Debajo de la caperuza (Parte 2)

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Ese día, cuando el débil lobo blanco callo inconsciente, Caperucita lo llevó a la caza de su abuela que no le costó encontrar, resulta que su abuela ya estaba muerta, al parecer no hace más de un día. No tardó mucho en arrastrar el cadáver lejos del lugar, antes de que comenzara a pudrirse. 

Nunca pudo olvidar la sensación del sedoso pelaje del animal. Que tuvo la osadía de acariciar cuando llevó trabajosamente el lobo en brazos hasta la casa de su abuela para poder ayudarlo.

Después de ese día, la pequeña nunca dijo que su abuela estaba muerta, ella llevaba la canasta semanal a la casa de su abuela donde estaba el débil lobo blanco, limpiaba su majestuoso pelaje con trapos húmedos y le daba de comer la carne cruda, que la pequeña a veces lograba cazar.

Después de dos visitas el lobo intentaba atacarla y le gruñía pero aun así ella siguió yendo ya que sentía un extraño afecto por el majestuoso y temible animal. Ella pensó que el lobo hablaba a veces, estaba segura de que no era su imaginación.

En el segundo mes, cuando la niña llegó a la casa, la encontró vacía, después de una hora buscando se rindió y decidió volver al pueblo, unos metros antes del río, escucho una voz, y no una voz cualquiera.

- Humana - volteó y vio que detrás de un árbol, salia el majestuoso animal - me has ayudado, por no decir que me has salvado la vida - dijo el lobo blanco pero enseño sus dientes y soltó un gruñido cuando la niña intento acercarse - no te confundas humana, los de mi raza no somos simples perros domésticos, si en este momento doy la cara es por honor y orgullo - el animal se dio la vuelta dispuesto a desaparecer pero Caperucita casi grito al llamarlo.

- Oh temible lobo blanco, ¿existe alguna manera de que nos volvamos a ver? - el lobo la miró y sus ojos parecieron brillar.

- Existe una manera, si - asintió - como habrás visto la primera vez que nos cruzamos, estoy envejeciendo y la caza se me dificulta, tal vez si me ayudas trayendo personas por este sendero, algún día seas digna hasta de tocarme.

La pequeña acepto encantada, pero ese día la muerte de su abuela fue descubierta por un leñador, cuando le preguntaron a Caperucita que fue lo que paso ella dijo:

"Estaba de camino a visitar a mi querida abuelita, pero un lobo intento atacarme de camino, por suerte pude escapar, pero sospecho que el fue el mismo que atacó a mi abuela"

Ella fingía sollozar cada vez que le preguntaban por el lobo. Todos por supuesto decidieron creer en la adorable niña de la caperuza blanca que siempre sonreía.

 Desde esa noche en la que ella acepto el trato con el lobo, una vez a la semana una persona era atacada, la pequeña conseguía matar o dejar inconsciente a cualquier persona que por algún motivo andará por la calle en la noche. Esa era la noche en donde su caperuza se manchaba de rojo y por fin podía acercarse al majestuoso animal que tanto amaba.

Al cabo de un año las personas empezaron a irse del pueblo, pero cuando los padres de caperucita quisieron mudarse también, la pequeña escapó, no entendía porque debería irse, el pueblo se volvía un lugar cada vez mas agradable semana tras semana, muerte tras muerte. Y sus padres querían alejarla de lo único que ella quería.

La noche en la que escapó coincidía con la noche en la que tenía que llevarle comida al lobo blanco, ella ingenuamente pensó que tras tantas veces que le cumplió al lobo, este le perdonaría una única noche.

Que tonta fue, apenas el lobo la vio llegar con la con la caperuza blanca en vez de roja por la sangre, decidió matarla, la pequeña solo alcanzo a gritar y soltar una sola lagrima. Esa noche su caperuza estuvo mas roja que nunca y aunque la pequeña sentía un amor inexplicable por el lobo, este no le afecto en lo mas mínimo matar a la perturbada niña que una vez lo salvó.

·FIN·

-Ella-

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