Capítulo 2

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Zak...

La clase terminó. Por fin, la última clase del día, me levanté de mi escritorio y me colgué la mochila.

— Larsson, ey, ya vámonos.—Llamé a mi hermano.

Salí del salón para no estorbar y algo chocó con mi pecho, bajé la mirada y me encontré con la mocosa de Avrin North.

— Hola, Zak.—Me saludó.

— ¿No deberías de estar en clase?—Le pregunté ignorando su saludo.

— Me suspendieron.—Dijo como si nada mientras masticaba un chicle.

Le pegué en la espalda haciendo que escupiera su chicle.

— ¡¿Qué te pasa?!—Me gritó.

— Masticas el chicle como vaca.—Confesé.

— Fick...—Susurró.

— ¿Qué significa eso? Es más, ¿por qué te hablo?—Empecé a avanzar hacia la puerta de salida tranquilamente y escuche como la mocosa me seguía.

— Para tu información, es "carajo" es alemán, y segundo, soy una persona muy agradable no entiendo por qué no te caigo bien.—Dijo caminando tratando de parecer de mi estatura.

Frené de repente volteando a ver a Avrin haciendo que se estampara contra mi abdomen por segunda vez en el día.

— Deja de hacer eso...—Balbuceó.

— Te crees tan popular y buena onda.—Reí.- Dios mío... Ya deja de hablarme, enserio, no quiero saber nada de ti, entiéndelo de una vez.

— Es una lástima que no me quieras ver.—Sonrió maliciosamente.— Estaba considerando en que Larsson fuera mi tutor personal, y eso incluiría el verme todas las tardes.

De repente Larsson salió del salón y saludó a Avrin.

—Avrin, ¿ya estás lista?—Preguntó mi hermano. La mocosa asintió y me miró de reojo.

— Los alcanzo en un rato, tengo que ir a despedirme de Cameron.—Dijo esta mocosa.

— ¿Quién es Cameron?—Preguntó Larsson algo nervioso.

— Mi novio.—Sonrió Avrin y se alejó de ahí sacando un chicle de su bolsillo.

Mi hermano y yo caminábamos lado a lado hacia el estacionamiento y lo frené con una mano en su hombro.

— ¿Cuándo planeabas decirme que la mocosa mayor iría a nuestra casa a estudiar?—Vi como tragó saliva lentamente y se meneaba de frente hacia atrás con las manos en los bolsillos.

— Perdón por no haberte avisado antes, no lo pensé bien, me quede hipnotizado...—Sonrió tontamente.

— Que sea la última vez, y recuerda, la chica tiene novio.—Le recordé y este solo asintió torpemente.

Avrin...

No entiendo como logre tener una conversación con Zak sin desmayarme en medio del pasillo, claro, si a eso se le puede llamar una conversación.

Sentía mi corazón palpitar como cuando vas a presentarte enfrente de toda la escuela, sinceramente el hablar con él me pone más nerviosa que eso.

— ¡Cam!—Grité entrando a los baños de los hombres.— Hola, Freddie, ¿has visto a Cam?

— Se está cambiando.—Contestó uno de los amigos de mi novio mientras se ponía su pantalón.

— Dame un trago.—Dije arrebatandole la bebida a Freddie, le di un grande trago.

— Ahora compartes babas con mi novia, ¿no?—Dijo Cam con una sonrisa saliendo de la ducha con su mochila colgando del hombro.

— ¡Cam! Hola, me venía a despedir, voy a ir a casa de un compañero para que me explique unas cosas...—Le expliqué.

— Nada de besos.—Dijo serio.

— ¿Ni a ti?—Dije acercandome a él.

— ¡Sólo a mí! Ya sabes que soy muy celoso.—Lo besé y asentí.

— ¡Hasta luego caballeros!—Grité saliendo de ahí y escuché muchas voces masculinas despidiendose de mí.

Caminé despacio por los pasillos ahora vacíos de mi escuela, daba vueltas a las llaves de mi carro con mi dedos índice mientras masticaba un chicle.

Me detuve en seco al darme cuenta que no sabía dónde vivía Larsson, saqué mi celular y busqué a Larsson en mis contactos.

Marqué el número que una amiga me había dado, espere a que contestara.

¿Bueno? ¿Quién habla?—Sonreí al escuchar la voz de Larsson.

He estado investigandote últimamente, ocupo saber tu dirección para completar mi investigación.—Dije con una voz grave.

Ah mire, claro.—Dijo siguiendome el juego. Me pasó la dirección de su casa y podía escuchar que se encontraba feliz, acto que me dio ternura.

Te veo en un rato, Larsson—Reí.

Hasta luego, Avrin—Contestó.

Colgué el teléfono y me metí a mi carro. Conduje a mi casa y vi que el carro de mi madre estaba estacionado en frente.

— Maldición...

Caminé nerviosa a mi casa y abrí la puerta despacio, prácticamente corrí a mi habitación y escuché unos muebles moverse en el primer piso.

— ¡AVRIN! ¿Dónde estás, cariño?—Escuché a mi madre decir mientras arrastraba las palabras.

Mi corazón empezó a latir fuertemente mientras escuchaba pasos en las escaleras.

Tomé un cambio de ropa, mi desodorante, mi portafolio y salí por la ventana.

Cuando bajé por la enredadera corrí a mi carro, abrí la puerta del conductor y aventé mis cosas al asiento del copiloto.

Suspiré una vez que prendí el carro y comencé a conducir lejos de ahí, ya había considerado varias veces el mudarme de mi casa a un departamento sola, pero aún no cumplía los dieciocho y era ilegal, así que sólo tenía que esperarme unos meses para poder librarme.

Llegué después de manejar un rato a la casa de Larsson, bueno, vivía en un edificio de departamentos.

Subí al 6to. piso y toqué la puerta del número 367. Esperé un momento y pude escuchar susurros del otro lado de la puerta, acomodé mi bolso y abrieron la puerta frente a mí.

— Tú.—Dijo y me azotó la puerta en la cara.

— ¡Eres bien culero, Zak!—Le grité, y esta vez me abrió Larsson.

— Perdona a mi hermano, no le caes muy bien que digamos.—Dijo nervioso rascándose la nuca.

— Me he dado cuenta, no te preocupes.—Reí sin ganas.

Larsson me guió al, me imagino, comedor y nos pusimos a estudiar como unas cuatro horas.

— Ya me debería ir...—Dije y después bostecé.

— Sí, sí, sí, claro, te acompaño.—Dijo Larsson parandose de inmediato.

— Eres muy tierno, Lars, ¿se vale decir Lars?—Sonreí.

— No hay problema.—Me sonrió.

Me despedí con una mano y bajé en el elevador, cuando llegué a mi carro manejé hasta llegar a casa de mi tía.

Bajé del carro y toqué fuertemente, mi tía soltera Jamie abrió la puerta y me vio con tristeza.

— Ya caramba, es normal...—Dije tratando de quitarle importancia.

Me abrasó y solté un par de lágrimas, mi primita pequeña salió corriendo en cuanto me vio y saltó a mis brazos.

— Cada vez pesas más, Karlita.—Reí.

Mi primita tomó mi mano y me pidió que jugara con ella, la acompañe a su cuarto, ambas jugamos unas horas y finalmente la pequeña Karlita quedó rendida, después de eso, me fui a dormir en la habitación de huéspedes.

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⏰ Última actualización: Apr 10, 2018 ⏰

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Un grito calladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora