1.El origen

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Estaba trabajando como contador en la empresa de videojuegos "Konami" ubicada en Roppongi, Japón.

Mientras tomaba un café (bien cargado, por cierto), entraron unos 5 militares que "reclutaban" civiles para llevarlos a la guerra contra Estados Unidos.

Me tomaron de los brazos y las piernas, y me llevaron, como si fuera una persona que estuviera agonizando esperando la muerte, solo que, en vez de llevarme en una ambulancia al hospital más cercano, me llevaron a un camión del ejército, con rumbo a Hiroshima.

Pasaron 15 horas, nos dieron pan y agua (éramos 21 en total), muertos de miedo...y hambre, vimos por la pequeña ventana del camión, un cartel que decía en japonés "Bienvenidos a Hiroshima" a la vista. Era nuestro final, el que ninguno de nosotros quería enfrentar, ¿pero qué más podremos hacer? Estábamos en la Segunda Guerra Mundial.

Una hora después de haber arribado a la ciudad, sucedió lo que nadie creyó que pasaría: un destello cegó nuestros ojos y sin darnos cuenta, un estruendo ensordeció nuestro alrededor. Estaba ciego: estábamos frente a una bomba atómica.

No sé lo que pasó, solo tengo conocimiento de que pasaron unos meses del incidente, estaba en una camilla de un hospital negro, oscuro y sucio, incluso, lograba escuchar el último latido de cientos de personas. Yo estaba conectado a miles de cables que iban hacia una máquina que me mantenía con vida.

Tenía miedo, la incertidumbre se apoderaba de mi mente y cuerpo, no quería morir.

Me desconecté de esos cables, y como Dios me trajo al mundo, huí del hospital. Corrí carreteras y bosques, hasta que encontré la orilla del Océano Pacífico, donde encontré un bote con dos remos en un interior, y un salvavidas, lo que me podría mantener con aire si ocurría algo inesperado, como lo fue hace unos meses, cuando estaba tranquilo, en mi oficina.

Mientras remaba con todas mis fuerzas, no podía evitar recordar mi infancia. Cuando mi padre y yo, salíamos a pescar mientras navegábamos contra la corriente de los ríos y los mares, fue en ese momento cuando una lágrima se desplomaba por mi rostro.

Navegue por 3 meses sin parar, comiendo peces y tomando agua, al borde de la muerte, alcé la vista ¡Un Archipiélago enorme!

Remé como pude, varé en un bosque con cientos de árboles, rocas gigantescas, madera... todo estaba listo para que pudiera vivir aquí ¡Dios me guió!

Me alimenté a base de aves, las que cazaba con una resortera, hasta el punto que creía que me podrían salir plumas...

Sobreviví durante 3 meses, y encontré lo que quería encontrar: vida. Dos hermosas mujeres:

Una era rubia

De ojos azules

Que penetró todo mi ser,

Hasta traspasarlo.

Alta, delgada,

Buen trasero y senos,

Y unos labios que rugían con su labial intenso color rojo.

Simplemente: Perfecta.

Y la que estaba a su lado,

Una de aspecto oriental,

Baja, no medía más de metro y medio,

Ojos color pardo,

Que me llevaban a un viaje a la nada,

Donde solo estamos solos:

Ella y yo,

La luna sería testigo de lo nuestro,

Nuestra filmadora de la noche de sexo que estaba por llegar.

Lástima que era un sueño,

Me vieron y corrieron en la dirección que las vi llegar

¿Hice algo que no les haya gustado?

Si solamente las miré fijamente a los ojos...

Hasta que recordé lo de la Bomba Atómica, en Hiroshima.

Era un tipo hermoso, estaba aún con la duda de por qué esas dos señoritas pasaron de mi ¿No será que la explosión deformó mi cara? Porque veo que mi cuerpo se tornó de color verde, y me di cuenta de que estaba con menos altura, raro...

Fui al lago, con la esperanza de que haya sido solamente una ilusión, que mis creencias fueran falsas, que todo esto sea una pesadilla de la que aún no despierto... no era así, tenía la cara verde, fea, horrenda, inmirable, era la razón por la que las mujeres que encontré hace unos minutos atrás huyeron. Era enano, mi cara estaba totalmente arrugada ¿Por qué nadie me dijo nada?

Solo buscaba el amor verdadero, solo buscaba el sexo placentero. Mujeres hay muchas, y la gran mayoría se fijan en lo superficial, en lo de afuera, nunca se fijan en lo interno, en lo más intenso: el corazón, ¿acaso es tan difícil? Las mujeres no se consiguen de la forma tradicional (que ellas vengan a uno), se consiguen yendo hacia ellas, abusándolas, violándolas; mientras se goza de una buena penetración ¡Que buena idea!

Necesito un poder, un poder con el que pueda lograr placer y dolor al mismo tiempo, hay un sentido que sirve exactamente para esto: la vista, ¿Cómo sería la combinación de sexo y mirada? ¡Sexo por medio de las miradas penetrantes interminables! ¡Sí!

Es irresistible, incontrolable, abusador y siniestro. No hay escapatoria de una mirada fija, no hay pupila que no se derrita, no hay párpados que rompan las leyes de la química, desapareciendo ante unos ojos como los míos, los que perderé su control cada vez que una hembra esté a mi vista.

Pido tener el poder de violar con la mirada, ¿y si voy más allá? ¡Embarazar con la mirada y que la hembra no se olvide de mí! ¡Qué maravilla!

A la mañana siguiente me fui del bosque sin nada en mano, solamente unos zapatos de corcho, una camiseta y pantalones de hojas de los árboles.

Una vez en la ciudad, sin darme cuenta 5 mujeres estaban con los ojos desorbitados y pariendo ante mi ¡Tengo 5 hijos en 15 minutos!

Mas no sentía nada, solo sentía el placer de ver a hembras fáciles agonizando...esto está perdiendo sentido.

Violé a una mujer y la llevé al bosque, ahí le extraje la cabeza, el cuello, los brazos y las piernas, los senos y las nalgas, los pies, y su piel; me puse lo de ella. Me transformé, soy una mujer hermosa y perfecta, en busca de mi hombre deseado, esta vez, sin violar, solo conocer a la persona, y enamorarme, en fin, sentir el amor verdadero, que venga del alma, que venga de las tripas.

En la plaza de Ancud, conocí a un tipo moreno, alto, delgado, hermoso y perfecto, si me preguntan lo que me enamoró de un hombre, fueron sus ojos, sus ojos penetrantes y fuertes, no pensé que alguien tendría unas pupilas cafés más fuertes que las mías.

Hicimos el amor a plena luz del día, mientras estábamos en el acto, unos transeúntes nos tiraban vómito, saliva y tomates, no nos importaba nada, él seguía dándome, era el pene más rico que sentí en mi vida ¿Quién dijo que ser homosexual era una enfermedad, malo, horrendo...anormal? ¡Es lo mejor!

Para mayor tranquilidad, fuimos al bosque, nos hicimos una cama con hojas de los árboles, y seguimos con lo nuestro; hacíamos posiciones como el "69", "el vaquero", "el vaquero a la inversa" y muchas otras más, ninguno de los dos se cansaba, seguíamos y seguíamos, ninguno de los dos quería que este día lleno de placer terminara.

Cuando terminamos seguimos acostados, abrazados, imaginando que seguíamos, como estaba cansado, decidí darme un baño en el Lago Negro, que estaba frente al bosque, donde embarqué.

Para mi mala suerte, no sé cómo, el lago literalmente me tragó, desaparecí, no podía ver nada, me sentía en la nada, tenía miedo; me transformé en una persona ambiciosa, él era el amor de mi vida, él me dio el mejor sexo que me pudieran haber dado en mis 30 años, ya no quería el poder de violar, quería el poder de escapar de aquí y buscar a ese hombre, del que mucho menos sabía su nombre; mi deseo fue cumplido, cada vez que haya noche de luna llena, podré salir de aquí y buscarlo y tenerlo a mi lado por siempre, y así, prometo no violar ni abusar de ninguna mujer nunca más.

Leyenda chilena "El Trauco": El origenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora