Protégeme .-ADAPTADA.- Capítulo 5.

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Capitulo 5:

__________ intentaba dar patadas, pero Justin la tenia cogida por los muslos, encima de su hombro. 

- Estate quieta muñeca, no me gustaría tener que abusar de mi fuerza. – pero ella no hizo caso. Justin le dio un cachetazo en una de las nalgas, cubiertas solo por aquellas excitantes braguitas negras. Ella abrió los ojos y paró de patalear en el pecho de Justin – Veo que me entendiste. –

Sonrió y la dejó con cuidado en el copiloto. __________ lo miraba con lágrimas en los ojos, de los nervios, de la rabia, de todo. Justin se puso las gafas de sol y metió las llaves por el cerrojo del coche. Le echó un último vistazo a ________. 
- No me llores ¿eh? – dijo negando con la cabeza - ¿confío de que te puedo desenmordazar? Ella asintió rápidamente. Justin le quitó la mordaza. __________ respiró hondo y profundamente. Justin arrancó el coche, sin una simple sonrisa, ni siquiera una tierna mirada. Frio como él sabía ser. __________ lo observó. La chaqueta de cuero le daba un aire supererotico, arrapado a sus musculosos brazos, igual que ese jersey negro en sus abdominales. Los pantalones, ni estrechos ni anchos daban mucho a la imaginación, aun que ella ya sabía el par de piernas que escondían. Y las botas a lo militar, terminaban de rematar la virilidad de aquel personaje. Se sonrojó sin saber por qué. Vio el pantalón rasgado, y como de él salía sangre sin cesar. 

- Te sangra la pierna. – dijo moviéndose en su asiento, como señal de que la desatara.

- Ya estoy acostumbrado. Esto es solo un rasguño.

- ¿Un rasguño? Quizás hacen falta puntos y todo… - _________ consiguió desatarse las manos y se inclinó, ante la pierna de Justin. 

- Eh, ¿Qué coño haces? Quieres que tengamos un accidente…

- Cállate. – le ordenó ella. Justin por primera vez se sintió dominado.

¿Por qué? Él era el que dominaba a las mujeres, nunca al revés. Y aquella mujer lo había hecho callar.

– Estudié algo de primeros auxilios.

Le subió el pantalón a Justin, mientras apoyaba la frente a la rodilla derecha de él. Se mojó un par de dedos con saliva y mojó la herida. A Justin le escoció esa herida. Se tensó y en su cara se expresaba dolor. Aun que no para todos pareció ser dolor… Un policía le mandó que parase.

- Bueno, pero que tenemos aquí. – dijo cuando Justin bajó la ventanilla y __________ se volvió a incorporar en su asiento, habiendo cubierto la herida de Justin con un pañuelo – mamada en plena carretera. 

- No, agente, no es lo que parece. – se intentó disculpar __________. 

- Claro, nunca es lo que parece. – la miró, comiéndosela con los ojos, ya que la chica solo iba cubierta por ropa interior. Justin se percató y le lanzó su chaqueta de cuero a__________. Ella se tapó rápidamente. 

- Agente… 
- Nada de peros ni quejas. – sonrió – espero que haya disfrutado de la mamada, señor…

- Justin. Justin Bieber– dijo Justin pasándose la mano por el pelo – aunque se equivoca.

- Ya claro… - sonrió de nuevo – por esta vez solo serán doscientos dólares, porque la señorita también iba desabrochada. 

Justin sacó su billetera y haciendo de la multa que le dio el policía, una bola tirada en el maletero del Lamborgini, pagó de mala gana. Asegurándose de que esta vez ________ se abrochaba, arrancó de nuevo. 

- Lo siento… - murmuró ________, apenada por el gasto. – No debí moverme. 

- No, no debiste. – dijo Justin gruñendo. – podríamos haber tenido un accidente. 

__________ se sorprendió.

- Pero no me refiero a eso… a la multa…

- Por eso no te preocupes. No es nada. 
- Si lo es...

- ¿Tienes que tener siempre la última palabra? – dijo Justin mirándola por encima de las gafas de sol.

Ella no dijo nada más, volvió la mirada hacia la ventanilla. Justin se fijó en la deliciosa comisura de sus rosados labios. Y como desearía que el policía hubiera tenido la razón.

_________ se sonrojó. En cambió observó a Justin por el rabillo del ojo. Él no estaba ruborizado, para nada. Después de la acusación del policía... se imaginaba ¿y si aquello hubiera sido cierto?. Sin pensarlo, se aferró más a la chaqueta de Justin. Olía bien, olía a hombre, mezclado con un perfume viril y excitante.

- ¿A dónde vamos? – preguntó ________ pensativa.

- A una casa que tengo en mi cala privada. – dijo orgulloso. ________ supo que a aquel individuo que la había raptado le sobraba el dinero.

- ¿Por qué no me llevas a mi casa y olvidamos lo sucedido? – suspiró – yo como si no te hubiera visto nunca.

- Nena, eso es imposible. – en su rostro se dibujó una sonrisa espectacular. La ronca voz estremeció la espina dorsal de __________, produciéndole un delicioso escalofrió. – Además, los secuaces de Alex, una de las bandas de una mafia rusa, te estarán buscando, ahora que ya has tenido trato con él.

- ¿Pero por qué? Yo no hice nada.

- Bastó con las relaciones que tuviste con Alexander Donovan, para que te involucraran con él. Ahora eres tú a la que buscan. Son así de sádicos... – Justin tragó saliva, a ________ le extrañó, y con un hilo de voz terminó la frase – los rusos...

A ________ se le llenaron los ojos de lágrimas.

- No me llores, ya te he dicho que no me gustan las lágrimas. – Dijo Justin entrando en un gran subterráneo donde había un BMW plateado, igual de bonito que el caro Lamborgini. – Conmigo estás a salvo, mi jefe me encomendó que te protegiera e intentara sacar de ti más información sobre la mafia de Donovan. Y así lo haré.

Salió del coche y se dirigió al copiloto. _________ se había olvidado de todo, hasta de desabrocharse los pies. Justin abrió la puerta y al ver que aun seguía con la cuerda se agachó y se la desabrochó. ________ se sonrojó al sentir la respiración de la boca de
Justin chocando contra su muslo. Pronto la cuerda cayó al suelo.
- Habrá un par de normas. – dijo Justin, estricto – No intentaras huir, a no ser que quieras que te maten – rió – Aun que es prácticamente imposible, el acceso aquí es muy difícil hay muchas armas de protección contra personas ajenas. Esta enorme cala es mía, todo lo que tiene me pertenece a mí. – la miró – Ahora tú estás incluida a la lista.

- No te pertenezco – musitó ________.

- Ahora sí. Estas en mi propiedad, eres de mi propiedad. – la miró – prométeme que por tu seguridad no saldrás de la isla.

________ agachó la mirada.

- ________. – la primera vez que decía su nombre. Y fue como el mejor de los roces, su piel se erizó.

- Bueno... – dijo con énfasis en la segunda vocal.
- ________. – volvió a repetir con más seriedad – si te pasa algo yo seré el responsable. 

- De acuerdo… - suspiró - ¿Hasta cuanto tendré que quedarme aquí?

- Hasta que cojamos a los cabrones que van a por ti. – empezó a caminar hacia una puerta – O los mataran mis compañeros… - la miró sonriendo – o vendrán y me cargaré a los siete secuaces de Donovan, uno por uno.

_________ tuvo otro escalofrío. Justin era un tipo duro, no le importaba matar a la gente.

- ¿Te gusta tu trabajo? – dijo ________ con expresión preocupada.

- ¿Te refieres a matar a la gente? – entró en el ascensor, cogiendo del brazo a
________. - ¿O a ser un agente secreto?

- A lo primero…

- No gusta nunca matar a la gente, a no ser que seas uno de esos terroristas, que siguen matando aun que les cueste la vida a ellos.

_________ observó los limpios trechos de su cara. Era guapo… no, guapísimo. Unos ojos color miel almendrado claros y penetrantes, que clavaban la vista al vacio, una nariz recta y unos labios generosos. Justin le pilló la mirada con la suya. Ella agachó la vista enseguida. Él sonrió.

- ¿Qué mirabas? – dijo gracioso. El simple tono de frialdad con la que la trataba antes desapareció.

- Na…nada.

- ¿Te gusto? – preguntó sin más, abriendo los brazos. - ¿te gusta esto, muñeca?.

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Gracias por leerla :3.

-Novela adaptada.

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