2. Lágrimas, sangre y sentimientos

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No hay nada como parar las lágrimas,
Reparar que saben a sentimientos,
Que saben a errores:
A palabras no dichas,
A no tener idea de cómo realizar tus pensamientos,
A ilusiones perdidas,
Al tonto perseguir,
A sueños furtivos.

Tal como parar tu sangrado porque tus heridas huelen a martirio;
Huelen a desesperación,
Huelen a tonta ansiedad,
Huelen a nunca ser escuchado,
A nunca ser entendido y
Mucho menos correspondido.
Huelen a crujir de dientes,
Huelen a todo menos a ti.

No hay vacío que duela más que palabras sin sentimiento:
Palabras confusas y
Silencios demenciales
No hay nada que se compare a ser ignorado.
No hay nada más constrictor que expresarse y que solo escuche el insípido viento:
El frío y calumniante viento.
No hay nada más hostil que escribir por despecho, sacar una lapicera con tinta de sangre y trazar tu dolor por todas partes.

No hay nada como disfrutar el dolor,
Disfrutar de tu propia muerte sigilosa.

No hay sensación tal como saborear tus lágrimas,
Como oler tus heridas,
Verte al espejo y romperlo;
Tirar la casa por la ventana,
Tirarte por el abismo y seguir dormido.
No hay nada como el sádico sonambulismo:
Puedes pecar y mas aun no ser culpable.

¿Hay una sensación comparable a despertar en medio de la noche empapado de sudor?
¿Hay algo más hermoso que tu pesadilla termine al abrir los ojos?
No la hay, de seguro.
Pero yo no sé que es eso.
Mi pesadilla no termina al abrir los ojos,
Ni mi sufrimiento al despertar.
Mi vivir es una pesadilla.

Todo lo que espanta tras el ocaso, yo lo saboreo aún bajo la luz del día.

Voces AnónimasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora