por siempre amigos...recuerdas?

capitulo 4:

Mañana es el funeral de Adam, y luego tendría que ir a ver a mi psiquiatras, toda las noches he llorado más que nunca pero ¿Cómo te sin tirias si pasaras esto?, le deje una rosa blanca junto a su fotografía, me dirijo en el auto hacia mi psiquiatra no dije ninguna palabra en el camino y mis padres tampoco, entro y me siento en el mismo sofá de siempre y ni siquiera la saludo, ni una palabra

-¿sabes que es lo malo de las despedidas?, que ocurren en el momento más inesperado,... un día dices adiós y no te das cuenta de que es el ultimo

-desde que era pequeña, siempre he sabido esto: a cada uno de nosotros, la vida nos lastima. No podemos escapar de ese daño. Pero ahora, también estoy aprendiendo esto: podemos ser remediados. Nos sanamos entre nosotros.

- no quiero que te pase nada Olivia, necesito que me digas cómo te sientes

-como me siento, ¡cómo me siento, El hombre que amo y a la vez mi mejor amigo está muerto! Como cree que me siento

Tomo mi bolso y me voy ciento que grita mi nombre y mis padres me obligan a hablar con ella, me opongo y ella se pone a hablar con mis padres, me dejan esperando en la banca afuera de la oficina. Salen y me piden que necesite que hable con teresa.

Me siento nuevamente en el maldito sofá

-¿Cómo te sientes Olivia?

-tengo ganas de...cerrar los ojos y que todo vuelva hacer como antes -digo con lágrimas en mis ojos.

-ambas sabemos que eso no puede ser posible.

Cuando llego a mi casa solo me recuesto y les pido a mis padres que no me molesten, empiezo a golpear las paredes y empiezo a gritar, necesitaba desahogarme y empiezo a votar todo, golpean mi puerta y la abre mi padre me abraza cuando estoy sentada en el piso, todo está botado en el piso, me costara ordenar todo esto.

Mi madre dice que hable con la señorita teresa, y lo hago para que me sienta mejor y mi madre igual.

-¿Cómo te sientes Olivia? -la misma estúpida pregunta de siempre.

-sola, estúpida, inútil, gorda, deprimida, fea, odiada. No soy suficiente.

-odiada por quienes

-por lo que me aman

-si ellos te aman, porque deberían odiarte

-porque soy solo una chica estúpida que con lo único que se desahoga es con unos malditos cortes en sus mano -le digo llorando.

Me saco mi chaleco brutamente para mostrárselos, tengo como 3 cortes en cada muñeca, solo me mira con los ojos bien abiertos sorprendida

-Olivia sé que duele saber que no habrá nadie que podrá remplazarlo...lo extrañas y...te dan ganas de llorar, pero solo tienes que respirar hondo y contener las lágrimas para no percibir que te sientes

-pero no puedo...no...no puedo evitar llorar...este vacío me consume poco a poco y me temo del final -le digo con lágrimas en los ojos.

Intenta consolarme y lo logra, lamentablemente mañana tengo que ir al colegio y no estoy preparada a tanta atención; me siento al final, aislada, una chica intenta alegrarme pero no puede así que me aparto, no armarse, y eso se hace consecutivo en mí, mañana tendría que ir a ver nuevamente a la señorita teresa pero esto cada vez me cansa más, sus preguntas me frustran y me hacen sentir mal acordándome de Adam.

Me siento nuevamente en el maldito sofá...

-¿Cómo te sientes Olivia? -esa estúpida pregunta nuevamente, la miro de reojos sin contestar.

- la felicidad está en una lágrima de distancia -empiezo a hablar sin sentido.

-tu vida está mal Olivia...pero ve el lado positivo

-¡¿cuál?! La vida me ha arrancado lagrimas ha logrado borrar mi sonrisa, la vida me ha roto el corazón, la vida me ha robado una que otra ilusión y me ha quitado mis sueños

-¿Dónde quedo esa chica feliz y segura de sí misma?

-esta hundida en una depresión y quiere morir y la única salvación a muerto

Me retiro y me voy al parque y recuerdo todos esos recuerdos buenos que teníamos y lo único que hago aquí ahora es sentarme por horas, llorando unas lágrimas que nadie ve, me voy a mi casa y pesco mi cuchilla guardad bajo mi colchón, me hago un corte en cada muñeca, siempre lo hago cuando me siento sola, llevo 5 en cada maldita muñeca, mis lágrimas caían mezclados con la sangre que salía de mis muñecas.