Capítulo 5

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Capítulo 5.

LAUREN POV.

Después de que Camila me dijese lo que me dijo, sólo entró en su habitación para colocarse una falda y una camiseta y bajar a cenar. Ni si quiera me miró, y por los rastros rojizos de sus mejillas puedo decir que estaba muerta de verg­üenza, es normal, yo también lo estaría si hubiese dicho tal barbaridad, pero en cambio estaba contenta y feliz por el pequeño contacto.

Camila se sentó igual que el primer día en el que vine a cenar, al lado de su hermano y quedando frente a mí.

Comimos en silencio hasta que miré a Camila cuando le susurró "Pss" a su hermano, para que estuviese atento.

Con un guisante en el tenedor, ejercía fuerza, lo soltaba y lanzaba el pequeño misil verde directo a la frente de Leo. Ella agachó la cabeza haciéndose la desentendida y Leo subió la mirada enfadado repasando a todos los ocupantes de la mesa, rendido, volvió a su plato. Valero miró a Camila y ella sacó la lengua mordiéndola levemente con sus dientes divertida. Valero le dio un codazo y repitió el mismo ataque que había hecho Camila antes, pero metiéndole la pequeña verdura directa al ojo.

Leo se quejó y se llevó una mano a la cara, Camila agachó la cabeza e intentó no reírse, pero no sucedió y se le escapó una gran carcajada cortada.

-¡Mamá, Camila me está tirando guisantes! - se quejó Leo y rodé los ojos.

-Yo no he sido, asqueroso sangre sucia - vaya, al parecer no me habían mentido cuando dijeron que le encantaba Harry Potter.

-¿Ah no? -Leo rio nasalmente, se cruzó de brazos y alzó una ceja- ¿Y entonces quién ha sido?- se dejó caer en el respaldo de la silla - ¿La muerta de tu madre?

-¡Leo! - le regañó Alicia.

Demasiado tarde, Camila ya se había levantado y se había puesto de pie en la silla, para caminar por la mesa y tirarse directa en el lugar dónde Leo reía.

La silla cayó hacia atrás con Leo y Camila encima - ¡Estúpida! - me levanté para mirar al suelo.

Camila estaba encima del pecho de Leo intentando pegarle mientras que él cogía sus brazos y se lo impedía. De un movimiento rápido Leo giró y dejó a Camila debajo para coger algo de comida del plato de la mesa y pasársela por toda la cara. Camila gritó y pataleó. Subió el brazo y agarró el mantel, que cedió hacia un lado, varios cubiertos cayeron, pero ella agarró un cachito de pan y lo estampó contra la cabeza de su primo. Después de eso salió de su agarre, se puso en pie, subió a la mesa y se tiró encima de su cuerpo de nuevo, como si se tratase de lucha libre. Cogía el sweater de su pecho con ambas manos y puños cerrados y golpeaba su cabeza contra el suelo como podía.

-Siempre están así- rodó los ojos Valero y su madre asintió resoplando.

Camila le pegaba, Leo le sujetaba, le daba la vuelta, la pegaba, y así repetido por mil veces hasta que se cansaron los dos, quedaron hechos una porquería y se tumbaron en el suelo para recuperar la respiración como si de unas estrellas de mar se tratasen los dos.

Me hubiese gustado ir, pegar un guantazo a Leo en toda la cara por atreverse a tocarla y sentarla en mi regazo, para balancearla repetidas veces, besar su frente e intentar que se calmase.

Pero no lo hice. Porque mi cabeza estaba procesando cuatro palabras: La muerta de tu madre.

La muerta de tu madre.

La muerta de tu madre.

Me lo repetí, y no lo entendí. Sí, entendía el significado de la oración, lo que no entendía era por qué mi cerebro no creía que eso fuera real.

La novia de mi primo (CAMREN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora