Se quejan de falta de libertades y con razón. Pero yo no me puedo quejar. Porque lo que yo quiero o necesito no se puede cambiar. Mi opresor es el tiempo. No hay quien mande por encima de él. No hay quien pueda pararlo. Le da igual. Pase lo que pase sigue. Y además te vacila. Cuando quieres que sea eterno es rápido, y cuando quieres que sea rápido es eterno. No entiendo cómo salir del tiempo, cómo estar fuera de él. Además marca todas mis decisiones. Puede controlar los hechos y mis pensamientos. Los cambia en cualquier momento. Algo que hoy me parece terrible mañana me parecerá una tontería.
¿Acaso estoy loca o es sólo un pensamiento encerrado en un segundo que una hora después será objeto de entretenimiento?