Todos esperan por ti, todos apuestan por ti, todos "te apoyan".
¿En serio?
Si, pero solo son como la audiencia frente a la pantalla de cine, te miran, se ríen, te critican, son crueles y fríos cuando te mueves y miras; nadie de verdad se te acerca cuando te tropiezas, estás dentro de la pantalla y ellos en las butacas, viendo.
¿Por qué?
Porque es más fácil mirar, que dar la mano; es más fácil hablar por detrás, que acercarse y ayudar; es más fácil golpear y herir, que sentarse y escuchar; es más fácil callar, que gritar; es más fácil no meterse y "cuidarse la espalda" a meterte y luchar junto a quien te necesita; es más fácil sentarse inmerso en apatía, que levantarse y moverte por las distintas vías; es más fácil que te mande a callar, a que alces la voz para hacerte escuchar; es más fácil que ellos se llenen la boca de "te apoyaré siempre" pero cuando caigas sean los primeros en, en lugar de ayudarte, criticarte o decir "yo haría esto...", "solo debes...", "deberías de..."
Siempre será más sencillo y cómodo mirar todo desde tu lugar pero te costará ponerte en los zapatos de los demás, respirar como ellos, sentir como ellos, mirar como ellos, percibir como ellos y amar u odiar como ellos. Cuando te dicen "no estas solo" mienten, si lo estás, tú eres quien enfrenta el mundo todos los días, nadie está por nadie, nadie gira a ver si estás bien y si lo hacen simularan no haberlo hecho.
Pocos son capaces de levantarse, salir e ir a ayudar al otro.
No es cuestión de pedir ayuda sino que se den cuenta de que la necesitas.
Somos egoístas, queremos que todos velen por nosotros pero no queremos velar por nadie.
Cuando velamos por los demás corremos con la mala suerte de vernos solos, mirar a los lados y ver cuatro paredes abrazandote, ver a tu alrededor y encontrarte en el medio de una multitud pero que a pesar de eso te vales por ti mismo. Cuando necesitamos ayuda no la pedimos porque no queremos molestar a quienes se ocupan de velar por sí mismos, no queremos inmiscuir a los demás en nuestras perspectivas, puesto que, si ellos no se atreven por ellos mismos, es decir, no se atreven a girar a verte o a dar un paso frente a ti e ir a ayudarte, nadie lo hará.
No es "pedir ayuda" nada más, es estar a la espera de un igual que te acompañé, que juntos se enfrenten, que juntos se mezclen, que juntos se velen; la verdadera ayuda viene sola y viene porque hay alguien que fue capaz de separarse de sí mismo para protegerte y/o consolarte.
No espero nada de nadie, estoy más que acostumbrada de lidiar sola con mis demonios, no pido ayuda porque a mis queridos no les hace falta pedirla cuando ya estoy ofreciendo una mano. He tenido la mala maña de poner a todos antes que a mí y no me quejo, solo me asombra la capacidad que tiene la gente de mirar por huequito chiquitito los problemas, las dificultades, las crisis, las guerras, el odio, la tristeza, la soledad, el sufrimiento de todos pero ser incapaces de acercarse y ofrecer la mano, ¡Qué fácil hacerse la vista gorda! ¡Qué fácil criticar! ¡Qué fácil!.
Quisiera, por vez primera, ver como alguien sostiene la mano de otra personas antes de que esta grite después de caer en el hoyo.