Hoy, cuando me dirijo a la sala de estar, la única que usamos de las 3 que tenemos, veo a mi padre sentado en un sillón, leyendo una carta de mala gana.
-¿Que dice la carta?-pregunta mi madre, de cuya presencia no me había percatado.
Sin decir nada mi padre le pasa la carta a mi madre.
-Ya veo...-murmura ella.
-¿que hacemos?-pregunta mi padre.
-¿Que ocurre?- pregunto
Mis padres se miran, como si estuvieran decidiendo si deben revelarme el contenido de la carta. Entonces mi padre asiente y mi madre me la pasa para que la lea yo misma.
La carta es un permiso para atacar el reino de Imeria, explica que ahora mismo sus defensas son muy débiles y que sería fácil conquistar el reino. También anuncia que se encontraron un ejército de soldados de Imeria en el bosque que separa los dos reinos. Nuestros hombres salieron victoriosos, aunque algunos de los suyos lograron escapar.
-Después de tantos años sigo sin comprender nuestra rivalidad con Imeria -digo mientras doblo la carta y la meto de nuevo en el sobre.
-Nuestra rivalidad empezó hace mucho tiempo.-es lo que siempre me contesta mi padre cuando le pregunto sobre el tema.
-¡Exacto! -exclamo- tu lo has dicho, ocurrió hace mucho tiempo... He oído que fue por un tema de la religión. La cual hace tiempo que desapareció .
-Si... al principio si que fue por religión, pero... luego fue a mas -explica mi padre- es más complicado de lo que crees Nora.
-Ahora sois los Reyes -digo- podríais...
-¡Dejalo! -me corta mi madre - ya has dicho suficiente. Ahora tienes clases, será mejor que te vayas ya.
Aunque me parece injusto, no quiero discutir con mi madre. Así que salgo de la habitación con una cosa en la cabeza, y es lograr que no firmen esa petición.