Destructor

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     No iba a llegar, se suponía que para este momento me encontrará sin vida en medio de la Galaxia Horus. Sin embargo, me hallaba tirado en la pradera con papá gritando sus preocupaciones junto a mí mientras me encontraba luchando por conseguir un poco de aire. Peleando por recuperar mi vida y esencia.

     En el camino hacia mi planeta me había topado con una lluvia de meteoritos y luego de no poder rodear uno, quede inconsciente cerca del ecosistema Bradus 10. Las alarmas del lugar se activaron y salieron en busca de lo que fuera que se encontraba dando vueltas lentas en su atmósfera, amenazando con entrar e incendiar todo en su descenso.

     Los Bradianos alertaron a las fuerzas armadas de Oxen en cuanto consiguieron identificarme, y entre la vida y la muerte pude distinguir la voz furiosa de papá a través del equipo de radio. Pensaron que estaba intentando un acto terrorista contra su planeta, aún cuando teníamos tratados de paz y yo me encontraba en el peor estado de salud posible.

     Era un planeta entero contra un joven desarmado.

     La milicia de Oxen llegó y prosiguió a arreglar las cosas mientras yo aún seguía danzando en el borde del abismo, a punto del delirio. No les dio tiempo a tratarme u ofrecerme ayuda médica y tampoco esperaba que lo hicieran. Yo era un rebelde, un niño egoísta que casi lleva su planeta a la guerra con otro vecino.

     No pasó demasiado tiempo antes de que papá llegara a Bradus 10 y tomándome por un brazo me arrastrara de vuelta a Oxen. Intentó parecer fuerte y decepcionado frente a los demás pero una vez nos embarcamos en el viaje me atrajo a su cuerpo y me abrazo con fuerza. Dijo todo lo que sentía y prosiguió a llorar. Demostró lo frágil que era mientras sostenía a su único hijo entre sus brazos, a punto de extinguirse.

—Quédate conmigo, Lin— susurró antes de aterrizar en la pradera, violando las leyes que el mismo había puesto.

     Y ahora me encontraba etéreo; rodeado de sus gritos, los brazos de mamá y el llanto incontrolable de Kearan. Todos estaban sufriendo por mis deseos de experiencias sobrenaturales o inexplicables. Podía sentir como una nube de nostalgia nos consumía, haciéndonos sentir que habíamos perdido algo o incluso todo. Al final, yo sí había perdido algo. En el transcurso, extravié los deseos de soñar y el amor que le tenía al verano.

     Había planeado tanto llevar mis sueños acabo, tan desesperadamente, que conseguí desperdiciar el comienzo de las vacaciones de verano y ahora —tan frágil, condenado y arruinado— logré odiar la genial temporada y quedarme sin poder disfrutarla. Todo por mi culpa.

     Quise perseguir un sueño que no debía, la tierra no era para mí. No era para ninguno. Ella me había hecho sentir dépaysement.

     Cuando mamá me soltó, la luminiscencia brotó de mi cuerpo sin fuerza e igual la de Kearan una vez se acercó. Intenté sonreír cuando vi el verde y pasando sus brazos bajo mi anatomía, me ayudó a levantarme inútilmente. Cuando lo consiguió; me miró fijamente buscando respuestas, sacudió la cabeza y me abrazó atrayendo a mamá y papá hacia nosotros.

—¿Qué te hicieron, Lincoln?— preguntaron los tres al mismo tiempo.

     Suspiré pensando mis palabras y con la mirada vacía dije lo único que podía, la verdad.

—Me rompieron los sueños. Me destruyeron. Quisieron acabar conmigo— murmuré mirando por encima del hombro de Kearan. Los vecinos estaban allí, mirándonos mientras cubrían sus bocas del asombro.

—La tierra es peligrosa. Ella es nuestro fin— concluí.

     Kearan me alejó y apoyando ambas manos en mis hombros se quedo estático. Observó mis ojos, en busca de mentiras —falacias por demás—, pero maldijo al no encontrar lo que esperaba. Papá alcanzó su radio y gritando corrió distanciándose de nosotros, advirtiendo a la base para que hicieran los preparativos.

     Las alarmas se activaron —todas las que habían en el planeta al mismo tiempo— y los soldados se juntaron en tropas. Las turbinas rugieron, una tras otra, y el llamado de guerra fue anunciado. Naves despegaron dejando atrás tornados que se disolvieron en segundos, armas fueron cargadas con deseo de sangre y Oxens cambiaron a su forma natural.

—¿Qué he hecho?

—Salvar a tu gente— respondió Kearan. Su mano tomó la mía y perdió su forma humana sin desperdiciar tiempo.

"Salvarnos"

     Cerré mi mano libre formando un puño mientras el cielo se tornaba negro, los relámpagos se hacían presentes y solo naves junto a Oxens iluminaron el cielo. Mamá le rezó a su Dios y deteniéndose detrás de nosotros prosiguió a guiarnos a la casa queriendo impedir que viéramos el caos. Sin embargo, era demasiado tarde. Kearan y yo lo habíamos visto todo, y sabíamos lo que pasaría. En adición sabíamos, que nosotros dos no conseguiríamos salvarnos de ellos, porque éramos diferentes.

     Había arruinado el verano de todos, descubierto que estaba enamorado de quien no debía y logrado que una guerra se iniciará en busca de la extinción de una especie junto a su ecosistema. Al final, yo era el joven nefelibato que conseguiría acabar con la amenaza hacia su planeta.

Fin.

Lincoln: entre luz y terrestres   #UniversoAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora