- Tengo miedo.
-Estaré aquí todo el tiempo.
-Lo prometes ?- Me sonrió, no se como puede sonreír.
-Lo prometo - Le devolví la sonrisa, levantó su débil mano.
-Es una promesa - Estrechó mi mano y besó mis nudillos - No llores, te quiero - Sonreí con los ojos cristalizados viendo como entraban en la sala.