Introducción;

754 67 12
                                    

7:00 a.m
Sonó el despertador con su irritante sonido habitual. Lo que no era habitual era el techo bajo el que me desperté. Ni la cama, la habitación, nada. Apenas llevaba una semana viviendo en mi nueva casa, no me había acostumbrado aún. Mi madre y yo tuvimos que mudarnos a Seúl, ya que en su trabajo la habían destinado aquí. Que nos mudásemos constantemente era algo normal, pero a Seúl... Eso quería decir que mi madre lo estaba haciendo bien, supongo.

Me levanté de un salto al recordar que hoy era mi primer día en mi nuevo instituto. Odiaba los primeros días de cualquier cosa. Primer día en tu ciudad nueva, primer día en tu instituto nuevo, primer día en tu vida nueva. Todo eso conllevaba tener que presentarme, hablar con gente desconocida, fingir que su vida me interesa, todo para no ser 'la chica rara que se sienta sola a la hora del almuerzo', aunque verdaderamente me encantaría serlo si así podía evitar la estupidez del resto de personas de 17 años que estuviesen en mi clase. Pero confiaba que esta vez sería distinto, que encontraría a alguien que mereciese la pena entre todos esos desechos humanos. Sí, eso pensaba. Así que, me puse el uniforme, me arreglé el pelo y preparé mi mejor sonrisa para dirigirme hacia mi nueva cárcel.

Llegué al aula cinco minutos antes de que empezasen las clases. Aproveché el tiempo que me sobraba para echar un vistazo a los que iban a ser mis compañeros y "amigos" durante un fantástico año. Eran los típicos adolescentes, había grupitos de amigos que se creían los mejores de la clase o algo así. Unas chicas se me quedaron mirando desde que entré, mientras cuchicheaban entre ellas, probablemente sobre lo mal que estaba mi pelo o lo grandes que eran mis ojeras. Tampoco me importaba. Una de ellas se me acercó para presentarse y entablar una conversación amistosa conmigo, supongo. Hablamos de cosas sin importancia. Ella sonreía falsamente y yo también. Nos dábamos falsos cumplidos. Cuando llego la hora del recreo ella y yo ya podíamos considerarnos falsas amigas. Me ofreció pasar el rato con su grupo, pero lo rechacé, quería pasearme por el instituto yo sola.

Esperaba encontrar un lugar apartado, por donde no pasase mucha gente, en el que poder refugiarme cuando no me apeteciese aguantar la gilipollez de mis compañeros. Estuve andando por los pasillos esperando encontrar algún tipo de esquina mágica que me hiciese invisible a los adolescentes problemáticos. Después de unos 10 minutos de vagar sin rumbo, subiendo y bajando escaleras, por fin encontré mi nuevo escondite. Un aula vacía, que ese año no estaba ocupada por ningún curso. La puerta estaba abierta, cosa que me extrañó, pero que era maravillosamente conveniente. Lo que no era tan conveniente era el chico sentado en una de las mesas que estaban dentro.

Behind the reality - [BTS] (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora