Veneno

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Dikanos vio al sonriente par de yordles corriendo hacia él, y en cuanto estuvieron en frente se dirigió a Gnar y le dijo:

-Todos te han mandado saludos de cumpleaños.

-Pues diles que se esfumen de mi vista- respondió Gnar en broma.

-No deberías hacer eso, recuerda que con los cumpleaños no se juega- Dikanos se había tomado en serio lo que le había dicho.

-Bueno, entonces diles que muchas gracias.

-No sería correcto que lo hiciera yo. Gnar miro un poco disgustado a Dikanos.

-No te llevas muy bien con los demás Gnar, pero hoy hace una excepción- le suplico Narra.

-Está bien, Esta bien...

Los tres ya estaban juntos al fin.

Conversaron un buen rato sobre cosas sin importancia; y al terminar decidieron partir hacia donde estaba el resto de la tribu, pero antes de ir hacia la asamblea de la mañana, Gnar recordó un detalle de último minuto, había dejado su mochila en la choza donde durmió anoche.

No le dio mucha importancia, pero Dikanos, sabiendo lo apegado que estaba Gnar a algunas de las cosas que siempre traía (como la misma mochila en sí), decidió esperar a que fuera a buscarlo.

Gnar corrió a toda velocidad a buscar su bolso, pasando a través de varias chozas, perdiéndose cada tanto pero siempre retomando el rumbo.

En cuanto llego recogió su mochila del piso y la levanto con un poco de violencia, luego la puso frente a él, revisando que todo estuviera dentro, y por suerte, lo estaba (e incluso había más cosas como víveres que seguramente había dejado allí para ocuparlos durante el viaje).

Algo cansado por la primera corrida, troto de vuelta al lugar donde estaban sus amigos, esta vez sabiendo perfectamente por donde pasar, pero cuando iba a mitad de camino, su vista se nublo de repente y sus piernas le fallaron de forma repentina.

No lograba explicarse el porqué de todo lo que sentía, cayo de manera violenta al piso (sin intensión) y perdió el conocimiento con el golpe.

-Ya decía yo, eres un debilucho- dijo una voz desconocida.

El yordle despertó de un tal vez largo letargo, solo para descubrir que estaba en una peor situación que la última que recordaba, quería hablar y responderle a quien sea que le hablase, pero su voz no lograba salir.

-Uhhhhg- intento con preocupación pronunciar alguna palabra, pero no consiguió nada.

-No gastes tus energías, luego las necesitaras pequeño- volvió a decir la voz, esta vez en un tono risueño, como si disfrutara de su dolor.

Gnar intento mover el cuerpo, pero estaba completamente adormecido, sentía que su garganta se empezaba a cerrar y se le cortaba la respiración, su mente entro en pánico por el comienzo de la disminución de oxígeno y el miedo lo inundaba. Su visión completamente oscura se tornó de repente rojiza, ya sabía lo que iba a venir, pero en su condición actual probablemente su transformación no sería igual a la normal.

-Alguien quiere pelea al parecer... no puedes ni siquiera moverte, así que inténtalo sí quieres.

Sintiendo como si sus músculos hubieran vuelto a funcionar, alzo ambos brazos para dar un poderoso golpe hacia adelante, pero sus ojos seguían cegados y no logro sentir que había dado con alguien o algo, pero creyó que algo empezaba a escurrir desde el piso debajo de los puños.

-Amigo, sólo eran un veneno calmante para dejarte fuera de combate, no te mataría el efecto, aunque al parecer logre exactamente lo que quería evitar- escucho Gnar.

Antes Del DespertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora