— ¡Mamá!—. Grité sin poder soltarme de los dos policías que me metían dentro de un carro de color negro.
— Relájate, niño. Si vieras lo que veo a diario en mi trabajo...—. Me dijo uno de los policías.
Tenía un aspecto desagradable, barba gris y blanca, a penas creciendo. Ojeras grandes y púrpuras y unos ojos color verde que parecían que se le saldrían en cualquier momento.
Miré mis zapatos rojos y una lágrima cayó en mis labios dejando un sabor salado.
— ¡Mamá! —. Grité con más fuerza.
— Bebé... —. La escuché susurrar.
Me levanté con la respiración agitada y veía pura oscuridad, mi hermano menor corrió a mi habitación y prendió la luz.
— Zak... —. Dijo un poco asustado.
— Es ese sueño de nuevo —. Dije con miedo.
Sentí las gotas de sudor recorrer mi cuerpo y me paré a abrir la ventana. Mire las luces de la ciudad y le pedí con un gesto a mi hermano que apagara la luz.
— Un día parará. Un día —. Me consoló Larsson.
Yo solo asentí y pedí a Dios que tuviera razón.
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Un grito callado
Teen FictionUna historia de amor llena de secretos, donde nadie se escapa de la verdad. Una relación que es más que palabras lindas, caricias y besos.