Llegó una clase, y Ana, la profesora me dijo que montaría en un troton francés llamado Janto, de color negro y el hocico de color marrón, y yo acepté.
Iba a ir a buscarlo, cuando Ana me dijo que no lo cogiera, yo me preguntaba por que, cuando me dijo que si no te conocía muy bien, y entrabas a su cuadra te mordia.
Yo no sabía que hacer cuando tenía que ensillarlo para la clase, tenía miedo a que me mordiera. Cuando al final me atreví, descubrí lo bueno que era, era tranquilo, pero miedoso, me dejó peinarlo el cuerpo, pero al llegar a la crin empezó a levantar la cabeza, y no me dejaba, Ana lo vio y me dijo que lo peinaria ella, me di cuenta que sólo te dejaba si te conocía.
En la clase de porto muy bien, me sentía cómoda al trotar, ya que lo hacía muy bien aparte de ser por su raza.
Acabo la clase y lo desensille, le pase un agua, ya que como era verano había sudado mucho, y lo metí en su cuadra, que eso si me dejaba.
Al paso del tiempo, Janto cogió confianza en mi, y me dejaba entrar a buscarlo.
Arriba una foto de Janto y yo en el picadero interior (Foto real)
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Mi vida, La hípica.
ПригодиCon este libro pretendo contaros grandes azañas que me fueron aconteciendo a lo largo de mi vida en la hípica.