Uno.

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El olor a huevo frito hace que mi descompostura empeore hasta el punto de sentir esa saliva caliente que te avisa que estás a punto de vomitar. Rápidamente me levanté casi tirando la silla, y corrí al baño.

-¡La puta madre, pendeja! ¿No podes ser normal, como las chicas de tu edad?- con tan solo imaginar su enorme cuerpo sudado, con su respiración agitada por tragar como un muerto de hambre y su típico olor a cerveza y cigarrillos, mis ganas de vomitar se multiplican.

Tiro la cadena, me acerco al lavabo y me lavo la cara con agua fría, cepillo mis dientes y por ultimo me miro al espejo. Tú eres fuerte, no te dejes pisar, tú eres más valiente de lo que piensan... Dejo salir un suspiro y me ato el pelo en un moño desordenado antes de arrastrar mis pies a mi habitación y agarrar mi mochila.

-¿Ya te vas a la escuela?- me tenso y miro de reojo la cocina donde se encuentra mi madre, tan asustada y sumisa como siempre, y mi padre con su típico mal humor.

-Sí- contesto firme, sin apartar la mirada del suelo.

-¡Mírame cuando te hablo, carajo!- gruñe mientras da un golpe a la mesa, haciendo que todo se golpee y mi madre de un respingo por el susto. Levanto la mirada más envenenada y la mantengo, a pesar de que sus ojos transmitan ganas de salir corriendo.

-Sí, ya me voy a la escuela. ¿Por qué?- desafío, manteniendo mi mirada fija en sus ojos color miel. Odio tener algo igual a él...

-Pierdes tu tiempo, ir a la escuela no te ayuda en nada. Mejor ve a buscar trabajo, hay que pagar las cuentas.

-¡Págalas tú, para algo trabajas! No voy a dejar la escuela porque se te da la gana...- sin embargo no puedo terminar de defenderme, él me ha tirado el plato con los huevos, haciendo que se rompa en mil pedazos contra la pared, justo al lado mío. Gracias a dios no me dio en la cabeza...

-¡Vete! ¡Vete a la mierda y metete la escuela por el culo! ¡No te quiero ver, mocosa del infierno! ¿Viste cómo me habló? ¿Lo viste Bella? ¡La voy a agarrar cuando vuelva de su puta escuela, lo juro!

Me siento como el corre caminos en este momento, corriendo a tanta velocidad que apenas puedo respirar. Pero no me importa sentir las piernas cansadas, la frente sudada y un grito ahogado de mis pulmones pidiendo oxígeno, tenía que estar lo más lejos posible antes de que se arrepienta de no haberme dado mi "merecido" en ese momento, lo sé. Ya lo viví.

¿Por qué me tuvo que dejar sola Bruno? ¿Por qué no me llevó con él? ¿Qué tengo de malo que nadie me quiere? Es mi hermano, decía y juraba que me amaba y aun así, me dejó tirada, como si de un trapo me tratara, apenas tuvo la edad y dinero suficiente para largarse. Lo último que me dijo fue que me amaba e iría a buscarme a mí y a mi hermana cuando esté seguro de que podía mantenernos, pero por teléfono. Eso fue hace dos años... Pero a quién engaño, yo hubiera hecho exactamente lo mismo en su lugar ¿Quién aguantaría ver como su padre golpea a tu madre desde que tiene memoria? ¿Quién aguantaría recibir golpes de su padre, que iban dirigidos a sus hermanas pequeñas, solo porque estaba borracho y enojado? ¿Quién en su sano juicio se quedaría en este mundo de mierda, cuando tiene la oportunidad de empezar de cero? Lo entiendo, a pesar de estar enojada por dejarme acá en este infierno, entiendo sus terribles ganas de libertad y paz de una vez por todas. Yo quiero y espero ese momento con todas mis ansias.

-¡Que cara de culo, nena! ¿Qué pasó hoy? ¿No pudiste tener tu bocota cerrada otra vez?- pregunta mi mejor amiga, mi hermana, mi ancla.

-Tú, más que nadie en este mundo, sabe que no puedo callarme algo que me carcome por dentro... ¡Quiere que trabaje para pagar sus putas cuentas! Y seguro que también sus vicios de mierda, lo sé. Se puso como loco cuando lo enfrente y le dije que no iba a dejar la escuela para buscar trabajo.- aprieto mis puños por la ira que me agarra al recordarlo. Cristal hace una mueca de disgustos y niega chasqueando la lengua.

Una parte de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora