Cero.

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23 de Diciembre del 2007


-¡Déjame! ¡Basta Bicha!- me quedo quieta en mi lugar, mirándolo con mala cara. Leo se agacha un poco a mi lado y me susurra "Hazlo, ahora", pero cuando apenas me moví, nos sorprendió. De nuevo.

-¡Leo no le digas que lo haga!- nos reta de nuevo severo, dejándonos ver "el gran dedo acusador".

-¡Oye! ¡Bajaaa!- se queja mi hermana, pegando le en la mano. -Vamos Bu, deeejanos. Porfis, porfis, porfis, porfiiis.

-Mamá me dejó a cargo de las galletas, y dijo que nadie, nadie, puede agarrar una hasta mañana a la noche.- dice firme, cruzándose de brazos delante del gran plato que me tiene loca, tengo tantas ganas de probar esas galletas con chispas de chocolates hechas por mamá. Ella es la mejor de todas cocinando cosas dulce. No es justo, cuando venga papá, no vamos a probar ni una miga...

-Buuu, tu sabes que cuando venga nuestro padre no va a dejarnos ni las migas de las galletas- refunfuño como toda niña mimada que soy. Suaviza su ceño fruncido y me mira con dulzura, mientras Leo asiente eufórica a mi lado.

-No lo sé...- dice mirando de reojo las galletas.

-Una, solo una... y la partimos en tres, así mami no se da cuenta que faltan. No le vamos a decir ¡Lo prometemos!

-Sí, lo prometemos Bu.- juntamos nuestras manos suplicante y después de unos segundo sonríe asintiendo.

-Esta bien, pero solo una, sino mamá se va a dar cuenta. Y no queremos que mamá sepa que- al darse vuelta y vernos de nuevo con la galleta en la mano, queda paralizado.

-¿No quieres que yo sepa, qué, Bruno?-abrimos nuestros ojos enormes y nos miramos. Atrapadas...

-M-ma, m-mamá- dice Bruno, mientras traga sonoramente. Lentamente Leo y yo nos damos vuelta en nuestro lugar con las mejores caras de ángel, mamá está cruzada de brazos, golpeteando su pie en el piso y con una ceja levantada, pero no puede esconder una sonrisa divertida al igual que la chispa de diversión en sus ojos.

-Hola mami...- decimos las dos al unisono.

-Respondan.- asentimos y nos miramos entre los tres. Bu arrastra su pie encellado hacia adelante e infla su pecho, como siempre, defendiéndonos.

Un escalofrió me recorre el cuerpo al recordar cuándo papá le pegó en el patio trasero con el palo de escoba en la espalda, solo porque estábamos jugando con barro y sin querer ensuciamos su preciado auto, que después, vendió. Bu se levantó rápido para que no le pegue de nuevo, corriendo detrás de nosotras dentro de casa, pero cuando entró, papá cerró la puerta con fuerza y su pierna quedó atrapada. Soltó un gran grito, tanto que nos asustamos, hasta papá. "Cuando lleguemos a casa van a ver. Lo que me faltaba ¡Faltar al trabajo para llevarte al maldito hospital!" es lo que gritó en el auto apenas arrancó... Bu lloraba, Leo lloraba, yo lloraba, hasta mamá lo hacia. Fue uno de los días mas feos que recuerdo, y solo fue hace dos semanas.

-Veras mamá... yo-

-Le dije a Bruno que me de una galleta para partirla en tres- dije rápidamente, Bu abre sus ojos grandes igual que Leo, mamá sonrie.

-¿Por qué, Bichi?

-Porque yo sé que cuando venga papá, no va a quedar ni una mi-guita.

-¡Ni una!- remata Leo levantando un dedo con su cara reflejando sorpresa. Mami es buena, ella nos va a dejar comer una. Cada uno encima...

-Dijimos que era para antes de que se vayan a dormir mañana...- contesta con una mano en la cintura.

-Pero mamá, para mañana faltan unas como unas veinti-quince horas. ¡No podemos aguantar tanto!- Es obvio que esas galletas no van a aguantar tantas horas, de seguro se van a poner feas. De ella sale una hermosa carcajada y los tres sonreímos mirándola, son muy pocas las veces que lo hace.

Una parte de mi.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora