EPÍLOGO

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Sin más remedio camino lo más rápido que puedo para llegar a mi casillero. No quiero encontrarme con él, después de lo de ayer.

Cuando ya aguardo mis cosas estoy lista para salir de la escuela e irme a mi casa. Pero cuando volteo, veo a lo lejos a Jorge caminar afuera. Está concentrado buscando por todos los alrededores y no hace falta saber quién es a la persona que busca.

Intento ocultarme de él, pero no soy tan rápida y lo único que logro es que Jorge me descubra y camine lo más rápido posible hacia mí.

Me oculto, pero es una tontería, porque él ya sabe que me encuentro aquí parada en mi casillero. Mientras se acerca no puedo dejar de mirarlo. Tengo unas inmensas ganas de llorar pero no lo hago. Tal vez me arrepienta de esto, pero debo de dejar de ser una cobarde y enfrentarlo.

Está a punto de llegar pero solo avanzo y lo esquivo. Solo pasó al lado de él, en el momento que llega junto a mí. Antes de esquivarlo pude ver su expresión y ver que estaba arrepentido. Pero no le puedo creer a él y menos con lo que hizo.

Pensé que lo iba a evitar, pero eso no sucedió. El me agarro del brazo y me hizo voltear a verlo.

—Martina, yo...

—Déjalo si—lo interrumpo y me zafo de su agarre.

Me alejo lo más rápido que puedo para que no me vuelva a alcanzar. Me da un poco de tristeza verlo asi, pero tengo que hacerme fuerte y no dejarme engañar.

En todas las clases solo me he dedicado a esquivar e ignorar a Jorge. No estoy segura si podré hablar con él en estos momentos. Todavía estoy herida por lo que me hizo. Ni siquiera sé si podre entablar una conversación con él, después de todo lo que paso.

El dia de ayer al enterarme quien era ese chico. Se fueron mis ilusiones por el desagüe. No pare de llorar el dia de ayer. Todo lo que no había llorado en todos estos años, ayer lo saque fácilmente. Nadie me había importado mucho desde hace años.

No he sacado mi celular en todo el dia de ayer y hoy, porque si lo hago sé que no podré resistirme las ganas de aventar mi celular y olvidarme de todos los mensajes que tengo con Jorge.

Hablando de las cartas no las he sacado, ni siquiera las quiero ver, porque si las leo no podré detenerme a romperlas. Aunque las debería de romper, simplemente no puedo. Es el primer gesto de amor que me dan y no puedo deshacerme de ellas fácilmente.

Aunque en el fondo todavía las sigo queriendo y a él tal vez.

++

Las lágrimas no han dejado de césar por largo tiempo. Me encuentro limpiándome cada una de las ligeras gotas que se esparcen por mis mejillas. No puedo parar de llorar y ni siquiera puedo dejar de reprocharme lo estúpida que fui.

Me bajo de mi cama y voy hasta el rincón donde se encuentra una caja. La cargo y me voy a mi cama. Cada una de las cosas que están en la caja las voy sacando con cuidado. Lo primero que hago es sacar las cartas y dibujos que me regalo Jorge. Bajo la caja al suelo y pongo todas las cartas y dibujos en mi cama.

Veo cada una de ellas y lo primero que veo, es la primera carta que él me dio:

"Tu sonrisa es la mejor cura, nunca dejes de sonreír"

-A-

Me acuerdo exactamente que ese día había tenido una discusión con Arturo y lo peor fue que peleamos por una cosa insignificante. Cuando vuelvo a mi casillero y me encuentro esa carta y el dibujo, me impresiono mucho ver que alguien hiciera eso. Al principio pensé que era de Arturo, pero descarte la idea, porque él no es así.

El Chico de los Dibujos 「 J o r t i n i 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora