Esa mañana fui a Montevideo, tenía cita con el dentista a la cual llegué tarde, me dormí; lo importante es que no tenía nada de qué preocuparme. Ella, una mujer hermosa, de esas que mirás por un buen rato hasta que uno se aleja.
Una vez en casa, tu mensaje, que venías a casa, y yo con un ataque de nervios, no soy muy valiente cuando se trata de la intimidad. Tal vez porque mi mente piensa en cojer, la tipiquéz del adolescente.
Y viniste, y no pasó nada, porque seguís con la mente perdida en aquel tipo con apellido de etapa del ciclo lunar; aquel tipo que supo hacerte mierda, y luego de aburrirse te necesita. Pero, no soy quien para juzgar, debe ser pura envidia.
Pero siguiendo con eso, casi ni te hablé, me limité a escucharte y mirarte detenidamente, tratando de comprender cómo no podés amarte. Te fuiste, no me diste un beso siquiera, decidí bañarme y salir a algún lugar, tomé cerveza y me volví en el primer ómnibus que salía, amanecido, una vez llegado a casa, opté por dormir, para al menos olvidar el fracaso durante la intimidad, olvido que no alcancé con el alcohol.
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Mi pobre y bruta/mente
RandomAbsolutamente nada especial, en momentos dados, casi siempre de angustia o tristeza, escribo textos para una auto ayuda emocional y para saber que he estado peor. Deseo que esto no sea leído por alguien más que yo, por lo menos por algunos años, cu...