Lentamente me levanto de mi cama paso una mano por mi cabeza esto hace que mi cabello se desordeno un poco, con poca prisa me dirijo hacia la cocina para poner a hervir el agua al mismo tiempo recojo un libro de mi armario, una vez lista el agua la mezclo con ese polvo que me proporciona tantas ideas y despeja la mente, con mis cosas listas procedo a sentarme en mi sillón de madera para así leer un rato en ingerir esa bebida de dioses llamado café, con el primer sorbo basta para poder concentrarme en el libro, al pasar de un rato levanto los ojos del capítulo que estoy leyendo y logró darme cuenta del tiempo que ha transcurrido miro de reojo mi taza y me percató de que me he quedado sin combustible antes de despojarme de la comunidad en que me encuentro logro contemplar a mi alrededor, me doy cuenta de la soledad en que me encuentro, pero no es así, bueno para mi, por que mientras tenga un buen libro y café en mi taza nunca me sentiré solo.