CAPÍTULO 9

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Después de haber visto a Joey, me iba a dirigir a la, dónde se encontraba mi compañero. Lamentablemente, él ya se había marchado.

Se pudo haber molestado por la pica atención que recibió por mi parte o por el simple echo de dejarlo colgado.

Que no me malinterprete, es una buenísima persona, pero yo solo lo veo como un gran amigo y la persona que mejor me prepara el café por las mañanas en la sala de profesores.

Decidí tomarme una infusión de todos modos, aún estando sola.

Alcancé una revista del corazón. No suelo ser muy cotilla, pero me sentía realmente aburrida y abrumada, asique por un vistacito no me va a pasar nada.

En ese instante, un alboroto estremecedor se formó al fondo de la cafetería.
El grupo de Joey se había puesto a aplaudir por una llegada. No le dí mucha importancia y volví a poner mis ojos en aquella revista.

De pronto, todo se silenció. Sólo se escuchaban los pequeños ruidos que hacían algunas personas con la cucharilla, o mismo los murmullos de algunas personas que cotilleaban sobre sus vidas. Este silencio me incómoda, pero aún así, no alcé la vista de la revista.

Cuando pasé la página, no pude evitarlo, una sensación de incertidumbre me hizo levantar la vista ante el poco ruido que producían los amigos de Joey.

Ahora lo comprendía todo. El silencio. Lo incómodo que se notaba el ambiente. Se encontraba allí, mirándome fijamente, como si no me hubiese visto en años. Boquiabierto de par en par, observándome como si de una sorpresa me tratase. Lo miré fijamente y me acomodé, pero sin dejar de mirarlo.

Se estaba acercando poco a poco, sin dejar de mirarnos, con una mirada cálida y viva, como si nunca nos hubiésemos distanciado. Se acercó más y más. Todas las miradas de la gente del local se centraban en nosotros. No podía evitar sentirme incómoda. Se sentó en la silla opuesta a la mesa en la que me encontraba, con una pose amable y amistosa. No deja,os de mirarnos, el silencio nos invadía. No hacían falta palabras, ya nos habíamos dicho todo.

- Hola. - dijo Adam rompiendo el silencio. Su tono era hostil y nostálgico.

- A..Adam. -respondo nerviosamente.

- Ha pasado mucho tiempo. - dice mientras me mira fijamente, ya no sólo a los ojos. - Estás guapísima.

- Gracias - respondo con una fina sonrisa. - La verdad es que tú también.

- Sí, he cambiado mi corte de pelo, tal y como tú me pedía que lo hiciera. - me contestó tímidamente. La verdad e que si le había mandado que se lo cortase de esa forma, pero nunca creí que lo fuese hacer y menos cuando ya no teníamos una relación.

- Ya me había fijado - me reí tontamente. ¿Que estoy haciendo? Sonríe normal, tonta del bote. - ¿Y cómo fue que decidiste hacerlo? - le pregunté curiosa.

- Te echaba mucho de menos y tras volver a alistarme quería cambiar. Me acordé de este peinado y no pude evitar ponérmelo por ti. - me dice, mientras me sonrojo. - Pero al final me acabó gustando.

- Normal, es un peinado genial. Yo ya te avisé. - le comento orgullosa y bromeando.

- La verdad es que si. - me sonríe.

Los dos nos miramos y le doy un sorbo a mi bebida.

- Te he echado muchísimo de menos. - me comenta rompiendo el silencio.

- Adam...- sólo consigo contestar esto.

- No, está bien. No digas nada. - me comenta cabizbajo. - ¿Querrías al menos tomar un café conmigo mañana? - me pregunta.

- Claro, estaría encantada. - le sonrío mientras le acaricio una mano, haciendo que él levantase ls cabeza y mirase al gesto realizado.

- Ahora, me tengo que ir. - le comento levantándome de la silla y cogiendo el bolso. - Nos vemos mañana. - le sonrío.

- Espera, Chris. - me para de golpe. - ¿A qué hora y dónde?

- Llámame y negociamos. - le sonrío y me marcho.

CONTINUARÁ {Parte 1}

EL MILITAR. [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora