diecisiete

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Después de estar fuera de la empresa familiar era raro volver a pisarla, saludé a la recepcionista y me encaminé a la oficina principal de mi tío.

—¿Hola? —salude con timidez después de haber golpeado y entrado.

—Oh, hola Roma. —tenía una gran sonrisa, supongo que todo iba a bien—. Apareciste.

—Sí, lo siento... Por desaparecer, avise a Zoe que iba a estar afuera por unos días.

—Sí me aviso, no te preocupes. Esta bien, ¿Quien no querría tomarse un descanso de esto? —rió y yo le acompañé—. ¿Como está tu padre?

—Bueno... Bien, como siempre. —comenté acercándome a su escritorio—. ¿Esta todo bien por aquí no?

—Bien, bien no. Pero bien... ¿Me entiendes? Pero nada que no se pueda solucionar esta semana.

—Lo entiendo. ¿Que hago?

Él me miro por unos minutos y empezó a decirme en que podría ayudarlo.

Poco después de una hora y medía me había quedado a cargo en la oficina de mi tío ya que él se había marchado y me dejó a cargo de sus cosas que anteriormente me había explicado por sí se me había olvidado. La hora de almorzar se acercaba y no tenía idea de que cocinaría cuando llegue al departamento.

Él pitido de mi celular me aviso que tenía un mensaje. Sonreí al ver de quién era.

"Estas para ?"

"Depende, que quieres de ?😶"


Al salir del edificio abro mi boca con sorpresa al verlo recargado en su coche, debía admitirlo Saúl era tan lindo.

—No debiste. —hice un puchero llegando a él.

Saúl sonrió de lado y levantó sus manos encogiéndose de hombros.

—Sí no te busco, tu no me buscaras Roma. ¿Donde quieres ir?

—Lo siento pero solo quiero ir a mi lindo departamento Ñiguez.

—¿Vas a rechazar mi invitación de ir almorzar? —esas gafas le quedaban tan bien, es más creo que todo lo que se pusiera le quedaría bien.

—No. —me reí—. ¿Que tal si comemos en mi departamento? ¿Puedes? O... ¿Solo comes en restaurante?

Negó con la cabeza y me regalo una linda sonrisa.

—Vamos, dime la dirección. —dicho eso me abrió la puerta del coche, seguido subí y espere a que el de la vuelta e indicarle mi departamento.

De camino compramos algo de comida preparada por que él jugador dedujo que iba a tardar mucho para preparar algo de comida.

—Lindo departamento... ¿Vives sola, no?

—Claro, con quién viviría...

—Digo como es muy grande... —miré como observaba y reí era él mismo niño de siempre—. Pero... Puedes vivir conmigo.

—¿Que? —lo mire y una sonrisa se formó en mis labios.

El dejo de observar el departamento y se giro para mirarme quitó sus gafas.

—Lo que dije.

—Deja de coquetear conmigo, Ñiguez.

Dejo escapar una risa.

—No puedo evitarlo, contigo.

En ese momento agache mi cabeza, la forma en lo que dijo no fue en broma sino más serio e hizo que me ponga roja, deje mi cartera en los sofás y fui a la cocina con la bolsa de comida. Allí busque plato y necesario para preparar una mesa.

diferentes || cristiano ronaldoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora