Sin duda alguna, uno de los acontecimientos que mas agradeceré en mi vida, es el haberte encontrado. Todo el tiempo, tropecé con amores que ponían de excusa la monotonía, me engañaban, trataban de poseerme como si fuera un objeto o sin más de la nada desaparecían. Siempre fue así, coleccioné caricias dañinas y, poco a poco mi concepto del amor se distorsionó, creí que el amor era dar todo y no recibir nada a cambio, soportar indiferencia e incluso algunas veces malos tratos, que amar, era insistir e insistir para que esa persona volviera a mi lado, y fue así que mi corazón creó un muro que le negaba el acceso a cualquiera, mi alma se enfrío y no supe mas del amor...
Pero un buen día, llegaste tú, y poco a poco desvaneciste ese muro, encendiste mi alma y sacaste ese ser romántico que se había escondido por tanto tiempo. Llegaste y te instalaste, con el objetivo de no marcharte. Y no quiero que lo hagas ¡Quédate!, porque me enseñaste un nuevo concepto del amor, una forma distinta de amar, que el dejarte ir, también forma parte del querer.
Por eso, no quiero que te vayas, pero si lo haces estaré feliz, y sonreiré, cuando te vea de la mano de alguien más, porque el amor de tu vida, no siempre es aquel con quien compartes tu estadía en el mundo.