"-Hola mi bella dama"
Sorprendida observe mi entorno, tratando de evitar la mirada frente a mí.
-¿Te sorprende mi presencia?
Pregunto con un notorio tono de burla. Mis ojos pararon con los suyos. No sabría descifrar lo que estos decían, pero sin duda eran malas noticias.
-¿Qué haces aquí?
Mi pregunta broto mientras escaneaba al vampiro.
-Es bueno verte de nuevo. ¿Haz bajado de peso?
Evito mi pregunta. Rodé los ojos, cargándome hacia el lado izquierdo, con las manos en mi cintura. Esto al parecer tiene para rato.
-No es de mi agrado tu presencia. Y no estoy con los mejores ánimos para soportar a un chupa sangre cualquiera.
El chasqueo sus dedos. –Ahí está el error. Muñeca con pulgas. – Camino alrededor mío, mientras fingía pensar. –No soy un vampiro cualquiera.
-Si como sea, no me interesa. Vete por donde viniste antes de que se me acabe la poca paciencia que tengo ahora mismo. – fui cortante mientras comenzaba a caminar por la ... carretera?
-Estas muy lejos de tu casa, ahora mismo.
Frene mi corta caminata, y apreté los puños. ¿Otro sueño?
-¿Qué quieres?
Me gire y lo encare. A lo que una sonrisa de autosuficiencia aparecía en su rostro. –Primero déjame presentarme...
-No me interesa.
-Me llamo Stephen Michalmorth. – me ignoro y paso una mano por su rubio cabello. – Y necesito...- se quedo sin palabras.
Lo observe impaciente.
-Woah, te quedaste sin palabras vampirito?- Me burle de él.
No me preocupaba mucho la situación de ahora. Seguramente me quede dormida a mitad de camino (ni yo sé a dónde me dirigía), y de nuevo estoy soñando con este vampiro. Por lo que burlarme y que me... mordiera, parecía un chiste ahora mismo.
-No juegues con mi paciencia...- advirtió, cambiando su tono burlesco y egocéntrico a uno más serio.
-Mira quien lo dice. – espete cruzándome de brazos. – Ve al grano, por favor.
Pedí impaciente. El me miro unos segundos, y luego suspiro nuevamente. Pasando una mano por su cabello, un gesto regular ahora que me fijo bien.
-Necesito presentarte a alguien.
(...)
-Es bueno verte de nuevo. ¿Te recuperaste?
Abrí los ojos y retrocedí unos pasos al reconocer el rostro frente a mí.
Stephen, me guio hasta una pequeña casa de madera, la cual estaba ubicada en medio del bosque, con un pequeño lago a un lado. Al entrar lo primero que notabas era la gran mesa para tan poco espacio, por lo que la casa se basaba en cuatro paredes, y una mesa con papeles encima.
-Park.
Hable después de unos segundos. Retrocedí en caso de preocupación, hasta que unas manos me tomaron de los hombros, evitando seguir retrocediendo. Mire de reojo, y Stephen dio un pequeño apretón, para luego soltarme y evitar que chocara con él.
-¿Es una trampa?
Park el chico que me salvo del laboratorio, negó con una sonrisa. – Agradece que no es una trampa. Ya que perdí un trabajo de años, por salvarte.
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© Extintos.
FantasyTodos conocen a los hombres lobos. Tan feroces y hermosos. Pero nadie conoce a los lobos convertidos en humanos. Se dice que solo es una leyenda urbana, pero que en los siglos mas remotos, eran los lobos los que se convertían en humanos. Conocidos...