CAPITULO 4
Tome mi mochila del suelo mientras sostenía la manzana con mis dientes, me balancee un poco a la izquierda pero retome el equilibrio.
- ¡Adiós, mamá! – Grite desde la puerta de la casa, y sin esperar una respuesta avance hacia la parada del autobús. Jale un poco mi cabello al ver que la chica nueva se ponía a mi lado. Excelente.
No es como que nos llevásemos mal, solo que ya había pasado un mes y aun sentía ese algo cuando nos dejaban solas.
- Hola, Venus. – Dijo mientras acomodaba su mochila en su hombro. La mire de reojo, envidiando su atuendo casual.
- ¿Qué tal? – Le sonreí lo más natural que pude, por supuesto falle. Note como tomaba aire para seguir la conversación pero fue cortada por el ruido del autobús frenando.
- ¡Suban de una buena vez! – Vocifero Willy mientras tocia frenéticamente. Muy parecido al maestro que vi hace dos días en la enfermería. Camille subió al autobús y yo detrás de ella, avanzo y se sentó en un asiento de dos palmeando el otro lado para que me sentase ahí. Me senté por pura cordialidad.
Saque mi teléfono y empecé a jugar "Mmm... fingers" como una distracción ya que la niña nueva era realmente aburrida en estos momentos. Dimos una vuelta atrabancada y las llantas del autobús chirriaron antes de pararse en seco. Me reincorpore al asiento y acomode mi cabello como pude mientras mis manos se aferraban fuertemente al asiento de adelante.
- ¡Hijo de puta! ¡Maneja con cuidado, cabrón! – Unos cuantos chicos le gritaron al conductor del autobús realmente enojados, mientras que yo seguía en shock. Me quede pasmada en mi lugar, trague duro mientras presionaba mis ojos fuertemente, recogí las cosas que quedaron tiradas de mi mochila y baje del autobús.
- ¡Eh!, ¿te vas caminando? – Ron saco la cabeza por la ventana del autobús al mismo tiempo que su ceño se fruncía en mi dirección. Quería sacar la tangente del tema así que solo asentí – Esta bien, y no te preocupes, ¡que le pondremos demanda en dirección a este puñetas, uh! – Reí mientras él me regalaba un guiño.
Sabía que llegaría tarde al paso que iba, pero no me molestaba el brincarme Química, el maestro era realmente molesto, no lo soportaba. Reí al darme cuenta de que estaba pensando en el profesor de Química cuando un rugido me hizo detener.
Un auto negro - realmente hermoso a decir verdad, se trataba de un Hyundai génesis coupe - se detuvo a mi lado, apreté mis manos en puños cuando vi que bajaban la ventanilla. Un hermoso rostro apareció en mi campo visual, y deje escapar un suspiro sin darme cuenta.
- Vas a llegar tarde, ¿sabes? – dijo mientras una sonrisa burlona se dibujó en su rostro
- Me da igual. – Dije cortante y fría, aunque por dentro sentía como las brasas me envolvían, convirtiéndome en fuego puro.
- Sube, yo te llevo. – Soltó de una manera tan amable que me sorprendió.
- No, gracias. Prefiero caminar. – Apreté las correas de mi mochila, escondiendo mis nervios.
- ¿Vas a caminar 15 cuadras más? – Soltó burlón, lo que hizo que me cabreara. ¿Se está burlando de mí?
- No te importa. Vete por donde viniste, niño bonito – Solté sin verle, sabía que si lo miraba me mataría. El tan solo pensar en el hacía que me flaquearan las piernas.
- Como quieras. – Subió la ventanilla. El auto avanzo un poco y siguió lentamente de tal manera que parecía que me escoltaba, pasamos dos cuadras así, empecé a desesperarme.
Al pasar la cuarta cuadra, la ventanilla volvió a bajar.
- ¿Ya subirás? – Volvió a mostrarme esa sonrisa burlona. Solo le dedique una mirada intensa. – Vamos, aún faltan once cuadras, ¡sube! – Hizo un ademan con su mano para después abrir la puerta del copiloto. Suspire y subí, porque me dolían los pies. Resulta que la escuela esta sobre una colina, entonces el camino es en picada.
- Buena chica – Soltó una risilla y avanzó.
No hablamos todo el camino, solo le escuchaba cantar por lo bajo, mientras hacía movimientos con su cabeza o manos, yo me dedicaba a mirarle de reojo, embobada por sus labios. El irse a San Bernandino dos años le funcionó muy bien. Sus músculos estaban más trabajados y hablaba el inglés con gran fluidez. No me di cuenta cuando el giro su vista hacia mi atrapándome viéndolo. Su sonrisa de lado apareció con su tono burlón.
- ¿Te me unes, V? – Dijo mirándome fijo mientras esperábamos que la luz se prendiera en verde. – If you just let me, invade your space I'll take the pleasure, take it with the pain– Cantó al ritmo de Ariana Grande, incitándome a seguir
- No, no me uno. – Me cruce de brazos y mire por el polarizado del auto.
- Imma love you harder– Grito en un intento fallido de alcanzar las notas de The weeknd, y no evite reír. Abrió sus ojos y se unió a mi risa, después lamio sus carnosos y rojizos labios, lo que hizo que mi risa se cortara para convertirse en un suspiro.
- Suenas como la mierda, Mason – Solté en broma, pero seria. Hizo un puchero. – Presta, desconecte su celular del auxiliar y conecte el mío. Al instante empezó Rumors y cantamos juntos las últimas cinco cuadras.
Viejos tiempos, palpables recuerdos, cortadas vendadas sin cicatrizar.
Al llegar al instituto me encontré una yo un bastante emocionada al pensar que tal vez podríamos hablar, porque el aparcó lejos de la entrada. Sentí como mis ojos se cerraban levemente y mis labios se estiraban, abriendo paso a una sonrisa.
Baje del auto mientras él lo apagaba y hacia eso que se hace cuando se estaciona un carro; No quería que se notara que lo esperaba así que empecé a caminar lento, pero muy lento. Sentí que se puso a mi lado y oh dios, su perfume era incluso mejor que hace tres años, me permití llenar mis pulmones con su embriagante fragancia antes de pronunciar algo.
- ¿En qué salón estas? – Solté de una manera muy casual.
- En el D6, ¿y tú? – Dijo con su tono amable, pero sin verme. Ouch.
- D4 – Dije seria, sentí mis ilusiones empezar a romperse.
- Oh. – fue lo único que pronunció antes de avanzar a largos pasos y alejarse de mí. Trague duro, y corrí para ponerme a su lado.
- Está bien. – Le solté en bajo antes de apurar mi paso y dejarlo atrás.
Esto me llevo por jugarle a la linda con alguien como él.
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Darkness
Teen FictionEl era como el mar, desconocido, profundo y... peligroso. Y yo, era como el titanic, mi destino era hundirme en el.