Capitulo 1

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Despierto estirada en el suelo, junto a otra persona la cual estaban reanimando, a simple vista no he reconocido, solo he podido distinguir su sexo, mujer. El sol ya no lucia con tanta intensidad como lo hacia antes, es más, ahora esta nublado, creo que esta apunto de llover. Con la vista más clara, me levanto y me dirijo directamente al Kuga rojo, aplastado, casi irreconocible. Miro por la ventana y veo a mi marido atravesando el cristal completamente inconsciente. Bajo la mirada intentándome aguantar las lagrimas pero al fijarme en el dibujo de su camiseta me viene la imagen de antes, cuando todo era feliz Me derrumbo al notar que sin él nada volverá a ser como antes.

A pesar de eso, me levanto y me pongo a pensar. Todavía me falta ella No me podría perdonar que le pasara algo a ella. Me seco las lagrimas y salgo desesperada a buscarla. Sin obtener resultado, recuerdo el cuerpo que vi hace unos minutos en mi lado, junto al que desperté. Me dirijo hacia él. Me mata la intriga de quien podría ser

Al llegar allí me doy cuenta de que, el cuerpo de esa mujer, era exactamente como el mío. ¿Que significa esto? ¿Todo a acabado? Me siento junto al cuerpo, mí cuerpo y sin acabar de entenderlo todo, me pongo a rezar, cosa que jamás hacía.

Desde pequeña me han enseñado que no vaya con los demás cuando mi vida este arruinada. Que no me aproveche de las personas con las que nunca he ido. Y bien, sé que yo nunca te he rezado ni nada por el estilo pero Quiero que me des una oportunidad. Quiero verla, quiero estar con ella, decirle que pase lo que pase su madre siempre estará allí. No sé porque solo yo estoy aquí, no lo sé, aguantando este maldito desastre. Duele ver con tus propios ojos como se derrumba tu mundo Pronto se llevaran mi cuerpo y el de mi marido. Pero si ella no esta aquí es por algo y yo hoy te rezo porque eso sea una buena señal. Me he quedado con tantas cosas que decirle. Y si esto no sirve Bien, si esto no sirve haré lo posible por estar con ella ya que...

El enfermero que estaba reanimando mi cuerpo, coge el walkie talkie que lleva y dice;

-No responde Dile a la otra ambulancia que vaya tirando al hospital con la joven.

Eufórica me dirijo hacia las ambulancias mientras me repito una y mil veces Gracias dios mío.

Al llegar allí veo que unos enfermeros están cerrando las puertas traseras de la ambulancia. No sé cómo, pero paso por el pequeño hueco que quedaba por cerrar y me dijo al lado de la camilla. Era Laura, mi hija. Esta inconsciente supongo que del golpe. Un enfermero esta a mi lado mientras le aguanta la mascarilla de oxigeno. La ambulancia apenas esta llena. Cojo la mano de mi hija lo más fuerte que puedo, susurrándole que todo va a ir bien mientas se siente de fondo la sirena de la ambulancia.

A los 30 minutos de viaje, llegamos al hospital. Es un hospital bastante grande de unos colores blancos y grises, me suena bastante pero no sabría muy bien donde situarlo. Nos paramos delante de la puerta principal y el conductor baja a ayudar al enfermero de detrás a bajar la camilla. Entran corriendo hacia la UCI. Yo decido quedarme fuera, no quiero ver como mi hija se debate entre la vida y la muerte, de hecho, no creo que ninguna madre, que este en su sano juicio, lo quiera. Me siento en una de las sillas que se sitúan en el inacabable pasillo con esas luces que más de una vez me han hecho coger dolor de cabeza. Cierro los ojos e intento calmarme un poco.

Futuro InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora