Cuatro.

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Faltaban quince minutos para que tengamos la clase de Comunicaciones, varios pensamientos inundaron mi mente en ese momento: "No puedo hacerlo. No puedo contarles las cosas que hago. ¿Y si digo que no hice el ensayo? No... si no lo presento seguro que reprobaré la materia. ¡Maldición! ¿Qué haré?"

El timbré sonó y me hizo volver a la realidad. Todos en el curso se levantaban, yo sin embargo seguía en mi lugar. Me sentaba atrás del segundo lugar en la tercera fila, luego seguía una chica rubia y seguido a ella, Jenn. Tom se sentaba justo a mi lado derecho. Todos salían, salvo Tom que esperaba a que Jenn llegara hacia nosotros.

—¿Qué sucede? —pregunta Jenn.

—No lo sé —responde Tom.

—Nada —dije—. Es sólo que no creo que pueda hacerlo.

Jenn se sacó su chaqueta marrón y se sentó en el pupitre que estaba al frente mío. Luego preguntó:
—¿No puedes hacer qué?
Tom se acomodó en su asiento y sólo nos miraba fijamente tratando de prestar atención a la conversación.

—Leer el ensayo —respondí—, además estaba pensando en no presentarlo.

—Sabes que si no lo presentas reprobarás Comunicaciones, ¿verdad? —habló Tom, sobresaltándonos.

Ambos lo miramos, por un momento olvidé que él estaba allí.

—Él tiene razón —afirmó Jenn mientras observaba mis manos que temblaban sobre la mesa.
—Ustedes saben por qué no quier...
Una voz femenina proveniente de la puerta nos sorprendió e hizo que yo me callara sin terminar la oración.
—¡Hola! —saluda Gema— Tom, ¿será que puedes venir un momento?
Tom miró a Jenn y luego a mí.
—¡Claro! —respondió mientras se levantaba— Nos vemos en el salón — agregó mientras se acercaba a donde lo esperaba Gema.
Acto seguido ambos desaparecieron. Entonces Jenn me toma de la mano y me dice que me levante. Lo hago.
—Sí que puedes hacerlo. Sólo tienes que leer, eso es todo.
—Lo sé, pero escribí sobre eso, mis problemas, ya sabes...
—Hiciste lo que te mandaron a hacer, estará bien —dijo—. Vamos que entraremos tarde —agregó mientras me jalaba con fuerza del brazo.

El corredor estaba repleto de estudiantes hablando, riendo, caminando y, algunos, corriendo. Nosotros teníamos que buscar nuestros libros en nuestros casilleros por lo que seguimos de largo pasando el aula en donde tenemos Comunicaciones. Justo al cerrar las puertas de los casilleros, luego de haber sacado los libros del mismo, sonó el timbre avisándonos que debemos entrar a clase.
Los estudiantes que estaban en el corredor poco a poco se despedían de sus amigos y se dirigían velozmente a sus salones. Jenn y yo nos apuramos. La mitad de los alumnos ya estaban en el curso, incluido Tom.

—Hola —nos saludó desde su asiento.
—Hola —dijimos al unísono con Jenn mientras nos acomodábamos en nuestros respectivos lugares.

—¿Todo bien con Gema? —pregunté mientras esbozaba una media sonrisa.
—¡Claro! —respondió— Quedé de ir a su casa luego de la escuela.
—Usen protección —dijo bromeando Jenn mientras sacaba su cuaderno de la mochila.
—Ja, ja, ja. Muy graciosa —contestó sarcásticamente Tom—. Además, siempre lo usamos —añadió.
Los tres nos empezamos a reír mientras los estudiantes faltantes entraban al salón. Mi sonrisa se desvaneció de un segundo para el otro, volví a estar nervioso e inseguro. Sólo una cosa vino a mi mente: "El ensayo"

Jenn se percató de mi reacción y me dijo que no me preocupara, que todo estaría bien. En ese momento una fragancia a lavanda invade toda la habitación, era el perfume de la Srta. Mollinz. Había entrado en el curso y se paró en el medio del mismo, en una mano sostenía su portafolio y en la otra su taza térmica que, por lo que pienso, debía contener café o té. Ése día vestía sofisticadamente, era raro verla así, con su camisa verde manzana haciendo juego con sus medianos ojos brillantes. Su ajustada, pero elegante pollera gris y sus tacones negros.
—¡Buen día, alumnos! —Saludó con una sonrisa de oreja a oreja.

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