[14K.] Extra » Despedida

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«... y tal vez ese fue mi error, porque ella parecía tener la certeza de que las cosas hubieran sido mejor mientras yo imaginaba que lo mejor era huir».

D E M Y E N.

Estaba por depositar el diario en el buzón, deseoso de poder dejar mi pasado a un lado. No me arrepentía de lo que hice, pero tampoco me enorgullecía. Era algo tonto seguir alimentando mi ilusión después de aquel beso que le di a Mikaela. Desde el inicio tenía claro que a ella era la única a la que me hubiese gustado robarle todos esos besos, pero las cosas no eran así de sencillas. Nunca lo eran.

—¿Demyen? —preguntó una voz aterciopelada, esa que hacía que mi corazón se acelerara. Volteé despacio, con cautela anhelando que no fuese ella, que no tuviese que ser ella.

—Mikaela —saludé tosco pareciendo molesto. Quería disculparme pero el chico de hace un año ni siquiera hubiese pensado en hacerlo. Me obligué a mantener la postura de chico indiferente.

—Tiene mucho tiempo que...

—Un año —aclaré dando por hecho que no era en realidad algo de lo que las personas estuviesen interesadas en hablar.

Asintió, sus ojos se cubrieron de un dolor casi imperceptible que me estremeció. ¿Cuantas veces yo había provocado una mirada similar en todas esas chicas? Quería darle el diario de tapa dura que sostenía en mis manos y huir, una vez más.

—Eh, sí —susurró bajando la mirada a sus zapatillas azules. Ni siquiera quería tener esta conversación con ella, no ahora y tal vez no en un futuro—. Yo te busqué después del beso.

—Lo sé, yo no quería verte —aseguré recordando todo con detalle. Mikaela alzó la cabeza observándome con detenimiento y por un momento temí que pudiese ver atreves de mí. No era buena persona, no por elección si no porque la vida me había moldeado así.

—Oh, yo solo creí que teníamos que aclarar las cosas.

—Solo fue un beso Mikaela, no es algo de lo que se tenga que hablar —expliqué apretando con fuerza el diario. Debatiéndome entre entregárselo o no. Mi respiración comenzó a fallar.

—Creí que era importante —se excusó viendo hacía otra dirección que no fuese mi cara. Quería memorizar sus facciones, cada detalle de su cara, cada lunar y peca que pudiese esconder, quería tantas cosas que no me permitiría disfrutar.

—Ha pasado un año, en aquel tiempo pudo ser importante. Ahora solo es pasado —mentí. Agradecí que no me estuviese prestando demasiada atención pues todo en mi decía «mentiroso».

—Creó que tienes razón, supongo que ahora todos hemos cambiado para bien o para mal.

—Supones bien —respondí de mala manera tratando de lucir lo más desinteresado posible. Esta conversación me estaba asfixiando, en el sentido de que estaba guardando todo lo que realmente sentía.

—Algunos, solo decidieron seguir igual —susurró como si su comentario no fuese dirigido hacía mí. Ignore completamente ese hecho y asentí tratando de darle media sonrisa.

—Bueno Mikaela, iba a enviarte esto por correo —levante el diario ganándome una mirada curiosa por parte de ella—, pero como la vida nos ha vuelto jugar una mala pasada, aquí esta —susurré estirando la mano con el diario.

—Me agradó verte hoy —declaró sonriendo rozando parte de su palma con mis dedos al momento de tomar el diario—. Siempre será bueno verte, después de todo, ¿No fuiste el famoso ladrón de besos?

Besos RobadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora