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-¡Rogers! Haz el favor de levantarte.
-Me niego-dije todavía boca abajo en el suelo.

Aquello era de locos. Vale que era un internado militar,¿pero que era eso de meterme en un campo de obstáculos y no dejarme ir hasta que acabase?. Eso amigos míos es una tortura.

Lo de las tirolinas bien, los neumáticos bien, y lo de correr bien. Pero cuando me plantaron un muro de ladrillos delante con la intención de que lo saltase fue demasiado.

Mi primer intento fue fallido, opté por rodear el muro como cualquier persona inteligente, sin embargo mi profesor el señor...llamemosle X se opuso.

Mi segundo intento no resultó lo que esperaba. Tomé carrerilla e hice uno de mis famosos saltos hacia abajo (no pregunteis).

Tercer y último intento. Tomé carrerilla, salté como nunca he saltado.
-Ay!- mi cara se estampó contra el muro y caí al suelo.
Hacia 35 grados y la hierba seguía cubierta de rocío,proporcionandome una sensación de frescura y comodidad. Vamos que no me levanté.

-Rogers nunca he visto a ningún recluta como tu.
-¿Eso es bueno?
La vena de su cuello parecía a punto de estallar. Decidí que lo mejor sería permanecer tumbadita y en silencio hasta que se olvídese de mi existencia.

-¡Mira por donde andas!-grité enfadada. Una chica rubia acababa de pisarme la pierna y habia saltado a lo alto del muro. Una vez estuvo arriba miró hacia mi y me dedico una sonrisa arrogante.

Dos horas después toda mi clase salió del campo y se dirigió a la cafetería.
-Vete de aquí Rogers...Ya lo repetiras mañana.

Salí de allí corriendo con la cara todavía llena de hierba. En la cafetería me estaba esperando Linda.

-Por fin Rogers-dijo ella con una sonrisa burlona.
-¿Lo has visto verdad?-dije dándole un golpe en el brazo-¿ha sido muy penoso?
-Muchisimo-respondió con una estúpida sonrisa.

Una vez fuera de la fila fuimos a sentarnos en una mesa al fondo.
Me quedé mirando el plato de gachas recalentadas. Llevaba una semana comiendo allí y sólo había comido gachas. Tres minutos después me había tomado mi cuenco y el de Linda,no me juzgeis.

Miré a mi alrededor buscando a Ryan, no le había visto en toda la comida. Me escogí de hombros, no sería nada importante.

-Nos vemos luego Jack-odio ese apodo-tengo clase de historia-dijo Linda poniendo los ojos en blanco.

Salí a los pasillos pero no había nadie. ¿Cuando se había ido todo el mundo?. En ese momento sonó el timbre. Tenía clase de matemáticas. Esperaba que no me hiciesen saltar ningún muro.

- Otra vez no!-dije para mis adentros. En siete días de clases me habían castigado unas ocho veces. Fui corriendo como una loca por los pasillos,por suerte la puerta de clase estaba abierta.

La señora Williams daba la espalda a la clase mientras escribía algo en la pizarra. Camine sigilosamente hasta mi mesa. Cuando estaba a punto de saborear las mieles del éxito oí la voz de mi profesora,todavía de espaldas.
-Señorita Rogers al despacho del director.
¿Desde cuando tenía ojos en la espalda?.

Fui penosamente hacia el despacho que por desgracia conocía demasiado bien.

Ir al despacho del director de una escuela normal es malo,pero cuando ese director era un militar cabreado la cosa se ponía fea.

El señor Kruger (tardé todo el semestre en aprenderme su nombre) es el típico director que empieza hablando de la importancia de la puntualidad y acaba enseñandote fotos de la guerra de Vietnam,muy normal todo.

Cuando iba a abrir la puerta escuché al director hablar con otro alumno. Mi oreja se apoyó,accidentalmente, sobre la puerta y alcanze a oír algunas frases.

-No puedes obligarme.
-Sabes que puedo.
-Que seas el director no quiere decir que puedas controlar mi vida.
-Soy tu padre y puedo controlar lo que sea.

Al ver que empezaba a gritar decidí que lo más prudente sería apartarme de la puerta. En ese momento el alumno salió dando un portazo?
¿Ryan? ¿Su padre era el Mercenario? (Ese era su mote).

Paso a mi lado, me dedico una mirada furtiva y se fue de mi vista. Estaba algo shockeada, por suerte la dulce voz (Nótese el sarcasmo) de mi director me devolvió a la realidad.

-¿Rogers,otra vez por aqui?-dijo sin mostrar sorpresa alguna-Me temo que vas a pasar mucho tiempo limpiando las letrinas. Pero antes, deja que te enseñe las nuevas fotos de la segunda guerra mundial a color.

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213Donde viven las historias. Descúbrelo ahora