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[When You Can't Sleep At Night]

Bajó de la cama arrastrando la espalda y, con ella, la colcha. Otra noche de insomnio. Por mucho que se repitiera que debía descansar, su cuerpo se negaba a dormirse por culpa de todos los pensamientos atribulados. Todo era negro, lo rodeaba ahogándolo en un pozo de agonía. Y era agotador mantenerse a flote cuando no podía ver nada, cuando no podía escalar aquel abismo. Más sencillo sería dejarse llevar por la Parca ya que Morfeo le daba la espalda. Odiaba su entorno, odiaba comer, odiaba respirar, se odiaba a sí mismo. Detestaba todo.

Menos a él.

Caminó arrastrando las plantas de los pies hasta el baño y se paró frente al espejo con desgana. Lloraría, pero hacía meses que agotó las gotas que su menudo cuerpo guardaba. Se había convertido en un amasijo de huesos, piel y aflicción. Se acercó a su reflejo palpando las ojeras que se mantenían en su rostro como si de un tatuaje se tratasen. ¿Cuándo había trasmutado a un monstruo? ¿Cómo había metamorfoseado sin percatarse de ello?

Se giró con un lánguido suspiro para abrir el grifo de la bañera. Se hundió en ella cuando estuvo llena, alcanzando antes una caja metálica que custodiaba sus dolores y horrores. Sacó de ella su hoja favorita, observando cada ínfimo detalle del fino acero, dedicándole una sonrisa amarga.

—¿Por qué este modo de autodestrucción no es aceptado?— se preguntó inclinando la cabeza para tener un primer plano de su antebrazo siendo marcado por gotas carmesí. Continuó apretando su pequeño arma contra la herida hasta ver la sangre fluyendo con libertad, tiñendo el agua de su tétrico color—. Puedes beber hasta el coma etílico, puedes golpear una pared hasta que tus nudillos se reduzcan a polvo, puedes estirarte del pelo pero no puedes dejar un grabado en tu cuerpo— dibujó una mueca en su faz, frunciendo el ceño.

Regó y regó su cuerpo de surcos rojizos, sus brazos, sus piernas, su torso. Con un poco de suerte acababa desmenuzado. Pero...¿por qué se sentía tan bien? Se golpeó recordándose que no podía disfrutar de su propio castigo, debía sufrir y agonizar como se merecía en vez de ser un adicto. Sus demonios se reían de él, carcajada tras carcajada, relatándole todo lo que había hecho y haría mal. Yoongi era sinónimo de error, de fracaso, de rechazo y de tinieblas.

Quitó el tapón y salió envolviéndose en una toalla de algodón tiesa por el uso. Se secó raspándose con fuerza cada centímetro, eliminando la débil costra de las líneas y manchando la tela de bermellón. Lanzó el paño al cesto y, sin nada más que sus bóxers, regresó al dormitorio inundado en una extraña calma que agitaba sus ideas suicidas para que explotaran llevándose el chico a otro mundo. Se desplomó sobre el colchón y descorrió los cajones de la mesilla para tomar dos botes repletos de pastillas. Las vertió entre sus piernas, sobre las sábanas azules. Una pequeña noche de química estrellada lo retaba para que él fuera un agujero negro e ingiriese todo a su paso.

—Jimin— susurró cogiendo un puñado—, espero que me perdones por esto.

Sin ningún tipo de líquido las tragó, cerca de treinta pastillas que sabían a muerte, bajando con parsimonia por su garganta, anunciando que su ansiado paso no sería nada rápido, sino lento, muy lento, quemando su existencia poco a poco como una fogata apagándose en una tarde de otoño.

Se extendió acurrucado tras colocar tiritas y gasas en todas sus lesiones. En posición fetal esperó al momento, paciente, con la única esperanza de nunca más ser un obstáculo para sus allegados. Jamás volvería a sacarle lágrimas a su madre, no amargaría a su padre por no haber estudiado alguna ingeniería, desataría el nudo que lo unía a su adorable novio permitiéndole tener una mejor vida. Eran ventajas para cada uno de sus seres queridos, incluso para él.

Empezó a retorcerse por un agudo dolor en su estómago, cayendo a la tarima con arcadas, aferrándose a su espalda en un abrazo mientras su visión se nublaba más y más, oyendo a lo lejos unos pasos que no se dirigían hacia él.

Y el llanto lo azotó, el último de todos, arrastrando con su sal parte de su alma, purificando su ser.

*****

Esto iba a ser un OS dividido en escenas pero...voy a subir cada una a modo de capítulo. Así no tenéis que esperar tanto. Son cortitas así que no problem.

¿Dije ya que esto iba a ser muy emo?

Cada capítulo/escena lleva el título de una canción. Éste, When You Can't Sleep At Night, es de Of Mice & Men.

Cathedral Of Sadness | YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora