En cualquier ciudad, en cualquier país, hay una institución de salud mental o centro de rehabilitación donde puedes tratar de conseguir un Objeto. Había 2538 de estos Objetos, pero dos mil se perdieron.
Los 538 restantes nunca deben estar juntos. Jamás.
Estas historias han sido recogidas de varias fuentes, muchas de las cuales son cuestionables, pero todas tienen un aspecto en común: cuentan la historia de una serie de Objetos, los cuales, de ser reunidos, traerán horribles consecuencias, detalles que conducen a muchos a la locura.
La veracidad de las historias siempre está en duda; así se quería que fuese. La especulación circula desenfrenada. Nadie sabe realmente si los Objetos son genuinos o si hay un número fijo de Objetos que existen en el mundo y que anhelan reunirse con los suyos. Parte de lo que hace a las historias deLos Portadores tan incitante es la posibilidad de que cualquier persona pueda ir a una institución de ayuda especial y someterse a una prueba de vigor para conseguir un Objeto.
Los Objetos, aunque poderosos y temibles, carecen de la habilidad para agruparse por voluntad propia, y se ven obligados a convocar la ayuda de ciertos individuos. Estas personas se convierten en Buscadores, con historias tan perturbadoras y detestables como los mismos Objetos. Los Buscadores han emprendido su viaje por tres razones principales: buscar Poder, buscar Reunión o buscar Separación. Sus metas son conocidas por convertirlos en villanos y monstruos, y solo podemos esperar que aquellos de corazón justo prevalezcan sobre estos seres.
Quizá haya una buena razón para que llegases a este sitio, estimado lector. Los Objetos han de estar llamando.
¿Responderás?
El Portador del Silencio
No hables. No suspires. Apaga cualquier dispositivo que produzca sonidos, destrúyelo si es necesario. Aléjate de tus amigos y familia, nunca los veas de nuevo. Y calla a ese maldito perro.
Dispárale a los vecinos, ellos querrán romperlo.
El silencio, ¿lo oyes? Puro y dorado, todo para ti. No hay clamor, ni bocas abiertas, o esfuerzos, siempre y cuando mantengas el silencio.
Camina a la institución. No hagas ruido y no dejes a nadie estropear tu silencio; sus puños y armas no deben detenerte.
No deben romper el silencio.
Cuando llegues a la institución, deja en el escritorio de la recepción un pedazo de papel en blanco y entonces comprenderán.
Serás llevado a las profundidades de la institución. Todo el rato arderás en tu silencio; golpeándote, enloqueciéndote. Quiere destruirte para que seas parte de ello.
¿Escuchas eso? ¿La sangre fluyendo por tus venas? Eso debe ser silenciado. Arráncate el ruidoso corazón, porque él ha ofendido y debe ser extirpado.
Continúa caminando —debes hacerlo— y sé rodeado por el silencio.
Levanta paredes y celdas para defender al silencio; crea castigos para aquellos que lo rompan.
Cuando llegues a tu celda debes hablar una vez más, pero no querrás hacerlo. Simplemente desearás mantener el silencio, tenerlo alrededor tuyo, cerca de ti. Mantenerlo por un tiempo.
Porque ese silencio es el Objeto 31 de 538. No debe ser roto.
El Portador de la Velocidad
En cualquier ciudad, en cualquier país, ve a cualquier institución de salud mental o centro de rehabilitación al que tengas acceso. Estando en la recepción, pide reunirte con aquel que se hace llamar «El Portador de la Velocidad». El empleado debería quedarse estático. Mira a tu alrededor: si todo lo demás se quedan sin movimiento, estás en buen camino. Si no lo hacen, tendrás que intentarlo en otra ocasión.