Zak...
La clase terminó. Por fin, la última clase del día, me levanté de mi escritorio y me colgué la mochila.
— Larsson, ey, ya vámonos.—Llamé a mi hermano.
Salí del salón para no estorbar y algo chocó con mi pecho, bajé la mirada y me encontré con la mocosa de Avrin North.
— Hola, Zak.—Me saludó.
— ¿No deberías de estar en clase?—Le pregunté ignorando su saludo.
— Me suspendieron.—Dijo como si nada mientras masticaba un chicle.
Le pegué en la espalda haciendo que escupiera su chicle.
— ¡¿Qué te pasa?!—Me gritó.
— Masticas el chicle como vaca.—Confesé.
— Fick...—Susurró.
— ¿Qué significa eso? Es más, ¿por qué te hablo?—Empecé a avanzar hacia la puerta de salida tranquilamente y escuche como la mocosa me seguía.
— Para tu información, es "carajo" es alemán, y segundo, soy una persona muy agradable no entiendo por qué no te caigo bien.—Dijo caminando tratando de parecer de mi estatura.
Frené de repente volteando a ver a Avrin haciendo que se estampara contra mi abdomen por segunda vez en el día.
— Deja de hacer eso...—Balbuceó.
— Te crees tan popular y buena onda.—Reí.- Dios mío... Ya deja de hablarme, enserio, no quiero saber nada de ti, entiéndelo de una vez.
— Es una lástima que no me quieras ver.—Sonrió maliciosamente.— Estaba considerando en que Larsson fuera mi tutor personal, y eso incluiría el verme todas las tardes.
De repente Larsson salió del salón y saludó a Avrin.
—Avrin, ¿ya estás lista?—Preguntó mi hermano. La mocosa asintió y me miró de reojo.
— Los alcanzo en un rato, tengo que ir a despedirme de Cameron.—Dijo esta mocosa.
— ¿Quién es Cameron?—Preguntó Larsson algo nervioso.
— Mi novio.—Sonrió Avrin y se alejó de ahí sacando un chicle de su bolsillo.
Mi hermano y yo caminábamos lado a lado hacia el estacionamiento y lo frené con una mano en su hombro.
— ¿Cuándo planeabas decirme que la mocosa mayor iría a nuestra casa a estudiar?—Vi como tragó saliva lentamente y se meneaba de frente hacia atrás con las manos en los bolsillos.
— Perdón por no haberte avisado antes, no lo pensé bien, me quede hipnotizado...—Sonrió tontamente.
— Que sea la última vez, y recuerda, la chica tiene novio.—Le recordé y este solo asintió torpemente.
Avrin...
No entiendo como logre tener una conversación con Zak sin desmayarme en medio del pasillo, claro, si a eso se le puede llamar una conversación.
Sentía mi corazón palpitar como cuando vas a presentarte enfrente de toda la escuela, sinceramente el hablar con él me pone más nerviosa que eso.
— ¡Cam!—Grité entrando a los baños de los hombres.— Hola, Freddie, ¿has visto a Cam?
— Se está cambiando.—Contestó uno de los amigos de mi novio mientras se ponía su pantalón.
— Dame un trago.—Dije arrebatandole la bebida a Freddie, le di un grande trago.
— Ahora compartes babas con mi novia, ¿no?—Dijo Cam con una sonrisa saliendo de la ducha con su mochila colgando del hombro.
— ¡Cam! Hola, me venía a despedir, voy a ir a casa de un compañero para que me explique unas cosas...—Le expliqué.
— Nada de besos.—Dijo serio.
— ¿Ni a ti?—Dije acercandome a él.
— ¡Sólo a mí! Ya sabes que soy muy celoso.—Lo besé y asentí.
— ¡Hasta luego caballeros!—Grité saliendo de ahí y escuché muchas voces masculinas despidiendose de mí.
Caminé despacio por los pasillos ahora vacíos de mi escuela, daba vueltas a las llaves de mi carro con mi dedos índice mientras masticaba un chicle.
Me detuve en seco al darme cuenta que no sabía dónde vivía Larsson, saqué mi celular y busqué a Larsson en mis contactos.
Marqué el número que una amiga me había dado, espere a que contestara.
— ¿Bueno? ¿Quién habla?—Sonreí al escuchar la voz de Larsson.
— He estado investigandote últimamente, ocupo saber tu dirección para completar mi investigación.—Dije con una voz grave.
— Ah mire, claro.—Dijo siguiendome el juego. Me pasó la dirección de su casa y podía escuchar que se encontraba feliz, acto que me dio ternura.
— Te veo en un rato, Larsson—Reí.
— Hasta luego, Avrin—Contestó.
Colgué el teléfono y me metí a mi carro. Conduje a mi casa y vi que el carro de mi madre estaba estacionado en frente.
— Maldición...
Caminé nerviosa a mi casa y abrí la puerta despacio, prácticamente corrí a mi habitación y escuché unos muebles moverse en el primer piso.
— ¡AVRIN! ¿Dónde estás, cariño?—Escuché a mi madre decir mientras arrastraba las palabras.
Mi corazón empezó a latir fuertemente mientras escuchaba pasos en las escaleras.
Tomé un cambio de ropa, mi desodorante, mi portafolio y salí por la ventana.
Cuando bajé por la enredadera corrí a mi carro, abrí la puerta del conductor y aventé mis cosas al asiento del copiloto.
Suspiré una vez que prendí el carro y comencé a conducir lejos de ahí, ya había considerado varias veces el mudarme de mi casa a un departamento sola, pero aún no cumplía los dieciocho y era ilegal, así que sólo tenía que esperarme unos meses para poder librarme.
Llegué después de manejar un rato a la casa de Larsson, bueno, vivía en un edificio de departamentos.
Subí al 6to. piso y toqué la puerta del número 367. Esperé un momento y pude escuchar susurros del otro lado de la puerta, acomodé mi bolso y abrieron la puerta frente a mí.
— Tú.—Dijo y me azotó la puerta en la cara.
— ¡Eres bien culero, Zak!—Le grité, y esta vez me abrió Larsson.
— Perdona a mi hermano, no le caes muy bien que digamos.—Dijo nervioso rascándose la nuca.
— Me he dado cuenta, no te preocupes.—Reí sin ganas.
Larsson me guió al, me imagino, comedor y nos pusimos a estudiar como unas cuatro horas.
— Ya me debería ir...—Dije y después bostecé.
— Sí, sí, sí, claro, te acompaño.—Dijo Larsson parandose de inmediato.
— Eres muy tierno, Lars, ¿se vale decir Lars?—Sonreí.
— No hay problema.—Me sonrió.
Me despedí con una mano y bajé en el elevador, cuando llegué a mi carro manejé hasta llegar a casa de mi tía.
Bajé del carro y toqué fuertemente, mi tía soltera Jamie abrió la puerta y me vio con tristeza.
— Ya caramba, es normal...—Dije tratando de quitarle importancia.
Me abrasó y solté un par de lágrimas, mi primita pequeña salió corriendo en cuanto me vio y saltó a mis brazos.
— Cada vez pesas más, Karlita.—Reí.
Mi primita tomó mi mano y me pidió que jugara con ella, la acompañe a su cuarto, ambas jugamos unas horas y finalmente la pequeña Karlita quedó rendida, después de eso, me fui a dormir en la habitación de huéspedes.
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Un grito callado
Teen FictionUna historia de amor llena de secretos, donde nadie se escapa de la verdad. Una relación que es más que palabras lindas, caricias y besos.