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Harry esperaba con impaciencia e irritación a que Maik le abriera la puerta, pero este por alguna razón que no le interesaba demasiado aún no lo hacía. Se estaba aburriendo de esperar con los brazos cruzados sobre su pecho, al parecer el secretario se encontraba algo ocupado u ordenando sus papeles porque unos terribles movimientos bruscos se escuchaban a través de la puerta.
No tenía ganas de esperar pero lo que fue a hacer allí era importante. Necesitaba que aquel estúpido Alfa que se encontraba detrás de la puerta lo ayudara, y lo necesitaba ahora.
Su problema se llamaba Ian, un detestable y engreído Alfa de clase alta, quien sólo buscaba hacerlo enfadar con sus estúpido comentarios, tan banales que sólo una persona como Ian podría decirlas.Era tan obvio lo que quería, 'llamar la atención' y ya que no lo podía hacer por si sólo y utilizaba su imagen para conseguirlo. Patético. Pensaba que de alguna manera lo intimidaria diciendo "que le patearia la cara" o "que le quitaría su omega".
Primero, el no estaba ni cerca de tener un Omega, sólo tenía citas, demasiadas quizás, pero ninguna le interesaba realmente.Sin embargo, con ninguna había ido más allá de la primera cita, y la razón de esto no era otra que la decepción. Porque sí, cuando aquellas chicas le habían pedido para salir él había aceptado gustoso, después de todo eran bonitas y parecían ser muy dulces. Pero después de cada cita, todas ellas se insinuaban de una forma poco agradable, poniéndolo nervioso y disgustado, y simplemente no podía aceptar sexo en la primera cita. Por lo que las terminaba llevando a su casa y se despedía de ellas. Y si saberlo, seguía buscando a aquella persona que anhelaba.
Al menos desde su punto de vista, el buscaba a alguien tierno y dulce, un cuerpo pequeño que calentar por las noches frías de invierno, a quien proteger y dar amor.
Y segundo, nadie lo amenazaba, el era Harry Styles, un Alfa grande y respetado por todos en la Universidad. En parte por ser el único hijo de uno de los socios y dueños de la Universidad; y también por ser alguien imponente. De estatura sobresaliente, con brazos musculosos al igual que sus piernas y hombros anchos.
Con un gruñido o una mirada amenazante corrían lejos asustados.Pero ese Alfa de cara bonita y ojos asquerosamente azules venía y se atrevía a hablar mierdas de el, claro que eso no quedaría así.
Dejó sus pensamientos de lado, luego tendría tiempo de matarlo con la mente, ahora necesitaba hablar con Mark, quien aún no había abierto la puerta.
Impaciente se acercó un poco para oír mejor pero un fuerte aroma se coló por sus fosas nasales, debilitando terriblemente su estabilidad, obligándolo a colocar sus manos sobre la fría pared pintada de un color asquerosamente marrón, en esos momentos odiaba aún más ese color, sentía que le causaba náuseas y un terrible dolor de cabeza.
El aroma era terriblemente dulce, sin darse cuenta empezó a morder su labio inferior sintiéndose malditamente atraído hacia ese aroma que jamás había sentido. Comenzó a jadear pero se obligó a calmarse, respirando de manera más lenta y tranquila.Cuando estaba a punto de volver a tocar la puerta sintió como está se abría revelando un rostro muy familiar para el Alfa, Maik. Al parecer se encontraba algo nervioso y tenía la mirada perdida, observando todo por fuera como si temiera que alguien más apareciera. Esa acción hizo que Harry frunciera el seño extrañado, no era para nada normal verlo así.
-¿Qué necesitas Styles? -Pregunto y fijó después de dos minutos su vista en el.
-Quiero hablar, déjame pasar... -Lo empujó a un lado y entró.
Se sorprendió.
Un omega estaba sentado en una de las sillas delante del escritorio. Ese pequeño era el dueño de aquel aroma que descontroló completamente a su Alfa, debilitandolo ridículamente. Su aroma dulce era tan fuerte que sentía que lo tenía a su lado, como si tuviera en ese mismo momento su rostro sobre su cuello, y esa idea no le pareció para nada desagradable a su Alfa, quien nuevamente comenzó a removerse inquieto y deseoso de aquel castaño, del que aún no había visto su rostro.