Capitulo 6

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Solo quería quedarme en la cama. No ver a nadie, no hablar con nadie, no comer nada, no hincarle el diente a nada.
Pero claro esta no era mi habitación. Bajo las sabanas, como si estar bajo ellas me diera la intimidad que deseaba, esperaba no tener que ver al pequeño monstruo, pero podía oírlo, olerlo, sentirlo. Me revolví como una cría que tenia una rabieta y se ha rebozado en ortigas.

Él suspiro, uno más largo de lo que pude aguantar.
-¿Tienes algo que decir?- Le increpé con rabia.

-No.- Ni levantó la cabeza del libro que estaba leyendo.

-Pues por el tono de esos suspiros nadie lo diría.- Aparté la sabana con demasiada fuerza, sin percatarme de que estaba enredada entre ella y se rasgó en mi mano. Otro suspiro. Esta vez, cerró el libro.

-Llevas cuatro días aquí encerrada y supongo que alimentándote solo de Iscariot.- Ni se molesto en regalarme más que una mirada altiva.- Pensaba dejarte ser. Pero eres contradictoria como una cría.- Esta vez fue él, el que rasgo las sabanas, el cobertor, las almohadas , todo a lo que intentaba aferrarme, con la estúpida idea de que podría salvarme de él.

Las plumas flotaban a nuestro alrededor. El colchón y pieles hechas jirones en el suelo. No había quedado otra que salir de la cama.

-No te importará vestirte con algo mas apropiado.- Me tiró un par de pantalones a la cara.

Obvimente, llevaba aun el exquisito vestido. Así de estúpida había estado desde la fiesta. Quería ducharme.
-¿Donde esta el baño?-

-¿Baño?- Señalo a su espalda. A la piscina bajo el sol de medio día.

-La ducha no la piscina.-

-¿Por que necesitas eso? No hueles mal.- Me miro con esa cara de ángel que no tenia la mirada de un niño de 10 años para nada.

-Se perfectamente como huelo, gracias. Quiero una ducha.- Le miré aprovechando mi altura. No salió bien, su cara de confusión era aun mas mona que su cara impasible.

-Coge tu ropa, entonces.- Ordenó volviendo a su cara de palo.

¿Mi ropa? ¡como si algo de lo que hubiera aquí fuera mio! Cogí los pantalones que me había lanzado y mire en el primer baúl que me encontré, ahora había varios mas por toda la habitación. Encontré una camiseta de tirantes ochentera y un sujetador de deporte. Encontrar unas bragas fue un tarea mas ardua. Encontré una caja con lencería empaquetada en el fondo. Blancas y de encaje tendrían que ser.

-Sigueme.-

Tres pasillos y cuatro giros, tardamos en dar con una sala subterránea. ¡Que me desangre ahí mismo si en el sótano no hay unas termas romanas!

A pequeña escala, claro. Pero Termas al fin y al cabo. Con sus mosaicos y su suelo de mármol y sus estatuas a las que les faltaba la cabeza y alguna que otra extremidad. Con sus tres pequeñas piscinas, pero sin los muros que las separaban antes además sin agua.

Nagte abrió una pequeña puerta y desapareció solo alertando de su presencia por el ruido que mis oídos eran capaz de captar.

Me deleité con los mosaicos. Obras de paciente arte. Cada trozo de mármol pintado estaba perfectamente colocado en su lugar y conservaba su color y casi su integridad. El primero era un templo con ancianos sentados, a casi todos les faltaban los rasgos de la cara y los brazos. Un niño de espaldas se sentaba ante ellos.

Parecía una escena muy moderna para el mosaico romano. Las paredes estaban decoradas llenas de color y formas, los únicos huecos blancos pertenecían a daños en el dibujo. Mi pasión por el arte y la deformación profesional empezó a profundizar en la composición de las obras. Todas parecían centradas en una figura, ya fuera de niño o de adulto.

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⏰ Última actualización: Aug 04, 2016 ⏰

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Body & Blood: Educando A Una Dama, Cuidado Que Muerde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora