.9. Leyenda de las Brujas de Tecozautla

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Cuentan los campesinos de pequeños poblados del municipio de Tecozautla, que en las noches de luna pueden verse bajo el manto estelar extrañas bolas de fuego que brincan velozmente volando entre los cerros, al parecer jugueteando entre ellas. 

Se dice que son brujas practicando danzas satánicas, preparándose para chupar la sangre a niños recién nacidos y practicar diabólicos hechizos sobre la población.

La Leyenda cuenta que una noche de luna un campesino humilde viajaba a través del Cerro Colorado montando su caballo. La oscuridad de la noche era profunda, con la luz de la luna apenas podía ver el camino por el que pasaba. 

El viento silbaba entre los matorrales dejando sentir un frio que helaba los huesos. De pronto, una bola de fuego, volando bajo frente a él, asustó al caballo que entre relinchidos y pataleos acabó por tirar al hombre.

El campesino entonces corrió asustado por el cerro, deteniéndose cuando vio el resplandor del fuego deteniéndose entre los árboles. 

Quedando hipnotizado cuando vio una sensual y bella mujer, frente a su belleza escuchando la hermosa voz que entonaba una dulce canción. La mujer se acercó poco a poco y cuando él levantó su mano para tocarle el rostro tan hermoso, la mujer se convirtió en serpiente huyendo hacia los matorrales.

En medio de la confusión una mano se le tocó el hombro y cayó desmayado desplomándose en el al suelo. Al despertar estaba sentado en la punta de una gran roca con la cara arañada y la ropa rasgada sin poderse explicar lo sucedido. 

Al ver alrededor se dio cuenta que se estaba muy lejos del camino, y sin dejar la confusión atrás empezó a caminar.

A pesar de caminar tanto parecía no salir del mismo lugar, por horas y horas intentó acercarse al camino, pero este parecía alejarse mas y mas cada vez, hasta que cayó rendido de cansancio. Al despertar apareció de nuevo en la punta de aquella roca.

En el pueblo se decía que el campesino había desaparecido sin dejar rastro alguno. Sus familiares desesperados lo buscaron por todas partes sin tener noticias de él. Hasta que un día por la tarde al ocultarse el sol, el compadre de aquel campesino regresaba de su trabajo y vio a lo lejos a un hombre sentado en la punta de la gran roca, pensando que podría ser su amigo perdido, se acercó y al encontrarlo lo llevó rápidamente a su casa donde no pudo explicar qué hacía en la punta de esa roca.

Se dice que aquel campesino fue víctima del maleficio de una bruja. Hay quienes aseguran que las brujas aún pasan volando por los cielos de Tecozautla como bolas de fuego que brincan de cerro en cerro.

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