Capítulo 7: Cáete siete veces y levántate ocho

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Los días fueron pasando y no había mejoría en lo absoluto en su hermano, cada día que pasaba era un verdadero calvario para la familia y hasta el momento no se les permitía entrar a verlo, y eso, de algún modo les frustraba demasiado. El único que parecía no haber pegado un ojo en esos días era Karamatsu, sus padres solían ir a trabajar, volvían sólo para quedarse un poco y volverse a ir para dormir un poco, al igual que el resto de sus hermanos salvo Osomatsu, al ser el hermano con más tiempo libre pues se quedaba hasta donde aguantaba su cuerpo y luego se marchaba.

Karamatsu contaba cada minuto, cada hora, cada día, sabía perfectamente qué día estaban, la hora, fecha, todo. Era consciente de todo, sin embargo cuando le hablaban parecía estar absorto en sus pensamientos, casi ignoraba a todo su alrededor, su mente no le dejaba estar en paz ni un segundo.

Si bien no era su culpa y lo sabía perfectamente, en el fondo entendió que no debió dejarlo solo, siendo el hermano con mayores problemas en la vida, siendo ese mismo ser de quien se había enamorado desde hace tiempo atrás. La razón por la que salía con chicas, intentaba ligar con muchas de ellas era con el fin de olvidarse de ese amor imposible, eran hermanos después de todo y si sus padres se llegasen a enterar de ello estaba seguro de que terminarían mal las cosas por lo que se inhibió de hacer algo que pudiera afectar su vida de ambos. El sólo pensar que tuvo su oportunidad para decirle lo que sentía y que la había perdido, el pensar que ese día que lo vio tan mal podría haber sido el último día que hablara con él, que siquiera lo viera y tocara. Era doloroso, era una extraña y tan dolorosa sensación que sentía morir.

Palabras tan simples como un "te quiero" jamás escaparon de sus labios, quizás debió ser un poco más sincero con él y enfrentarse a ello como un verdadero hombre, no escapando de la verdad como un cobarde.

Sí, era un cobarde y vaya situación en la que se encontraba para lograr que abriera los ojos ¿Por qué siempre tenía que ser demasiado tarde para todo? ¿Por qué no tuvo las suficientes "bolas" para decirle lo que sentía? Quizás por temor a ser rechazado y dejado de lado aunque eso no hubiera sido una gran diferencia de cómo había cambiado su relación en ese tiempo distantes.

–Disculpen...– una voz gruesa logró sacarlo de su ensimismo mientras levantaba su mirada hacia el doctor que se encargaba del cuidado de su hermano. Se puso de pie esperando una muy mala noticia pues la cara que traía daba mucho por pensar. Sintió una punzada en el pecho y ese mal presentimiento que tenía se cumplió, y lo confirmó tras escuchar las siguientes palabras del médico encargado de su hermano Ichimatsu.

–Sé que no es el momento ni el lugar para decir esto pero necesito que los padres tomen una decisión.

El cuerpo de todos los Matsu se heló, sabían perfectamente a qué se referían pero fingieron tener conocimiento alguno sobre el tema por lo que el padre preguntó.

–¿Qué quiere decir con eso, Doctor?

El médico tomó un poco de aire y finalmente lo dejó salir.

–Su hijo ha empeorado, no hay mejoría alguna y la verdad es que lo estamos perdiendo. Lleva ya varios días en coma y...

–No siga... – Karamatsu apretó con fuerza sus puños.

–Karamatsu deja que siga.

–Que siga dices... ¡Quiere que firmes la autorización para desconectarlo! ¡¿Qué no entiendes?! ¡No! ¡No permitiré...!

–¡Karamatsu! ¡Siéntate! – el tono de voz de la madre sonó tan fuerte y demandante que hizo temblar a toda la familia, interrumpiendo abruptamente las palabras del segundo hijo, bastó con eso para que Karamatsu se sentara y bajara la mirada hacia el suelo. No, no quería. ¡Se negaba! Pero algo había razón en ello, sólo sus padres tendrían el permiso de proseguir con ello.

No quiero estar solo. (KaraIchi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora