La cita con Christian.

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Caminamos de la mano en silencio durante diez minutos, me pone nerviosa la forma en la que caminamos ya que es la primera vez que hago tal cosa.
— Parece que ellos durarán una eternidad. — dice rompiendo el silencio.
—¿En que te basas para decirlo?
— En la manera en como se miran, una palabra puede ser falsa pero los ojos esos nunca engañan.
— uau que profundo... — le sonreí y seguimos caminando.— Me dirás a donde nós dirigimos.
— Eres muy terca, pero me has convencido vamos justo allá — dice señalando una librería. ¿Me llevará a leer? Bueno da igual mientras sea algo bueno.
— Muy bien, ¿Qué tipo de lectura prefieres?
— Realmente no vamos a la Librería, Jade iremos allá— señala un lugar de grandes puertas de vidrio con un par de anuncios en las paredes de videojuegos máquinas de juegos grandes pantallas y consolas de juegos.
— Ven — caminamos y se aproxima a un chico rubio muy delgado, con grandes gafas que asiente y camina delante de nosotros.
—Síganme por favor — dice el chico apenas volteando sobre su hombro.
— No te preocupes Carlos no muerde solo juega adictivamente por mucho tiempo.
—¿El trabaja aquí? — Mi curiosidad, es algo de lo que aun no me he podido deshacer.
— Se podría decir que sí, el es el dueño. —Me da una sonrisa pícara.— ¿Que te gustaría hacer primero de todo esto? —entiende sus brazos señalando el lugar.
— Juguemos en los lasers.—le doy una sonrisa infantil y no puedo evitar recordar cuando Noah, sus amigos y yo íbamos todas las tardes a un lugar llamado " Mundo X "cerca del vecindario a jugar guerra campal con lasers.
— ¿sabes jugar con ellos?
— Si, ¿tu no?— ahora puedo ver en sus ojos sorpresa. —claro que si, cuando era niño iba a un lugar llamado " Mundo X " estaba muy lejos de casa pero obligaba a mi padre que me llevará todas las tardes, al principio lo hacía por diversión, pero después fue algo más...
—Chris. Ya esta —Carlos interrumpe nuestra conversación.
— bien gracias amigo, tomaremos los lasers. — me mira y pone una mano sobre mi mejilla y hace círculos con su pulgar.— ¡Vamos a jugar!
—¡Vamos! Te apuesto una tarta a que te gano.
— Mmm... Interesante, ¡yo te apuesto una tarde de cine, a que no!
— Ya veremos — le suelto la mano y corro por el arma y el casco.
— ¡Cual es la prisa por perder Jade! — me dice casi gritando con una amplia sonrisa, yo rió como una boba pero ahora más que nada debo de ganar.
Toma un arma y un casco y saluda a dos chicos que aparentemente estarían en su equipo.
comenzó el juego yo estaba junto con unos niños que me miraban con asombro tuve que socializar ya que eran mi equipo.
No tardamos nada en derribar a los dos chicos que saludaron a Christian, me estaba divirtiendo demasiado hacía años no jugaba, no me sentía tan llena de adrenalina, luego de unos 20 minutos escuche la alarma de que el juego había terminado, mi equipo es ágil así que espero ver en la pantalla el color rojo de mi equipo pero en su lugar hay un azul intenso el equipo de Christian ganó. Hago un mohín y pongo el arma en su lugar, siento que me quitan el casco.
— hola preciosa, realmente eres buena pero debes conseguir un equipo más inteligente. —dice refiriéndose a los niños.
— Lo sé, así que... ¿que película quieres ver?
— Iremos a ver... — pone dos dedos en su barbilla para fingir que piensa. — Ya veremos ahora tengo que ir con Carlos, me disculpas un momento Hermosa Jade. — se agacha para besar mi mejilla.
—Claro ve.— le sonrio
En ese momento suena mi móvil. Es un mensaje de quien no lo se, saco mi móvil de la bolsa de mis vaqueros.
— Empesamos mal preciosa, ¿quisieras ir a una fiesta esta noche? «Charlie»
— Te he dicho que dejes de insistir, tengo cosas mejores que hacer, en vez de embriagarme y acostarme contigo. «Jade»
— Cosas ¿como que? Dime que es mejor que salir una noche a distraerte de todos esos libros de romances absurdos. «Charlie»
— Estar lejos de tí, así que no insistas más, no me sorprende que hables así de los libros de romance. «Jade»
Es un cretino, siempre lo será, no me sorprende de que piense que el romance es algo absurdo si el solo ha tenido encuentro ocasionales sabrá Dios con cuantas y en donde, no lo quiero ni imaginar.
Veo a Christian acercarse así que hago un gesto de estar mirando a cualquier punto excepto al móvil.
— ¿Y bien? Creó que usted señorita hermosa me debe una película.
— Muy bien, vamos.— lo tomo de una mano y lo arrastro hacia el cine.
Llegamos a la taquilla, nos formamos para la única película que esta en cartelera. Una historia nada fuera de lo normal, un romance imposible,pero con un toque de comedia. Compre las dos entradas y entramos a la tienda donde yo pido una orden de nachos con queso y un Dr. Pepper y el unas papas fritas y un zumo de uva grande. Entramos a la sala llena de parejas enamoradas, chicas emocionadas y grupos de amigos.
— Ya hallé nuestros lugares, ven — me dice en voz baja mientras me toma de la mano.
— muy bien. — subo escaleras paso entre filas y cuando doy un paso hacia delante tropiezo y casi caigo de bruces, entonces siento las manos de Christian en la cintura, sus dedos largos y ágiles detuvieron mi caída.
— ¡Hey cuidado! — me susurra cerca del oído a pesar de la obscuridad puedo ver sus ojos grises y si impecable sonrisa.
— Buena atrapada. — bromeó nós sentamos comí de mis nachos y vi la película, sintiéndome normal por estar con Christian, el es muy simpático, sincero y divertido, no le veo nada de malo salir con el, me doy cuenta que la película está por terminar así que miro a Christian que esta completamente embobado en mí, sus ojos grises me miran fijamente y estudian cada uno de mis movimientos.
— Jade, ¿esta todo bien? — la preocupación invade su cara.
— Si, solo me pregunto... —Bajo la mirada y me sonrojo.
— ¡Shh! —Soy callada por una anciana mal humorada que esta sentada a lado mio. Alzo los hombros y ruedo los ojos pero guardo silencio, pocos segundos después mi mano es tomada por Christian.
La película acaba y salimos de la sala de cine.
— ahora lo segundo. —Dice con mi mano entre las suyas. —Ven acompáñame, es por aquí. — Me detengo miro la hora, ¡no puede ser son las 09:45! lo bueno es que mañana es Sábado. Caminamos de la mano hasta el último piso del centro comercial.
— Hermosa, se que apenas comenzamos a hablar pero me gustaría saber si ¿Tengo oportunidad conmigo? Ya sabes de ser novios.— sus ojos están llenos de curiosidad y esperanza.
— Chris, eres un chico muy agradable...—me aclaré la garganta —quizá con más tiempo pueda responder a tu pregunta.
—Perfecto... Así será Jade —me sonrío y nós dirigimos a una pequeña juguetería; Al entrar esta estaba a media luz y había un pequeño oso .— Te pido que los aceptes como agradecimiento por esta tarde tan maravillosa que he tenido contigo Jade.
— ¡oh mi Dios! — es lo único que logró decir por el asombro, nadie ha hecho algo así por mi antes. «Que más da, el chico es tierno y detallista, algo opuesto a Charlie.» — ¡Gracias! — sonreí y lo abracé
— ¿Jade?— Una voz sonó a mis espaldas la cual me es familiar. Charlie.
Me separé de Christian y ante mi unos ojos fríos y llenos de enojo se posaron sobre los míos. — Así que esto es lo que tenías que hacer, Salir con este.— por el tono se su voz supe que estaba ebrio, definitivamente el si había ido a la fiesta.
— Eso no te interesa, Charlie, mejor ve a casa amigo.— dijo Christian
— Tuuu–no-te-metas— Charlie arrastraba hacia afuera las palabras con dificultad.— Y no me llames amigo, ¡imbécil!.— Empujó a Christian.
—¡Basta!, Charlie, no es de tu interés con quien salga, por favor vete.—dije en tono serio pero nervioso.— Sólo vuelve por donde viniste.
— ¡Me das ternura muñeca!, ¿Crees que no me doy cuenta que intentas darme celos con este?— Dió un paso al frente y quedó una fina distancia entre el y yo, podía persibir los olores del humo del cigarrillo, el alcohol y su fragancia, mezclada con alguna de una reciente aventura más en su lista.— Pero te diré un secreto.— Acercó su boca a mi oído, sentía su respiración cerca de mi cuello, erizaba los cabellos de mi cuello.— Podrás salir con el un par de veces, saldrás con otros, pero te aseguro que al final, Serás mía, estarás tan enamorada de mí como yo de tí, tanto que dolerá.— Se alejo de mi con una sonrisa de satisfacción en la cara.
— ¡Uau! Me sorprende tu seguridad y arrogancia— soltó Christian con algo de ira en su voz.— Mejor hazle caso a Jade y vete amigo.— poniéndose entre Charlie y yo.
—¡Muy valiente de tu parte, considerando que tu debilidad es más grande que tu boca! ¿Acaso has olvidado el entrenamiento de esta tarde?— estaba segura que esta vez si se desataría una pelea, rezaba para que esto no sucediera.— ¡Me largo! No sin antes decirte, Jade, No podrás evitar algo que ya esta escrito preciosa.— esquivó a Christian y me dejó un beso en la base del cuello. Después de ello despareció por las escaleras.
—Será mejor que nós vallamos, bella el centro cerrará, mañana tengo entrenamiento por la mañana, ¿te acompaño a tu auto, yo llevaré a teddy— me miró con una sonrisa, automáticamente el mal rato causado por Charlie había desaparecido.
— De acuerdo. Vamos— le devolví la sonrisa tomamos el ascensor directo al estacionamiento, busqué en la bolsa de los vaqueros las llaves del coche para que Christian pudiera meter el oso al asiento trasero ya que la cajuela estaba abarrotada de bolsas de las compras.
— Jade... Amm... Fue una gran noche, muchas gracias por aceptar pasarla conmigo, todo fue perfecto. No hubo un momento junto a tí que no me la pasara de maravilla. — había sinceridad en su voz, un poco de nerviosismo.
— Christian, me la pase muy bien, eres más divertido de lo que imaginaba y déjame agradecerte de nuevo por el oso.— Mis mejillas se sentían calientes, era de imaginarse me sonrojé.—Lamento mucho lo de Charlie, nunca imaginé que viniera.
— No te preocupes, eso ni siquiera tiene importancia, no me afecta un ebrio desorientado, en cambio lo que si toma efecto en mi son estos ojos.— Se acercó lentamente y deposito un beso en mi frente.— Lindos como el amanecer, Jade espero con ansias la próxima cita.«¡Cielo santo! Apuesto que mi rubor es notable en la obscuridad como una de esas varitas neón que al doblarla por la mitad se aviva el color»
—Creó que tengo que irme. —fue todo lo que dije ante eso, Dios que torpe.
— Claro bella, ten una hermosa noche, Descansa.— Se alejó del auto y despacio.
Encendí el coche y comencé el camino a casa. Al llegar a casa metí el chevy a la cochera.

Queridos lectores gracias por tomarte la molestia de
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