Café por favor.

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Pasaron dos semanas desde el tiroteo. Es un día soleado pero no muy caluroso con algunas nubes, seguramente hoy en la noche llueve, tendre que llevar el paraguas a la escuela.
Me encuentro trabajando en la cafetería más hogareña de la ciudad de Boston, aquí se sirve el café en el punto justo; ni muy caliente ni muy frío.

La mañana se veía tranquila, a las nueve de la mañana de un miércoles solo había dos mujeres sentadas junto al gran ventanal que deja ver a la calle en donde la gente apurada corre hacia el trabajo y donde los autos constantemente hacen sonar la bosina.

Bailaba en la cosina al ritmo de Coldplay hasta que el ruido del llamador me alerta de que ha entrado un cliente nuevo a la tienda. Me acomodó el delantal, tomo mi libreta y lapiz y salgo a tomar una nueva orden.

-Buenos días ¿qué desea ordenar?-pregunto mecanicamente, la costumbre de haber trabajado aqui desde hace seis meses.
-Me gustaria un café por favor y un sándwich de jamón crudo-habló el cliente.
Reconocí esa voz al instante, era Nick, solo que al no haber levantado mi cara de la libreta
no lo había observado.

Levante mi cara para encontrarme con la de él, sonriendo; supongo se dió cuenta de que no lo había notado.
-Hola- me dijo. Simplemente eso y me derretí con su voz melodiosa, como la primera vez que la escuche.
-Hola Nick, enseguida traigo tu orden-sonreí para el y fui hasta la cocina rápido. Idiota, podria haberle dicho algo más

Preparé el café y el sándwich, los coloque en la bandeja y fui a dejarlo en su mesa.
-Aquí tienes tu café y el sándwich-hable mientras comaba cada cosa de la bandeja y lo dejaba en la mesa-¿Azúcar?
-No gracias, soy diabético.
-¿Edulcorante entonces?
-Eso si, gracias...-dejo sin acabar la frase para que dijiera mi nombre.
-Natalia, puedes decirme Naty si quieres.
-Naty me gusta.
-Dejare que tomes tu orden tranquilo.
-No me molesta que te quedes, es más me gusta tu compania. Si no tienes clientes que atender ahora quedate por favor-me miro a los ojos. No me resistí. Débil.

Platicamos mientras el comia, a veces me levantaba porque algún cliente pedia la cuenta o entraba a la tienda, pero fue muy agradable.
-Me darias la cuenta-dijo limpiando su boca con la servilleta de papel. Su boca dios.
-Claro

Me levanté y fuí hasta la barra para hacer el ticket de lo que Nick había consumido. Al lado de la máquina estaba una lapicera azul. Es tu momento Naty.
Escribí mi número de celular y mi nombre en el papel recien impreso y fuí a llevarselo.

-Son veinticuatro dólares-dije dejando el ticket doblado por la mitad para que no viera por el momento el número.
-Claro-contesto dandome el dinero- espero verte otra vez Naty- me saludó y salió del local.

Me quede unos segundos mirando la puerta como una tonta. Recogí la taza de la mesa, limpié esta última y fuí a dejar lo sucio en la cocina. Contaba los billetes cuando en el margen de uno ví un número escrito y al lado ponía: Nick. Oh mi dios, me dió su número.


Gracias A Las Balas ~Nick Jonas~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora