Ya habían pasado alrededor de dos semanas, casi 14 días y yo seguía sintiendo esa sensación de pesadez, si, ese tipo de pesadez que te da sueño y hace que arrastres los pies. Algo así como lo que llaman vacío.
Raven y Lauren – Así se llama la chica que entro con ella el primer día – eran bastante unidas a decir, aunque a juzgar por su comportamiento, Raven se notaba un tanto cerrada con Lauren. Mientras Anne, se acoplaba demasiado con ellas, así que yo tenía que estar ahí si no quería quedarme sola el resto del curso. Además que no eran pesadas, eran bastante agradables.
- No seas estúpida, Lau, un mono no habla – Le dijo Raven para después morir a carcajadas. Y nos contagió a todas.
- ¡Podría ser real! – Se justificó Lauren.
- Oh, ¡Cállate! – Le dijo Anne, al mismo tiempo que se echaba hacia atrás para reír aún más. Yo también reía.
- No me crean pue... - No terminó su oración, por el sonido de la puerta en el salón. Todas giramos para ver quien tocaba.
- Buenos días, chicos. – Grito la directora mientras llevaba sus gafas a la parte superior de su cabeza, y al mismo tiempo sonrío mostrando su perfecta pero extraña dentadura. - ¿Cómo están?- Y el salón se quedo en silencio – Bueno, Ella es Camille, su nueva compañera, por favor no sean tan rudos y tratemos de darle una buena bienvenida, ¿Ok? – Nadie contesto, solo la miraron. A ella y a la nueva. Yo no podía ver a la chica, y ni quería, me daba igual una nueva niña aquí.
Escuche unas risitas detrás mío, Anne y Raven; Ambas se burlaban de la nueva, y la curiosidad me ganó. El primer error de los peores.
Mi mirada la recorrió desde los pies, llevaba unas vans, un jeans que no le favorecía nada, un suéter rosa, y en sus hombros caía su rizado cabello. Mis ojos subieron por su cuello, y se encontraron con los suyos. Tenía pequeñas bolsas debajo. Pero no era eso lo que me dejo paralizada en su mirada.
Ella me daba ese sentimiento que hacía mucho no sentía, el aire empezó a faltarme, mi corazón se sentía rápido, como si fuera a salirse de mi pecho, al contrario de mi bilis, la cual pareciese me recorrió la garganta en slow motion. Mis costillas se sentían pequeñas para mis pulmones. Y el sudor se escondió en mis manos, mientras los escalofríos no paraban de recorrerme la espalda como pequeñas caricias. Traté de mantenerle la mirada, pero cada vez que cerraba los ojos, mis parpados se sentían pesados y yo tenía que luchar para volver a abrirlos. La garganta se me seco y trague duro para que la bilis no se saliese de ahí. Y lo supe, ella sería el menor de mis problemas, pero la causa más grande de todos.
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N/A: Imagen de Venus aquí arriba ↑Esta madrugada actualizare el tercer capitulo, al igual que las demás historias. Thanks xx
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