Una nueva puerta se abrió frente a mí gracias a las grandes manos del hombre de aspecto oscuro. Me invitó a entrar a una habitación. La misma era bastante linda: un suelo alfombrado con un suave material negro, paredes moradas con una franja de conejos blancos estampados a una distancia de un metro entre sí, dos camas individuales a cada lado de la habitación enfundadas en un acolchado escarlata y una mesita de luz con una lámpara y dos pequeños paquetes de regalo cerrados, como si estuvieran esperando por mí.
—Adelante, es toda tuya —resonó distorsionada la grave voz del sombrerero. Volví a mirar a mi alrededor y todo daba vueltas—. Aquí estarás a salvo, señorita— fue lo último que oí antes de caer en un sueño profundo. Quizá el té no fue una buena idea, ni siquiera tenía mucha hambre o sed.
A pesar de no saber cuánto tiempo había pasado desvanecida, sentí que mi cuerpo estaba recostado sobre nubes de algodón. Abrí lentamente los ojos pues la luz solar brillaba intensamente sobre mi pálido rostro y mis claros ojos eran sensibles al fulminante resplandor. Quedé desconcertada al ver que donde me hallaba. No se parecía en absoluto al sitio anterior, ¡era todo lo contrario! ¡Era como un sueño!
El aire olía a caramelo y el cielo estaba repleto de nubes rosadas y celestes, unos metros a mi lado corría un río de agua cristalina. ¿Cómo podía ser posible? Me incorporé y comencé a caminar por un camino púrpura construído en adoquines de diamante. Mi visión captaba más y más detalles del lugar. Notaba el ligero tono verde-azulado de las hojas en los sauces y el lima del césped, rosas rojas como los rubíes crecían en lugares extraños y azarosos pero una en especial llamó mi atención. Mientras el resto estaban completamente florecidas esta no había salido de su capullo y pereció.
Un aire de pena inundó mi pecho e instintivamente acerqué mi mano hacia los pétalos marchitos y por segunda vez en mi vida me sentí la persona más sola del mundo, me sentí como aquella flor: muerta, solitaria, sin cuidado alguno ni nadie que fuera a preocuparse por mi. Ante mis ojos algo sumamente extraño ocurrió: mis manos cobraron un tenue brillo celestial que mágicamente devolvió a la flor el color y la vida.
—¡Gracias! —exclamó la planta.
—¿Cómo... Cómo es posible? —No sabía cómo reaccionar, le había devuelto la vida a una florecilla y ahora hablaba— Me estoy volviendo loca.
—Oh, por favor no te vayas, he estado sola por mucho tiempo y me gustaría un poco de compañía.
—Hum... Está bien, supongo...—Dudé por un momento —¿Podrías decirme en dónde estoy?
—Esto... No lo sé, acabo de despertar de los brazos de la muerte, lo último que recuerdo es haber volado de las Colinas Nevadas hacia aquí.
—¿Volado?
—Sí, es algo típico que haría cualquier Mariposa del Invierno. Durante el último mes de la estación helada salimos de nuestras crisálidas y volamos al Prado para polinizar las flores y demás cosas que hacen las mariposas pero una ventisca inesperada nos dispersó a mí y a mi grupo. Cuando me dí cuenta estaba enterrada bajo un manto de nieve. Asustada, intenté salir pero fue en vano pues no estaba hecha para eso, entonces cerré mis ojos y ví una luz que me ofreció la oportunidad de volver a nacer y acepté. Cuando salí, vi que me había transformado en una rosa, no podía ser peor mi suerte. Pero sí, las cosas no mejoraron, por algún motivo que desconozco no florecía ni aunque lo intentara con toda mi fuerza.
—¿Cuánto tiempo estuviste así?—Inquirí nuevamente, extrañada y fascinada.
—Una semana o dos, y volví a morir. Luego sentí nuevamente el calor del sol, eras tú, niña. He de agradecértelo de alguna manera —finalizó.
—No, por favor. Esto es nuevo para mí, no tenía idea de que podía hacer algo como eso. Aunque quizás quieras viajar conmigo, digo, no creo que quieras quedarte plantada toda tu vida
—Nada me haría más feliz, acerca tu brazo.Así lo hice y las raíces se prendieron a la parte superior del brazo izquierdo. No dolía ni lo más mínimo, era como si cada fibra fuera hecha con seda.
—¿No morirás estando fuera de la tierra?
—He muerto dos veces antes. Además, soy una flor mágica que habla, ¿de veras lo crees?
—Bueno, si lo dices así suena muy estúpido —ambas reímos y emprendimos nuevamente nuestro camino.Mientras yo veía con asombro el nuevo mundo a mi alrededor y las criaturas silvestres, mi compañera miraba el cielo con melancolía. Seguramente se sentía extraño el hecho de no ser lo que se había planeado en un primer momento y que te corten las alas de esa manera no era correcto bajo ninguna circunstancia pero ser diferente no es sinónimo de ser un error porque aunque la apariencia sea un cambio más que radical no hay que olvidar lo que somos.
El camino acabó de manera abrupta a las orillas de un lago de proporciones gigantescas, en el centro había un pilar que brillaba en tenues tonos rojizos. Ninguna sabía cómo ni a dónde ir. Me dí la vuelta para buscar otro camino y encontré a un niño de no más de 10 años siendo perseguido por tres extraños seres con máscaras y un signo en cada una: un trébol, una pica y un diamante.
_____________________
N. de A: Las mariposas de Invierno son un tipo de hada que creé. Son las encargadas de renovar el ambiente luego de esta estación.
Bueno niños, disfruten mientras puedan porque me tardaré otra eternidad en acabar el siguiente capítulo (o quizás no :D), pero igual tengan paciencia.
Por otro lado... ¿Que les ha parecido? , ¿quién creen que es el niño?, ¿Alice es idiota o nomás se hace?, ¿donde está makuin (okno)?
❤Bye, bye ❤
ESTÁS LEYENDO
Desmaravillas
FantasíaEl País de las Maravillas no es tan maravilloso como todos dicen. Es un lugar de castigo para cualquiera, en especial para ella. Con nuestra querida Alice, exiliada a ese espantoso lugar para cumplir su condena, carismáticos personajes la acompañará...