Alexandra le preparó mucha comida para el desayuno y el empezó a comer hasta haberlo terminado todo, su padre resultó ser el hombre de traje elegante y mostacho blanco, el cual miraba al joven con desprecio, Alexandra salió de la cochera y dejó encerrado a el joven por unas horas. El hombre de traje elegante el cual se llama Rodolfo entró a la habitación y con una pistola le dijo al joven que lo acompañara.
—Por favor señor, no me haga daño, — el joven se encontraba esposado, el hombre lo miro con enojo.
—Si me acompañas no le haré nada a tu patética vida, sigueme. — Cruzaron la puerta, el joven pudo ver el interior de la casa, era muy elegante y lujosa, se veía que eran una familia muy adinerada, el hombre le tenía puesto la pistola a la espalda, el joven con miedo quería volver al sótano ya que los adornos de la casa no eran muy agradables: Bicicletas humanas, unas mujeres disecadas que parecían muñecas, balones de fútbol hechos de lo que parecía ser piel humana, y había una refrigeradora en medio de la sala, la cual contenía cadáveres humanos, de niños para ser exactos, el joven no podía creer lo que estaba viviendo
Rodolfo lo introdujo a una habitación que contaba con una cama y una puerta que el joven supuso que era el baño, quedó encerrado nuevamente, el lugar era cálido y acogedor, el joven no dijo ni una palabra, entró a aquella puerta que resultó ser el baño, tenía un inodóro y una regadera, el joven se sacó la ropa e ingresó a darse un baño, cerró unas cortinas y giró el mango de la regadera, era prisionero de aquel malvado señor Rodolfo, no sabía que pensar ya, ese momento empezó a recordar parte de su pasado. Parte de su vida, no era exactamente lo que quería recordar pero sabía que le ayudaría a mejorar su amnesia. El joven sonrió, el agua recorría por su delgado cuerpo, felizmente encontró jabón y shampoo, se frotó cada parte con movimientos circulares, al menos recordaba como hablar, como bañarse, aún tenía esperanzas que no todo estaba perdido, el quería solo poder encontrar una salida de ese lugar, obtener la libertad soñada.
"Tienes trabajo dentro de ocho días, yo seré tú entrenador, pobre de ti que nos hagas quedar mal, jamás volverás a ver la luz del día"
Las palabras de aquel moreno daban vueltas en la mente de aquel muchacho:
—Y ¿entrenarme para que?, también mencionaron algo de alguna pelea, ¿participaré en una pelea?, si pierdo ¿me matarán?. — El muchacho se puso a llorar desconsoladamente, y no podía creer que una mujer como Alexandra permita que su padre haga tales cosas, ¿estaba amenazada?, era lo más probable.
Cerró la regadera y salio del lugar, estuvo totalmente mojado, miró su ropa y pensó en secarse con ella, la puerta sonó.
—¡Alfredo!, soy yo, Alexandra, te traje una toalla, el sonido del agua llegó hasta mi habitación, supuse que no había algo para que puedas secarte, — la puerta se abrió un poco y la mano de Alexandra entró muy rápido y me tiró la toalla, el joven estaba a unos metros de la puerta, trató de correr para poder escapar pero la chica cerró la puerta rápidamente. — Espero que estés bien Alfredo, ya nos veremos. —Se despidió Alexandra al otro lado de la puerta.
—Dlark, las personas cercanas a mi solían llamarme Dlark, no entiendo su significado, quizás lo recuerde luego.
—Jaja, nos vemos luego Alfredo. —Las pisadas se hacían cada vez mas lejanas y la soledad volvía a invadir a Dlark, ya recordaba algo, eso era bueno, procedió a secar cada parte de su cuerpo, dejó la toalla tendida y se vistió.
Encontró unas zapatillas y medias debajo de la cama, eran nuevas, las medias aún permanecían en su bolsa, las zapatillas eran simples y se notaba que el costo fue barato, se las puso y estaba listo, se tocó su cabeza calva y recordó otro poco de su pasado, antes tenía pelo, y por lo visto demoraría en crecer de nuevo, no sabe como quedo calvo pero tampoco le importaba, examinó su cuerpo para ver si tenía alguna marca de haberle extirpado algún órgano, felizmente no encontró nada, dio un suspiro de alivio y volvieron a interrumpir su silencio.
—¡Oye calvito!, !vas a entrenar con Mike!, ¡te instruirá para tu pelea!. — La puerta se abrió y entró Rodolfo acompañado de el moreno alto, supuso que se trataba de Mike. Sin mirar a Dlark movió la cama hacia la esquina, luego entró el hombre de la cabellera larga con una silla para posteriormente sentarse y al hombre gordo no se le vio, Alexandra entró sin mirarme con un bebé en manos, lo dejó en el piso y se retiró, la puerto de cerró de inmediato y se quedaron en la habitación Mike, Rodolfo, Dlark, el hombre de la cabellera larga y el bebé que no paraba de llorar. A Dlark esto no le daba buena espina, y sí que estaba en lo cierto.
—Veo que tienes miedo, aún sigues con dudas, ¿correcto?. Mike hablaba mientras Rodolfo y el hombre de la cabellera negra sacaron una cámara y comenzaron a grabar.
—¿Por que graban?, ¿que va a suceder? —Dlark mojo los pantalones y los hombres rieron.
—¿Ves a esa bebé?, —señalo hacia donde se encontraba. — resulta que desapareció, sus padres están desesperados por saber donde está, —sacó de su bolsillo un cartel donde salía la foto de la bebé, en el cual estaba escrito algo como "Me perdí", y luego "Recompensa", entonces Dlark sintió unas ganas de llorar inmensas. —Resulta que se llama Danielita, jaja, desapareció mientras la madre dejó la puerta abierta, jaja. —El hombre río tan fuerte que la bebé empezó a llorar mas fuerte, la risa fue contagiosa para los demás, no para Dlark.
—¡Están locos, están enfermos, son unos orates!. — Dlark comenzó a llorar.
—Estamos grabando en vivo y en directo para que otros usuarios puedan presenciar este espectáculo, ellos nos pagan millones, este es tu entrenamiento calvito.
—¡No haré nada de lo que me digan!, ¡vayanse a la mierda!.—Dlark grito con cólera y sentía mucha impotencia.
Mike se acercó a Dlark caminando lentamente y sonriendo maliciosamente, sacó un cuchillo y lo colocó en el piso, cerca de Dlark.
—Mira cabeza de testic... — El joven interrumpió al moreno.
—¡Dlark!, ¡llámame Dlark!, — Fruncio las cejas y estaba muy enojado. — ¡Y yo no haré nada de lo que me digas!. —El moreno se río , cerró los puños y le metió un golpe en la cabeza mandando a Dlark al suelo.
—Espero que sepas lo que te conviene "Dlark", — dijo con un tono sarcástico, luego metió una patada al bebé asiéndole llorar, levantó el cuchillo del suelo y se acercó a Dlark. — estoy hasta los cojones de tanta niñería, pedazo de porquería ¡maldito hijo de p...!
—¡Que me llamo Dlark! —Le arrebató el cuchillo de la mano y se acercó a el, jamás había tenido tanta adredalina en toda su vida, su corazón latía a mil por minuto. — ¡Dije que me llames Dlark!.
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Libertad soñada
JugendliteraturLa libertad es un derecho del cual todos creen gozar, aparentemente todos somos libres, pero ¿somos totalmente libres en todo?, Dlark no es libre, esta condenado a sufrir constantemente, ¿una maldición?, ¿alguna especie de conspiración?, ¿qué harías...