Capitulo 2

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Capítulo 2

― Ser buenos sabuesos requiere practica. ― Prosiguió.

― También el s.e.x.o. ―Vino otro comentario del fondo de la sala. Todos ahogamos la risa mientras el Entrenador apuntaba al ofensor con un dedo acusatorio.

― Eso no va a ser parte de los deberes de hoy. ―El entrenador me devolvió su atención―. ______ , has estado sentada al lado de Vee desde el comienzo del curso.

― Asentí, pero tenía un mal presentimiento de adonde nos estaba llevando esto.

― Ambas estáis juntas en el eZine del instituto.

― Una vez más, asentí―. Me apuesto a que sabéis bastante la una de la otra.

Vee me dio una patada por debajo de nuestra mesa. Sabía lo que estaba pensando. Que él no tenía ni idea de hasta qué punto sabíamos cosas la una de la otra.

Y no me refiero solo a los secretos que enterramos en nuestros diarios. Vee es mi no-gemela. Tiene ojos verdes, es pelirroja, y esta unos kilos por encima de “con curvas”.

Yo soy una morena de ojos gris humo con montones de pelo ondulado que se mantiene en sus trece incluso con la mejor plancha. Y soy todo piernas, como el taburete de un bar.

Pero si hay un hilo invisible que nos une; las dos juramos que el vínculo empezó mucho antes del nacimiento. Las dos juramos que continuara en su sitio durante el resto de nuestras vidas.

El Entrenador alzo la vista a la clase.

― De hecho, apuesto a que cada uno de vosotros conoce lo bastante bien a la persona al lado de la cual se sienta. Escogisteis los asientos que escogisteis por una razón, ¿verdad? Familiaridad. Que mal que los mejores sabuesos eviten la familiaridad. Anula el instinto investigador. Que es la razón por la que hoy vamos a crear una nueva asignación de asientos.

Abrí la boca para protestar, pero Vee se me adelanto.

― ¿Qué demonios? Es abril. Es decir, es casi fin de curso. No puede sacar este tipo de cosas ahora.

El Entrenador mostro un atisbo de sonrisa.

― Puedo sacar este tipo de cosas hasta el último día del semestre. Y si suspendéis mi clase, estaréis de vuelta aquí el año que viene, donde estaré sacando este tipo de cosas otra vez.

Vee lo fulmino con la mirada. Es famosa por esa mirada. Es una expresión que lo hace todo salvo sisear audiblemente. Aparentemente inmune a, él Entrenador se trajo el silbato a los labios, y captamos la idea.

― Cada compañero sentado en el lado izquierdo de la mesa... es decir, vuestra izquierda... que se mueva un asiento hacia adelante. Esos en la fila de adelante... si, incluida tu, Vee... id al fondo.

Vee metió su libreta dentro de la mochila y cerro la cremallera. Yo me mordí el labio y le dedique un breve adiós con la mano. Después me volví levemente, revisando la sala detrás de mí. Sabia los nombres de todos mis compañeros... excepto de uno.

El transferido. El Entrenador nunca lo llamaba en clase, y el parecía preferirlo así. Estaba sentado apoltronado una mesa detrás, los fríos ojos negros mirando siempre hacia delante. Justo como siempre.

Ni por un momento me creí que simplemente se sentara ahí, día tras día, mirando al vacio. Estaba pensando en algo, pero el instinto me decía que probablemente no quería saber en qué.

Dejo su libro de biología sobre la mesa y se deslizo en la antigua silla de Vee.

Sonreí 

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El novela es una adaptación del libro Huch Huch.

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