Capítulo 10: "El pequeño pajarito azul"

274 15 6
                                    

Ren Jinguji que se quedó sin madre y sin padre no esperaba encontrar en ese momento a ninguno de los dos, salvo a su preciada madre. Podría decirse que era feliz, o al menos feliz al lado de otros desgraciados a los que la vida no les había sonreído de la misma manera. A pesar de que este lo padeció. Cada día en la Agencia Saotome era un día divertido a su parecer. Los chicos hacían todo más divertido, hasta llegar a levantarle el animo.

Las únicas personas preciadas además de sus amigos eran su madre y Masato -aunque nunca demostraron llevarse bien-, éste le tenia un gran aprecio a su amigo. Tienen familias un tanto parecidas, Masato es el heredero de una de las compañías multinacionalistas de sus padre y Ren es el hijo menor de la otra y ambos por excelencia no quieren estar en ese puesto ¿Razón? La música.  Bueno Ren, fue obligado a tocar para promocionar a la familia Jinguji.

Se conocían desde hace tiempo, sus padres y familias eran rivales pero siempre tuvo relación con Masato y Mai, su hermana al nacer no mucho tiempo después de conocer al peliazaul, pero eso no permitió que la amistad decaiga. Luego de unos años esa rivalidad fue tomando más forma y enemistad -a pesar de que al conocerse las familias sus objetivos eran cooperar en ambas empresas para sacar provecho mutuo-.

A Ren le gustaba el saxofón, a Masato el piano. A Masato le costó lo suyo ingresar a la academia luego de la muerte de su abuelo y el "trono" hereditario. A Ren nada menos, pero igual fue arduo, logró convencer a su hermano de que luego seguiría siendo ídolo, tomando Seiichiro el "trono" -valgame la redundancia- de la familia. Ren rara vez visitaba a su familia, mientras que por el lado de Masato lo hacía cada tanto para visitar a su hermana que esperaba ansiosa su llegada enviando centenares de cartas a la Agencia, siendo una de las personas que más recibía correspondencia. La gente lo felicitaba pensando que eran admiradoras, -y si podía decir admiradoras, su hermana lo era-. A veces tenían sus peleas, por no decir siempre, gracias a sus tan chocantes personalidades.

Al entrar en la academia Saotome, lo que menos esperaban era encontrarse los dos en ese lugar, aunque sus recibidas no fueron tan cálidas por ambas partes. Pasando el tiempo lograron convivir un poco más -un poco, tampoco nos excedamos-. Tenían que convivir con esas personalidades tan distintas una de la otra.

Actualmente, no son ni pareja ni amigos, están en un punto medio por parte de Masato, el que se pasa dando consejos pero no sabe aplicarlos en su vida. Es muy callado y reservado y siempre guarda todos sus sentimientos para él mismo. Logrando que cada vez estos fueran más fuertes y más repentinos.

Ren por su parte es un poco más abierto. Es un Donjuán completo, le gusta coquetear con las chicas y con la compositora, Haruka, pero... no creía que fuera por estar enamorada ni de ella ni de las demás, lo hacía como pasatiempo, no lastimandolas, pero era su manera de llamar la atención y confundir sus sentimientos. Quizás era que nunca se sintió feliz desde su corazón.

—¿Ves? Muy distintas...

Tokiya dio un largo suspiro, de resignación no hacia el peliazul, al Donjuán que siempre escuchaba por los pasillos y de la boca de Masato.

—¿No estaban en una relación o... salían? 

Masato enrojeció sus mejillas —N-no es que salgamos, pero...

—¿Pero?

—¡No me presiones, Ichinose! —Masato estaba entre la duda y las ansias de saber que diablos eran ellos dos. Ni él lo sabia y pretendía decírselo a su amigo. Se volvió a recargar en la pared al lado de Tokiya que estaba en la misma posición. Por suerte el pasillo estaba desierto.

—No te presiono, Masato —Se cruzó de brazos mirando la ventana que tenían enfrente, Masato lo imitó. Escrutó un poco con la mirada, todo muy tranquilo. Los únicos que se podían ver eran Natsuki, Syo y Haruka que estaban bajo un árbol recargados y se le acercaban Kaoru y Ai. Luego nadie más conocido.

Príncipes del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora