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-¿Eres la nueva verdad?
Dijo mientras me miraba inquisitivamente. Era algo mayor que yo, de unos 16 años. Llevaba el pelo muy corto y una chaqueta militar. No pude evitar fijarme en su colgante,una chapa plateada con un número, el 100.
-¿Cuántos años tienes?-siguió diciendo sin esperar a que respondiese a su primera pregunta.
-14.
Murmuró algo pero tan sólo logre entender algunas palabras, algo de que cada vez eran más jóvenes,¿quiénes?

Siento no haberme presentado,soy Jackeline Rogers, soy muy directa, algo reservada y me dedico a robar en el centro comercial desde los siete años.
¿No te he causado buena impresión?, suele pasar.
Llevo viviendo en el orfanato de Brooklyn desde los 3 años y robar carteras se había convertido en un buen negocio.

Cuando la señora Hights-orgullosa directora del orfanato desde la invencion de la television (la cual estaba irónicamente prohibida en el orfanato)- descubrió mi pequeño escondrijo de objetos robados me puso de patitas en la calle.

Dos semanas después me enviaron una carta a través de mi vieja amiga del orfanato Shirley,me habían aceptado en una especie de internado militar.
El chico de chaqueta militar empezó a decir algo sobre las aptitudes educativas de la escuela, las actividades al aire libre... Lo decía de forma casi robótica,no era la primera vez que recibía a un nuevo.

-Puedes saltarte el rollo-dije esbozando una sonrisa-No se lo voy a decir al director.
Me miró fijamente como si le sorprendiese, ¿serían las mechas moradas o el hecho de que no me había cepillado los dientes?. Nunca lo sabremos.

No voy a tirarme tres páginas hablando de la decoración del lugar así que lo describiré en pocas palabras. Era un edificio enorme de cuatro plantas, en las dos superiores se encontraban los dormitorios y la sala de ocio(también conocida como biblioteca),las dos inferiores estaban llenas de aulas. No sabría deciros si era bonito pero sin duda imponía.

-Esta es tu habitación, nos vemos luego en la cafetería.
Dicho esto me sonrió y se fue escaleras abajo. Le seguí con la mirada hasta que vi que entraba en lo que seria la cafetería.
-Es normal,a todas las nuevas les pasa lo mismo con Ryan.

Me giré rápidamente sin poder evitar sonrojarme. La chica que había hablado era mi nueva compañera de habitacion.

Me agradó ver que no era una niña pija. Llevaba unos vaqueros descoloridos,unas deportivas y una camiseta blanca en la que habia escrito con rotulador negro "What are you lookin' at?"

Llevaba el pelo rubio recogido en una gruesa trenza que le caía por la espalda. Era realmente guapa,pero no parecía que le importase.

-Ryan es realmente encantador-dijo ella mirando hacia el infinito-pero hay que...traspasar sus barreras.

Antes de que pudiese preguntarle a que barreras se refería salió corriendo de la habitación. Un grito me vino del pasillo y la cabeza de mi compañera se asomó diciendo: "Soy Linda,Linda Bates".

Me senté en la cama,me sentía extrañamene agotada, cosa incomprensible, ya que acababa de tomar mi nutritivo desayuno a base de agua y gofres congelados.

Vi una nota que colgaba del corcho de la discreta habitacion: "orientación sala de conferencias G, 11:30"
Siete salas equivocadas después, tomé asiento en la sala de conferencias G de la que tanto había oído hablar. El resto de alumnos me sacarían 2 o 3 años.

Un hombre se plantó en medio de una especie de escenario. Alto,de mediana edad,musculoso,pelo rapado y una enorme cicatriz que cruzaba su cara de arriba a abajo. Sus palabras sonaron altas y claras:

"Nuevos reclutas-¿reclutas?-no voy a andarme con rodeos. Todos estáis aquí por una razón-¿por cuál?-Habéis sido elegidos expresamente por mí por vuestras aptitudes. El ejército os espera con los brazos abiertos cuando cumpláis los dieciocho,pero la llegada inminente de la guerra desconocida por los civiles nos ha obligado a entrenaros desde la adolescencia para estar preparados. Este es un nuevo proyecto secreto del Gobierno, no desvelareis a nadie nuestra existencia, o tendréis que afrontar las consecuencias. A lo largo de los próximos años entrenaréis y trabajaréis como nunca lo habéis hecho."
Después se puso a hablar de su experiencia en la guerra y no sé que más,cosa que dudo que os interese.

Mi cerebro parecía estar a punto de estallar. ¿Por que me habían elegido?, ¿De que guerra hablaban?, ¿Quien era ese hombre?
Salí de la sala lentamente, a la salida me entregaron un colgante con una placa como la de Ryan, el 213.

Había una pequeña terracita que daba al campo de entrenamiento.
Me apoyé en la barandilla, los gofres luchaban por salir de mi estómago.

-Les pasa a todos.
Ryan se apoyó junto a mí. Miraba a unos alumnos corriendo alrededor del campo.
-¿A ti te pasó lo mismo?
Noté como los músculos de su cara se tensaban.
-Mi historia fue...distinta.
-¿Tu historia?
Me miró a los ojos con una sonrisa. No pude evitar fijarme en sus ojos almendrados y su piel bronceada. Aparté la mirada rápidamente.
-Todos tenemos una historia-continuó diciendo él-huérfanos,accidentes,padres militares...-esto último lo dijo en un susurro,como si estuviese hablando consigo mismo-Bueno,cuéntame,¿cuál es tu historia?.

213Donde viven las historias. Descúbrelo ahora