CAPITULO 1

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Clarissa tomó sus cosas y suspiro de alivio gracias a que al fin había llegado el fin de su día laboral. Amaba su trabajo, había logrado su sueño y era parte de una de las editoriales más importantes de la ciudad. Pero este día su ánimo no era el mejor, quería llegar a su casa y encerrarse.

Llegó a su auto y arrancó rumbo a la librería, había tenido suerte de haber encontrado a Gema, una chica bastante genial a la que le dio la oportunidad de atender la librería mientras ella trabajaba todo el día. Esperaba llegar a pronto para que la chica lograra irse a tiempo a sus clases que tomaba por las noches.

Llegó y al entrar fue recibida por los pequeños brazos de quien le daba alegría a su corazón, la tomo en sus brazos y luego saludo a su hermana Ivanna. Ayudó a Gema a cerrar la librería, le dio las gracias a la chica y agarró camino a su hogar.

Al llegar hizo la misma rutina de todos los días, unas horas más tarde, preparó a su pequeña y la llevó a la cama, luego de leer su historia y dejarla profundamente dormida, decidió ir a tomar un baño.

Mientras sentía las gotas deslizarse por su cuerpo le fue inevitable recordar a su madre, en cuanto la había necesitado todo este tiempo y como aun la necesitaba.

- Te extraño tanto- dijo en voz alta mientras algunas lágrimas se perdían entre el agua.

Al terminar su baño se puso ropa cómoda y bajo a la cocina para prepararse una taza de chocolate caliente.

- ¿Otra vez?- preguntó su hermana al entrar a la cocina.

- No empieces Ivanna por favor- respondió Clarissa.

- Es que todos los meses es lo mismo, por Dios hermana supéralo- le pidió la adolescente.

- ¡Basta!- exclamó Clarissa- no te voy...

- Lastima que no aprendiste de mamá- la interrumpe su hermana- papá se fue, nos dejó. ¿Y qué hizo ella? Fue fuerte y salió adelante con y por nosotras, deberías de tomar su ejemplo- expresó la joven hermana y subió a su habitación.

Clarissa quedó sorprendida y con sus ojos cristalizados, creía que su hermana tenía razón, que debería superarlo, pero no sabía cómo, no encontraba la manera de dejar atrás al hombre que aun después de cinco años aun era el amor de su vida.

- Hoy es... sería nuestro aniversario número cinco- pensó mientras sentía un nudo en la garganta.

Soltó un fuerte suspiro mientras se acomodaba en el pequeño sofá frente a la ventana, tomó su taza y mientras probó un sorbo de su chocolate comenzó a leer la carta una vez más.

"Mi hermosa Clari, sé que en este momento me debes de estar odiando por haberme ido así, pero debía hacerlo, suena ilógico pero lo hice por ti, espero que algún día lo puedas entender.

No sabía que decir ni que palabras usar, hasta que se me ocurrió que lo mejor que te podía contar en esta carta y en las que te mandaré, el como me hacías sentir con solo mirarte o tenerte cerca. Pero lo mejor pasó cuando aquel sábado del mes de febrero entré a una hermosa librería y al fijar mi vista al frente... te vi.

Debo confesarte que iba obligado por mi hermano pero sobre todo por mi mejor amigo. Al entrar y verte tras el escritorio, no te puedes imaginar como mi corazón comenzó a latir rápidamente. Moría por caminar y acercarme a ti, pero mi timidez me dominaba, quedé como un tonto que pareciera no sabía caminar.

A los segundos vi como alzaste tu vista y tus ojos quedaron clavados en los míos, y me mostraste una hermosa sonrisa que provocó que mi corazón se detuviera y pensé que ahí mismo moriría, pero no, si pude lograrlo, me acerque a ti y hasta te invité a..."

EL RECUERDO DE TU AMOR Donde viven las historias. Descúbrelo ahora