EXPRESSION.

Letras Sangrientas

Aquí tenemos a Marcus un hombre promedio de 28 años, licenciado en literatura inglesa, enfocado en escribir una novela de éxito mundial, su mayor deseo es ser reconocido y recordado. Tenía su taza de café como de costumbre, negro pero bastante dulce, no como usualmente se bebe, es decir, negro y amargo. Levemente reclinado en su sillón favorito, bastante cómodo, sino fuera por la impaciencia de escribir se quedaría dormido. Llevaba una semana sin tener ninguna idea, lo menos que quería era bloquearse así que durante esa semana se dedicó a buscar inspiración, leer libros ver películas y series, pero aún no tenía idea de que escribir. Su padre siempre le decía que cuando las ideas no salieran usara los libros que él le regaló hace muchos años, pero Marcus le refutaba que escribir en el computador era mucho menos trabajo que escribir en aquellos libros además con lo antiguo que eran le asustaba romperlos, su viejo padre le insistió muchas veces que le ayudarían un montón para sus propósitos, solo tenía que saber como trabajar en ellos. Pero hoy algo lo hizo cambiar, por un momento se percató que estaba observando perdidamente su librero, específicamente aquella pila de libros antiguos, en ese instante se cuestionó sobre la razón de la insistencia que tuvo su progenitor.

Dudoso extrajo uno de aquellos libros, había pensado antes en usarlos para algo importante como escribir sus memorias, pero se planteó "¡qué mejor que usarlos en la escritura de mi primera novela!" Curioso abrió el libro y sin llevarse mayor sorpresa, no había más que cientos de páginas en blanco, hojas de color blanco con pequeñas notas de ámbar cercano a los bordes, tenía ese aroma tan relajante a viejo y a invierno por la humedad, ese aroma a lluvia o a otoño. Con una pluma elegante decidió comenzar su obra, no podía ser menos en honor a su papá. Y comenzó "Se trataba de un hombre promedio, quien disfrutaba la lectura como uno de los mayores placeres de la vida.." Así, sin darse cuenta comenzó a escribir su vida en el libro, la vida que le hubiera gustado tener más ficción, pero Marcus debía saber que cada palabra que escribiera no podría ser borrada, pero es una pena que los libros usualmente no traen manual, en este caso lo hubiera necesitado.

Luego de un día completo de escritura se sentía más vivo, como no quería colapsar con tantas horas de trabajo decidió tomarse un fin de semana de descanso, como si hubiera sido magia su vida iba mejorando sin esfuerzo aparente y demasiado rápido, la nefasta relación que siempre tuvo con su madre mejoró con solo unas pocas palabras, la mujer que tanto ama y que le rompió el corazón comenzaba a acercarse a él con buenas intenciones, e incluso le habían ofrecido un trabajo en una editorial, lo que siempre deseó, iba todo demasiado bien pero todo lo que sube tiene que bajar.

Durante el fin de semana su madre lo visitó, cenaron juntos, ella le cocinó un delicioso plato de pasta a la boloñesa, después de una agradable charla le pidió a su hijo si le podía leer unos pasajes de su primera novela y él accedió fascinado. "Un día, no recuerdo si fue sábado o miércoles, de todas maneras no importa, últimamente los días son tan iguales que no tiene mayor relevancia ponerles un nombre. Tal vez fue el estrés y la impotencia lo que me llevó a renunciar de mi trabajo como oficinista, tampoco me atraía estar encerrado en cuatro paredes y tener que soportar a un jefe egocéntrico y dictador, así que renunciar fue la mejor decisión que he podido tomar hasta ahora. Me dedicaré a escribir ficción, una fácil manera de ganar dinero si logro llamar la atención, los números nunca fueron lo mío pero mi madre me obligó a estudiarlos para conseguir un buen empleo. El día que renuncié, el día que le grite a Gonzalo mi ex jefe que su empresa no era más que un fracaso al igual que él, ese día los planetas se alinearon a mi favor, aunque al principio creí que todo iba a empeorar.