los sollozos comenzaran a salir.

El escenario cambió, las rusas estaban en un sótano tétrico. Romanoff estaba amarrada de manos y pies a un grueso tubo, sus muñecas sangraban, moretones, lágrimas y sangre se repartían el espacio sobre su cara. Un hombre con la cara deformada y mirada sádica se acercó a ella, acariciándole las piernas desnudas. El primer latigazo resonó en el lugar, Natasha jadeo, sus lágrimas comenzaron a caer de nuevo, los siguientes latigazos se repartieron entre sus brazos, cintura, piernas y mejillas.

¡Mátame ya, Yelena! ¡Ya no lo soporto más! ¡Por favor, mátame! La pelirroja suplicaba su muerte, mientras la rubia la miraba con regocijo.

Wanda dio un grito desgarrador, mientras sus ojos tomaban un color más escarlata del normal.

― ¿Te ha gustado lo que has visto en mi mente, niña? ¿Haz disfrutado ver tu muerte y las torturas de Romanoff? ―Una sonrisa socarrona se extendía por el rostro de Yelena, mientras se acercaba cada vez más a la castaña―

Los ojos de Wanda se encendieron de su habitual color escarlata, no hacía falta leer mentes para ver la furia que reflejaba la joven. La mutante extendió su mano, concentrándose en un órgano de la rusa. Su corazón.

Lo había hecho con Ultrón, con un humano debería ser igual de fácil.

Lo había hecho con Ultrón, con un humano debería ser igual de fácil

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Alejó su mano bruscamente de Belenova, quien cayó al instante. El corazón de la rubia emanaba sangre a montones, algunas gotas fueron a parar al rostro de la recién fallecida. Wanda soltó de inmediato aquel órgano, mientras miraba su mano aterrada.

Unas pisadas metálicas fue lo siguiente que sonó, y definitivamente no eran de Iron Man.

― Un excelente espectáculo, de verdad. Pero necesito matarla, así que es mejor que no se interpongan. ―Ultrón señaló con una de sus garras metálicas a Natasha, quien lo miraba desafiante. Era la mejor espía, era una vengadora. Podía salir de esta. ―

Romanova se acercó al robot mirándose las uñas, su aspecto no era el mejor, pero seguía viéndose desafiante, seguía viéndose letal.

Ultrón atacó, pero Romanoff fue más rápida.

Sus piernas quedaron en el cuello del androide, mientras sacaba sus varas eléctricas. Ultrón aprovecho esos segundos para enterrar sus garras en la pierna de la rusa, la cual al instante gritó de dolor y encajó la vara eléctrica en su cuello.

Recordó por segundos las veces que Stark desactivaba sus máquinas, Ultrón seguía haciendo presión en su agarre, Natasha no se permitió llorar, solo busco el maldito punto débil del androide.

Ultrón sacó sus garras de la pierna de Natasha, mientras ella enterraba la segunda vara eléctrica. Subió su brazo, mientras volvía a enterrar sus garras, esta vez en la cadera de la espía. 

Un segundo grito de dolor resonó, Natasha metió su mano dentro de una de las separaciones del nuevo cuerpo de Ultrón, tirando todo cable que se enredaba en sus dedos, y así, desactivando al androide.

Cayeron fuertemente al sueño, las garras de Ultrón aún enterradas firmemente en su cuerpo.

Sintió como una mano acariciaba su mejilla, como las garras eran sacadas de su cuerpo. Intento abrir sus párpados nuevamente pero no dio resultado.

― Natasha, resiste, los agentes están siendo eliminados, ganamos. ―El característico acento de Wanda fue lo último que escucho. Antes de caer inconsciente. ―

― ¡Steve! ¡Steve! ―Wanda comenzó a buscar el pulso de Natasha, lo encontró, pero este se iba debilitando cada vez más. El hombre del traje estrellado corrió rápidamente hacia la adolescente. ―

― Se está desangrando, debes llevarla rápido donde Helen. ¡Ve, Steve!

El capitán tomó en sus brazos a la espía y corrió como nunca antes lo había hecho.

Helen Cho activo el arca de regeneración, mientras trataba de detener el sangrado que cada vez iba en aumento. Steve no volvió a la batalla, solo se quedó ahí, rezando en silencio para que la mujer que amaba sobreviviera.

La doctora surcoreana trabajaba rápido, conectando rápidamente el electrocardiógrafo y la ventilación mecánica, colocó la camilla de Natasha bajo el arca de regeneración, al instante este comenzó a funcionar.

― La regeneración evitara su muerte, pero perdió una considerable cantidad de sangre. Steve, tú eres el único con el suero. Necesito que dones un poco de tu sangre para ella.

― Con gusto. ¿Dónde empezamos?

Steve sonrió, haría lo que sea para que Natasha Romanoff volviera en todo su esplendor.

Ni siquiera se dio cuenta cuando la aguja entró en su vena, ni cuantos litros de sangre fueron sacados de su cuerpo.

Comió de la galleta que Helen le había dado, un pequeño pitido indicó que el arca había terminado. La doctora comenzó la transfusión de sangre, mientras Natasha comenzaba a moverse.

― Hey, Nat. ―Helen saco el respirador, mientras Natasha intentaba sentarse. ― No, no lo hagas, quédate quieta. ―La rusa asintió, Rogers se acercó a la camilla inmediatamente. ―

― Hola preciosa.

― Hey.

Los dos sonrieron, mientras los demás vengadores entraban en la sala poco a poco.

― ¡La arañita está viva, hay que celebrarlo!

― Ni se te ocurra Stark, la mayoría de tus fiestas terminan mal.

― ¿Podrían dejarme a solas con Steve?

Tony iba a comentar algo, pero Wanda le cerró la boca antes de que hablara.

― Vamos, afuera, chu.

Quedaron solos nuevamente, Romanoff pasó una mano por la nuca del americano, acercándolo a ella. Steve no lo dudo, y junto sus labios en un necesitado beso.

― No dejare que te vuelvan a dañar ―Susurró mientras sus labios se separaban de los de Natasha― Nat, te lo prometo, pueden llevarse mi vida, golpearme, herirme, matarme, pero por el amor de Dios, a ti no te tocaran.

La rusa volvió a besarlo múltiples veces, con un te amo en el intervalo de tiempo en el que se separaban para tomar aire.

Se amaban, como nunca habían amado antes.

Fin. 


Don't touch her. » romanogers.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora