Una voz rota sonaba al otro lado
del teléfono.
Mi corazón se encogía
a medida que el miedo y el silencio
crecían.
Esa melodía que siempre invadía
mis oídos,
desapareció.
Me sentía pequeño,
frágil,
inútil.
Ni siquiera sé si eres lo que necesito,
ni siquiera sé que pensar.
Teníamos la manía de callarlo todo,
la mala costumbre de parar
cuando el miedo llegaba a nosotros,
de llamar arte a todo.
Ayer juraste que esto no dolería
pero te encuentro llorando
frente a mi casa.
Ann,
me duele seguir contigo,
pero más duele seguir sin ti.
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Art.
ПоэзияTodo se volvió negro desde que te fuiste, ahora no encuentro el color idóneo para que regreses.