MI BEBE

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Apenas me di cuenta que de lo habían llevado, me vestí rauda y veloz mente para ir tras ese maldito.
Corrí, empuje la puerta de entrada y salí, lo único que divisé fue nieve, nieve que caia muy fuerte. Sólo tenía un hilo de esperanza: caminar por la nieve hasta encontrarlo, si es que lo habían dejado botado.
Llevaba 5 minutos caminando cuando vi un bulto en la nieve, se movía pero no faltaba mucho para que se dejará de mover, así que corrí, hasta ese pequeño bulto que poco a poco dejaba de moverse; era santi, estaba pálido casi ni respiraba, lo tome en brazos, lo sentía frío y sin casi vida. Lo agarre bien y lo lleve al hospital más cercano que había.
Cuando llegué pedí ayuda, alguien me dijo que lo pusiera en una camilla mientras miraban que le pasaba yo solo rogaba que estuviera bien. Les contaba a los doctores lo que le había ocurrido y en el estado en que lo había encontrado.
Alguien entro en la sala de espera gritando mi nombre, no sabía quién era, yo solo miraba hacia abajo con lágrimas en mis ojos. Alguien se acerco corriendo hacia mi y se arrodilló delante de mi
- Luisa, luisa, luisa reacciona que sucedió- yo aún no
reaccionaba- luisa por favor reacciona, que sucedió-  desperté de el trance, alce la cabeza y la mire mientras una lágrima se me resbalaba por la mejilla y dije por fin
- puede que este en coma
- ¿como que puede que esté en coma paty, que sucedió?
Se me aguaron los ojos de nuevo, y me costaba responderle, pero lo hice.
- el estaba pálido, casi sin aliento, casi sin vida, se le podía notar el esfuerzo que hacia para respirar.
Bajé la cabeza otra vez, entrando en el trance de antes no sabía que hacer hasta que un sonido de llanto me hizo pararme de mi asiento y correr hacia aquel lugar desconocido de donde provenía aquel llanto.
Alguien me gritaba por detrás, no escuchaba, empujaba a la gente sin importar como quedara, sólo me importaba aquel llanto, aquel sonido agudo escondido en alguna parte, en algún lado de este dichoso hospital, de repente el sonido se detuvo, ya no lo escuchaba, era como un sordo. Sentí unos brazos al rededor mío que al instante me colocaron mi cabeza en sus hombros, yo cerré los ojos y solloce hasta que no pude más, una de las manos de la persona que me sostenía me sobaba la espalda, como calmando me y consolandome, diciéndome que todo estaba bien, que todo se iba a solucionar

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