ADVERTENCIA: No habrá continuación después de este capítulo. Hay una historia, sí, pero como dije en los agradecimientos, es mejor que solo se quede con un final abierto, sin secuelas de por medio.
No se recomienda leerlo si esperabas como lector un final feliz entre Mika y Demyen, pues en este capítulo se lee con claridad lo que yo me imagine como final.
Ya lo había subido pero lo elimine, una vez más lo pongo para cerrar un ciclo con la historia.
«... entenderá porque fue mala idea dejar su corazón en piezas en mis manos para ir en busca de la única que le hacía falta».
—MIKAELA.Cerré el diario después de terminar de leerlo por vigésimo tercera vez. Hace un año que lo tengo en mis manos, hace un año que vi por última vez a Demyen y el sentimiento seguía ahí. Insistente. Doloroso. Lloré por él, joder, lloré más de lo que me hubiese imaginado. Me sentía estúpida, él no merecía que yo le dedicara el sentimiento más puro que existe. ¿Lo odiaba? Si o por lo menos intentaba hacerlo. Él no tenía derecho a venir y hacer de mi vida un caos. Yo merecía más que eso, más que él y más que un simple ladrón de besos. Pero a pesar de todo, seguía en mi cabeza y en este punto no sabía si odiaba a Demyen, me odiaba a mí u odiaba la existencia de un diario sobre un chico totalmente distinto al que conocía. Leerlo, tratar de buscarle un significado más allá de lo que parecía se convirtió en mi mal hábito. Se volvió algo más personal, algo con lo que hubiese aprendido a lidiar sola de haber sido necesario, pero hoy, en especial hoy después de varios meses de tortura imaginándome un futuro con él —si lo llegase a ver—, uno dónde él seguía sintiendo lo que indirectamente plasmaba en el diario, uno donde el destino nos brindaba una segunda oportunidad... se disipó de mis pensamientos como si hubiese sido construido por mi cabeza para mantener apagado ese pequeño fuego que sin saberlo crecía cada vez más en mi pecho. Porque aunque nunca me detuve un momento para pensarlo, está ahí, mi desprecio hacia él. Él que prometió ser el único hombre que jamás me rompería el corazón y que irónicamente fue el que lo hizo añicos de la manera más cruel.
Demyen había vuelto, vaya que se había atrevido a volver, más guapo e irresistible que hace años pero lo que más me repudio de la situación no fue eso... Fue que no regreso sólo, llegó acompañado de una chica que llevaba una gran argolla de compromiso en su dedo anular.
Había creído que mi mal hábito siempre sería el torturarme con su diario, ni cerca estaba de los alcances que podía llegar a tener una mujer dolida, mi nuevo mal hábito se convertiría en destruir el corazón de Demyen y pobre de la chica que se atreviera a interponerse, no sabe lo que le espera. Porque el error de Demyen no fue robarme un beso, no fue jugar con más de un par de chicas, su error fue que entre su interminable lista, un nombre en especial bailaba de aquí a allá en letra cursiva.
Ella no debió siquiera estar en la lista, pero una vez más, entendía lo egoísta que fue Demyen hace dos años, hace un año y lo egoísta que es ahora.
Me dio su diario, se deshizo de la cruz que cargaba para pasármela a mí. Fue mi decisión conservarlo, le dije que lo guardaría por si en su momento él lo necesitaba pero con el tiempo me di cuenta que el cuaderno que cargaba a todos lados era su culpa. Culpa que con el tiempo se iría borrando de su cabeza, culpa que yo me encargaría de hacerle recordar de la manera más vil que conocía.
—Mikaela —llamó Zoe mientras me zarandeada un poco—, ¿estás bien? Llevó hablando sin tener un mínimo de tu atención.
Levanté el rostro negando divertida.
—Me puse a pensar un poco —me excuse guardando el cuaderno de tapa dura en mi bolso.
—¿Seguro fue eso? —preguntó pensando en alguna buena razón del porque me encontraba distraída. Asentí pero ella imito mi acción negando—. Sigues pensando en el asunto de Demyen.
—Para nada —bufé rodando los ojos—. Bien, sí estoy pensando solo un poco en él —me rendí al ver como Zoe me brindaba una mirada de «no engañas a nadie».
—Es bastante loco, ¿no? —comentó acomodándose de la manera que acostumbraba cuando estaba por soltar un chismorreo—. Hace dos años ese chico me robó un beso el cual resultó ser tu mejor amigo enamorado de ti y que por cierto, actualmente decide aparecer y con semejante sorpresa.
—Sí, bueno, no necesito un recordatorio de ese chico.
—Él no entiende lo que significa «ir despacio» en una relación.
Le dediqué mi mirada más severa, ella sabía perfectamente la opinión que fue formándose en mi cabeza con respecto a él.
»¡Aceptémoslo, Mika! Él avanzo, es momento de que tú lo hagas.
—No puedo —reí con amargura segura de que parecía una lunática.
—De poder, puedes... De querer —me escrutó llena de pena—, tú quieres vengarte de algo que no fue su culpa y mucho menos tuya.
—No...
—Es tiempo de que avances —interrumpió mi defensa a lo que negué decidida—, él lo hizo.
—Él merece un poco del dolor que yo viví desde aquel beso.
—¡No! —chilló indignada llamando la atención de unos cuantos—, tú no sabes si sufrió o no, no eres nadie para interponerte.
—Era su mejor amiga.
—Basta Mikaela, yo no estoy de acuerdo —advirtió y me dio un poco de gracia. Ella le tenía cierto aprecio—, esto se saldrá de tus manos y te arrepentirás.
—¡Patrañas! Y si sucede, solo lo escribo y se lo mando para aliviar mi culpa —respondí sarcástica.
—Cabezota te apodan —suspiró derrotada.
—No me importa, es mi turno de encontrar la manera de sabotear la vida del ladrón de besos —murmuré más para mí que para Zoe formando una sonrisa angelical en mis labios.
Demyen tendría que prepararse, su perfecta vida estaba por volverse el caos que debió haber sido siempre. Ahora era algo mucho más personal que un simple acto de chica ardida. Me beso y no sólo eso, si él creía que podía liberarse de sus culpas escribiéndolas en un diario, estaba muy equivocado. Él mejor que nadie sabía que quien se metía con Mikaela, no dudaría en convertirse en su mal hábito. Y en este preciso momento...
Demyen se había convirtiendo en el peor de mis malos hábitos.
—No creo que él merezca esto y ni creó que sea justo lo que te estás haciendo.
—¿Que me estoy haciendo con exactitud? —pregunté interesada.
—Te estás cerrando a la oportunidad de dejar el pasado, como él al parecer ya lo hizo.
—Yo me encargaré de recordarle lo que es tener un corazón rotó —declaré con confianza—, entenderá porque fue mala idea dejar su corazón en piezas en mis manos para ir en busca de la única que le hacía falta.
—Y que al parecer logro encontrar —señaló Zoe antes de cambiar el tema. Sonreí como niña chiquita apunto de hacer la más grande de sus travesuras.
—Marina.
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Besos Robados
Короткий рассказ❝¿Podrás enamorarte del ladrón de besos?❞ SERIE CORAZONES ROTOS.